Las empresas, para crecer, necesitan realizar una evaluación del rendimiento laboral. Esta les permite conocer qué aspectos se pueden mejorar, cómo gestionar las tareas de manera eficaz y qué decisiones tomar para alcanzar los objetivos.
El rendimiento laboral contribuye a identificar las competencias, habilidades, acciones y comportamientos de los empleados. Se trata de un mecanismo para saber realmente cuáles son sus potencialidades y cómo ayudarlos a conseguir la optimización en los campos en los cuales no se destacan tanto.
La intención es determinar su desempeño en las asignaciones que le fueron delegadas y si hay fallas también poder superarlas, ya que rendimiento laboral está directamente ligado a la producción de la empresa.
Un trabajador calificado ayudará a que los procesos se realicen de la manera más óptima posible. De allí que sea clave para las operaciones que las empresas adopten modelos para evaluar el rendimiento laboral. Uno de ellos es la eficiencia con la que el empleado desempeña sus funciones.
De esto podrá surgir la oportunidad de afinar ciertos conocimientos, invertir en formación y ofrecerle herramientas que, al final, servirán para incrementar la productividad y la calidad del trabajo que se hace.
Si hay un ambiente laboral ideal, las habilidades de los empleados incidirán en lo que se hace. De esta forma, la productividad se incrementará, la empresa mantendrá activos y optimizados sus procesos.
Proporcionar incentivos, un ambiente laboral agradable y la tecnología que se necesite para facilitar el desempeño del trabajador dentro de la compañía será siempre una de las mejores inversiones que se puede hacerse.
Pero no hay que perder de vista que la vida es un continuo viaje de subidas y bajadas y en el trabajo se manifiestan en forma de desmotivación y, por tanto, en menor productividad, escasa empatía y dificultades en la comunicación
Por eso es importante que las empresas tengan presente que la motivación es el motor que mueve a las personas en cualquier trabajo y que un empleado motivado rendirá más porque se siente mejor en su puesto y lo realiza con mayor eficacia.
También contribuye a que aumente su sensación de pertenencia a la compañía y al equipo, lo impulsa a generar con mayor facilidad nuevas ideas y a transmitirlas a sus superiores, y obtiene mayor crecimiento, reconocimiento personal y profesional.
Al final, todo ello redunda en un incremento en la productividad, mayor competitividad empresarial y una mejora en la imagen de la compañía al valorar el capital humano. Y, en consecuencia, aumenta el rendimiento laboral, lo que ayuda a mejorar el desempeño. A todas luces, la ecuación perfecta…
