La otra guerra entre EEUU y China está en los astilleros

Un sindicato de astilleros ha elevado una petición al presidente Biden para que estudie cómo China ha logrado auparse hasta el número uno mundial en fabricación de barcos

Actualmente hay muchísimos ojos puestos en lo que está ocurriendo en diferentes regiones del mundo. El Mar Rojo, Israel o Ucrania son zonas de conflicto, pero también tenemos la constante tensión entre Estados Unidos y China. Es una situación complicada en varios puntos del planeta, y a todo eso se suma la batalla entre las dos superpotencias por el control de los océanos, con una Estados Unidos preocupada por su capacidad para fabricar barcos frente a China.

Tanto es así que ya hay quien busca sanciones navales a China para igualar las cosas.

Guerra tecnológica, comercial y naval. Aunque el conflicto entre EEUU y China no es tan evidente como el que hay en otras zonas del planeta debido a que no es una guerra abierta, es evidente que los dos países están en un constante tira y afloja. Es algo que se plasma en el sector tecnológico, con Estados Unidos promoviendo sanciones para que China no pueda acceder a la maquinaria necesaria para construir chips de última generación, mientras que el gigante asiático juega sus cartas con las tierras raras para presionar a la industria occidental.

La actual guerra tecnológica y comercial están intrínsecamente ligadas, pero algo clave es el transporte de materiales, dispositivos y materias primas, una logística que se sigue haciendo, sobre todo, por mar. Ahí es donde Estados Unidos está viendo que no tiene potencia para competir contra China.

Importancia del comercio marítimo. Aunque los aviones de transporte son una importante vía de comercio, el grueso se sigue moviendo por agua. Hay una gran infraestructura comercial perfeccionada a través de siglos de historia que se compone de maquinaria, los propios buques de transporte con gran capacidad de carga y unas rutas muy bien establecidas. Es tan vital que conflictos como el del Mar Rojo ponen en jaque a la economía mundial.

Debido a los ataques (que durante diciembre supusieron 25 embarcaciones asaltadas y unas 360 obligadas a modificar su ruta), el coste de los transportes se incrementó en un 91% y se estima que, sólo en ese mes, el 20% de los contenedores mundiales fueron afectados. Un ejemplo fácil es el del petróleo, cuyos buques de transporte deben dar un largo rodeo para poder entregar el crudo a su destino en Europa. Y todo eso sin tener en cuenta que el comercio naval puede proporcionar pistas a países rivales, pero eso es algo que trataremos más adelante.

EEUU tiene un problema. Algo importante en todo esto es que la industria naval estadounidense está muy mermada. En 1975, los astilleros estadounidenses ocupaban el primer puesto, con más de 70 barcos comerciales al año. Actualmente, la cifra se ha reducido tanto que han caído al puesto 19. Están detrás de gigantes como Corea del Sur, pero también de Japón y otros más residuales como Italia, Francia, Vietnam, Rusia o Alemania. Es algo que viene de lejos.

China fabrica, y a gran escala. En ese periodo de caída en la producción estadounidense, China ha triplicado la suya. El año pasado, el gigante asiático fabricó 1.000 barcos. Estados Unidos sólo 10. Actualmente, China es el país que más barcos construye, siendo esta una situación que ha relegado a Estados Unidos a, simplemente, un árbitro en aguas internacionales tras la Segunda Guerra Mundial.

La petición 301. El problema no es tanto la producción, que también, sino las preocupaciones tanto comerciales como militares. Y con esto llegamos a la petición de los sindicatos siderúrgicos estadounidenses. El sindicato United Steelworkers ha mandado una petición (301) al presidente Joe Biden para que abra una investigación sobre las prácticas comerciales de China en el sector de la construcción y la logística naval.

Se trata de una petición junto a otros sindicatos para que se investigue cómo China ha logrado auparse hasta el primer puesto. De hecho, David McCall es el presidente del USW y comentó a Financial Times que "Estados Unidos fue una vez líder en la industria de la construcción naval comercial, pero durante las últimas dos décadas, el Partido Comunista Chino implementó una estrategia para dominar el espectro comercial a nivel mundial, realizando inversiones masivas en construcción naval y llevando a cabo prácticas comerciales predatorias".

Espionaje naval y militar. Pero que China haya pasado del 12% al 50% de la producción de buques comerciales por tonelaje no es sólo una preocupación económica, también también militar. La denuncia de los sindicatos apunta a que más del 90% de los suministros, equipo y combustible para fines militares se transporta por mar, obligando a Estados Unidos a contratar buques de otros países.

La petición 301 afirma que algunos de esos barcos son chinos y "el PCC conocería la ubicación y el destino de esos bienes", según otra fuente de Financial Times. Más allá de esto, algo que persiguen los sindicatos es la protección de la fuerza laboral estadounidense en una industria que está en auge en otros países y que en Norteamérica parece haber quedado congelada en el tiempo.

Elecciones a la vista. Apuntar al espionaje chino es una manera de llamar la atención tanto de la sociedad norteamericana como de las fuerzas políticas, pero lo cierto es que estamos en año de elecciones y esta petición 301 ha vuelto a plantar la semilla del proteccionismo. Tras la formalización de la misma, Bob Casey, senador demócrata, afirmó que China es "un régimen depredador" y que hay que tomar medidas para responsabilizar al presidente Xi Jinping por haber socavado la industria estadounidense durante años.

Además, en pleno año electoral, esta petición 301 es algo que el ejecutivo de Biden no puede rechazar puesto que Trump, el candidato republicano, lo usaría como arma arrojadiza.

Todos buscan potencia naval. Al final, esto trata de la capacidad de las naciones para construir barcos. Estados Unidos es una potencia que necesita estar entre los primeros puestos en la fabricación mundial por tonelaje en el segmento comercial, además de en el militar. Hablando de militar, es otro de los grandes conflictos, ya que China se está preparando para ser más potente en este terreno (sobre todo ante posibles conflictos contra Taiwán), países como India muestran su potencia marítima y otros como Canadá o india buscan reforzarse con submarinos.

Y todo es esto que se traduce en miles de millones en contratos, además de cientos de puestos de trabajo, algo que también está defendiendo el sindicato estadounidense.

Imagen | Bing Image Creator

En Xataka | La guerra tecnológica entre China y EEUU tiene ahora mismo un ganador claro. Y no es ninguno de los dos

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