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La pandemia ha puesto de manifiesto otro gran reto sanitario que encaran las ciudades: las ratas. El caso de Nueva York lo muestra con claridad.

Cambia el contexto, las formas; pero no el fondo. El ataque ruso a Ucrania está dejando imágenes similares a las que se captaron en Londres a principios de la década de 1940, durante los bombardeos nazis.

Dos años después de la declaración del primer estado de alarma por el COVID-19, el transporte público no ha sido capaz de sacudirse la sombra de la pandemia. En Londres encara ya una situación límite que podría llevarle a la quiebra.

Ya se pagan 32 euros diarios en el peor de los casos.

Entre finales del XIX y principios del XX el Electrophone permitió a los ingleses disfrutar de retransmisiones de conciertos, obras de teatro e incluso sermones en vivo y a la carta. Todo un "Spotify victoriano" que se adelantó a la radio.

Las aguas residuales tienen su propia Capilla Sixtina. Desde mediados del siglo XIX, Crossness Pumping Station, una planta de bombeado de Londres, demuestra que incluso el saneamiento se presta a la ingenería de factura más cuidada.

Cuando los londinenses se despertaron el 5 de diciembre de 1952 no sabían que estaban a punto de vivir el peor caso de contaminación atmosférica de Europa occidental. 12.000 de ellos no vivieron para contarlo

Sólo para residentes (que no tengan vértigo) de los edificios.