A día de hoy, la tecnología cada vez se parece más al fútbol. No hace falta esgrimir razones lógicas para ser de un equipo o de otro y se puede ser perfectamente impermeable a los datos concretos si llevamos una marca en el corazón.
En el anterior post os dimos seis razones por las que creemos que la Blackberry Playbook es un gran dispositivo. Con todo, nuestro trabajo es intentar ser lo menos enamoradizos y más objetivos posible. Por eso nos hemos pasado estos cinco días del Blackberry World buscándole las cosquillas al dispositivo de RIM para desvelar sus puntos flacos.
Una cosa que ya os podemos adelantar es que los aspectos positivos de la Blackberry Playbook ganan en el balance global, aunque sólo sea porque son ventajas de hardware, mientras que los puntos negativos son en su mayoría de software y usabilidad, lo que es más fácilmente solucionable con unos cuantos latigazos a los developers. Algunos, no obstante, seguro que encuentran estas deficiencias imperdonables y aborrecibles, pero para eso están las opiniones. No nos enrollamos más. Estas son las seis razones para odiar la Blackberry Playbook.
1.- Blackberry de pura cepa
Resultará extraño, pero lo que para unos es una ventaja absoluta, para otros resultará una lacra. Razones no faltan en ningún bando. La plataforma Blackberry Bridge de conexión entre las Blackberry y la Playbook se establece sobre Bluetooth, lo que en principio supone menos consumo de energía pero también menos ancho de banda en tethering.
Lo peor de todo es que Blackberry Bridge es un método tan sólo de visualización de un puñado de aplicacions que no están instaladas en el tablet. RIM no ha incluido, por ejemplo, cliente de correo o programa de notas propios. En el momento en el que desconectas la Blackberry desaparecen. Eso está muy bien cuando se usa como herramienta de empresa pero es absurdo en un dispositivo para retail doméstico.
Para rematar, Bridge no es compatible con otros sistemas operativos en los que habrá que tirar de tethering normal. Buena política para los fans de Blackberry, mala política para los fans de cualquier otra cosa.
2.-Interfaz muy cerrado y sin Widgets
Quizá es que estamos más acostumbrados al funcionamiento de Android, pero el interfaz de QNX se nos antoja bastante cerrado a la hora de ofrecer alternativas de uso a su configuración por defecto. No parece haber opción alguna de modificar las pestañas de inicio, cambiar algo la estética (más allá del fondo de escritorio) ni de introducir widgets. Habrá que esperar a que el ecosistema se desarrolle más para ver que posibilidades vamos encontrando.
3.-Batería
Este aspecto nos ha defraudado un poco, sobre todo viniendo de una marca como RIM, que siempre ha cuidado mucho la autonomía de sus dispositivos. Encendimos la Playbook a tope de carga a las 9 de la mañana, y a las 17 de la tarde, la batería ya estaba a punto de agotarse después de haber usado el Tablet de manera intensiva (WiFi y bluetooth activados) pero discontínua (sobre todo navegación y comunicaciones. Nada de vídeo). La Playbook da, justito, justito para una jornada de trabajo. Los iPad no están muy lejos de esa marca pero sí que aguantan más.
4.-Diseño
La Playbook es bastante soviet en lo que a diseño físico se refiere. No es especialmente pequeña (El Samsung Galaxy Tab le gana a la baja en dimensiones) ni especialmente fina o liviana. Su diseño es todo lo minimalista que un tablet puede ser. Durante el Blackberry World pudimos ver la Playbook en la estantería de una tienda entre otros modelos de tablet y no destacaba en absoluto. Teniendo en cuenta la cantidad de usuarios que compran única y exclusivamente lo que les entra por los ojos, la estética de la Playbook no ayuda.
5.-Ergonomía y controles
Este es un problema derivado de su diseño. Con una forma completamente rectangular, la Playbook no es especialmente cómoda de sujetar aunque, al menos, se sostiene sobre una mesa sin balancearse. La cobertura de goma de la parte posterior es muy acertada, porque permite que no se queden huellas y no resbale. Eso sí, el botón de encendido es una de esas partes que acabas aborreciendo con todo tu alma. Es diminuto, duro de entendederas y está en un punto de la carcasa bastante incómodo. No sería problema si se usara poco, pero al final hay que tocarlo muy a menudo para despertar al Tablet cuando entra en reposo.
Otro detalle que se echa mucho en falta es, extrañamente, algún tipo de control físico. Hay momentos en los que un enlace de un web se pone poco accesible por tamaño, o hay que situar el cursor en un punto concreto de un texto para corregir algo. En esos momentos echas de menos el fantástico trackpad óptico de las Blackberry para agilizar el proceso.
6.-Aplicaciones
Nada más sacarla de la caja, la Playbook es un erial. No hay cliente de correo nativo, y los iconos de Gmail o de Twitter nos llevan a las inícuas versiones web de las aplicaciones, lo que ya suena un poco a recochineo. La plataforma virtual para aplicaciones Android será genial cuando empiece a funcionar pero, a día de hoy, la primera sensación al entrar en la tienda de aplicaciones App World es de abandono al descubrir que no hay nada de lo que necesitas, ni cliente de Twitter, ni Evernote, ni Dropbox, ni Instagram, ni Vignette, ni Spotify, ni Foursquare… nada. Tan sólo aplicaciones muy visuales pero de utilidad dudosa. Señores de RIM, la Playbook necesita software en abundancia ya. No hará falta que les recuerde que estamos en una guerra de plataformas, no de dispositivos.