Si hay algo que no se le puede discutir al último 'Ratchet & Clank' es su soberbio apartado técnico. En su modo Performance RT, que permite 4K dinámicas, 60fps y ray-tracing, el juego es todo un espectáculo visual como casi literalmente no se ha visto en el hasta ahora parco catálogo de juegos de PS5. Solo algunos momentos especialmente brillantes de 'Spider-Man: Miles Morales' le hacen sombra desde ese punto de vista técnico.
No es un elemento despreciable. Los juegos no deben ser solo gráficos deslumbrantes y malabarismos técnicos, pero lo cierto es que la identidad de 'Ratchet & Clank' se apoya tradicionalmente en dos cuestiones: los frenéticos tiroteos a pecho descubierto (los orígenes de la saga se remontan a tiempos en los que no había coberturas ni se las esperaban) con armamento variado y ruidoso y la variedad de escenarios y ambientes. Y a ambas cosas les viene bien el lavado de cara de este nuevo 'Una dimensión aparte'.
Y aunque eso es más que suficiente para sostener unas cuantas horas de diversión desprejuiciada y sin más tonterías, e incluso en algunos momentos muy bien gestionada (es sensacional cómo la gente de Insomniac Games domina ciertos resortes narrativos: aquí el inevitable tutorial de inicio es toda una lección de inmersión en la historia y aprendizaje de reglas), 'Ratchet & Clank: Una dimensión aparte' se queda a medio camino si se le exige algo más. Y eso que tenía a mano las herramientas para conseguirlo.
Más allá de la parte técnica, 'Una dimensión aparte' sigue escrupulosamente las mecánicas y narrativas del resto de los juegos de la serie: escenarios lineales puntuados por pequeñas arenas de las que no se puede salir y que hay que limpiar de enemigos antes de continuar. Unos resortes que ya estaban en los primeros juegos de PS2, y que dos generaciones después, reciben como único impulso algo de ray-tracing.
Dimensiones escasas
El juego introduce la idea de los multiversos, muy en boga últimamente, en el lore de 'Ratchet & Clank', y presenta a un nuevo Lombax, Rivet, que es la contrapartida femenina de Ratchet en una dimensión futurista en la que Nefarius ha triunfado y se ha convertido en un dictador omnipotente. Es una buena idea, y sobre todo, promete más de lo que luego concede al jugador, ya que proporciona en los primeros compases una herramienta para atravesar portales que no se explota como merece.
Hay portales en las arenas de combate que permiten que nos traslademos de inmediato a través de ellas. Es una idea excelente que se podía haber explotado más: de hecho, en uno de los primeros jefes, que aparecía en un largo gameplay mostrado hace unas semanas, se salta de un escenario futurista a otro salvaje y con fauna. Es una idea interesante, pero apenas se explota en el juego: los portales quedan para dar algo de movilidad extra en algunas arenas, pero no suponen un aporte estratégico de importancia en los combates. Solo en algún nivel, como el de cristales, que se transforma por completo en un instante, hay ideas visuales, poderío técnico y propuestas mecánicas, pero más como sorpresa aislada que como idea firme.
No es tanto que 'Ratchet & Clank' no funcione como que prometía bastante más: los portales solo permiten pasar de un lado a otro durante los combates, y no pueden ubiucarse a elección del jugador. Hay cierta pereza en el diseño, en ese sentido, que se contagia a las armas: son divertidas y con efectos llamativos, como siempre en la serie, pero han sido diseñadas sin demasiada chispa y el juego es superable usando apenas un par de ellas (la pistola básica, las granadas y un arma más potente para distancias cortas).
Sería injusto decir que 'Una dimensión aparte' es un juego poco trabajado: técnicamente es soberbio, los cambios de personaje y ambientaciones son divertidos, y continuamente está proponiendo nuevas mecánicas (de botas antigravitatorias para Rivet, y nuevos movimientos en la serie, al control de Clank en pequeñas fases puzle que, no obstante, palidecen en comparación con propuestas recientes en ese mismo sentido como 'Inmortals Fenyx Rising'). Pero a estas alturas y para su debut en PS5 esperábamos un juego que diera un giro a la saga, y es solo un 'Ratchet' más: divertido, impecable, pulidísimo... y ya está.
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