Las plataformas de streaming buscan continuamente nuevas formas de presentarnos su contenido. Conociendo bien a qué velocidad evolucionan los gustos del público (entre otras cosas, porque ellas mismas son las que los influyen y condicionan), Netflix, Disney+ y compañía experimentan con nuevos formatos, a menudo manipulando el material que ya tienen, encontrando nuevas formas de vender lo viejo.
Solo algunos ejemplos, unos de ellos han cuajado mejor en los gustos generales de los espectadores y otros menos: hemos visto en los últimos años la consagración del binge-watching inventado por Netflix, solo para verlo retroceder en los últimos años, con las series volviendo a la cadencia semanal clásica. Hemos visto series interactivas y miniseries camufladas como series al uso. También hemos contemplado cómo los director's cut y remontajes con características especiales (por ejemplo, en blanco y negro) pasaban de ser excentricidades puntuales a estrategias comerciales y muy planificadas de antemano, como ha sucedido con las 'Rebel Moon' de Zack Snyder.
Sumándose a todas estas tendencias y formatos, desde hace unas semanas estamos asistiendo a una nueva tendencia: películas que se transforman en series. Por ejemplo, 'Australia: Faraway Downs¡, que ha estrenado Disney+ y que en Estados Unidos se ha visto a través de Hulu. Una serie de seis capítulos que se ha promocionado como un producto nuevo, con un reparto encabezado por Nicole Kidman y Hugh Jackman, pero que en realidad es, en esencia, una película ya rodada: 'Australia', estrenada en 2008 y firmada por Baz Luhrmann ('Elvis', 'Moulin Rouge').
Por supuesto, la película en sí misma no da para una serie de seis horas, pese a que en origen ya tenía un metraje dos horas y cuarenta y cinco minutos. Para estirar su metraje se ha incluido una hora de material adicional desechado en su día y un final alternativo. También se ha modernizado con una nueva banda sonora y un tratamiento visual renovado.
En una entrevista con Luhrman en 'The Daily Beast', el director justificaba este relanzamiento: "En el fondo, lo rodé como una historia épica, y las historias épicas son largas. Pensé que tal vez algún día podría hacer una película en dos partes. Pero entonces llegó el streaming, y resulta que es un poco como cuando Dickens escribía sus novelas: las entregaba por capítulos".
Y la existencia de productos como éste tiene cierto sentido: la lógica aplastante que ha llevado a que las series se hayan convertido en un entretenimiento audiovisual mucho más querido por el gran público que las películas. Entre los jóvenes de la Generación Z está claro que es así, y que incluso prefieren píldoras más breves, y ver películas divididas en fragmentos minúsculos de 90 segundos en redes sociales como TikTok.
'Australia' no es un caso aislado, aunque ha llamado la atención por la transformación de un formato en otro: es algo más que una película dividida en seis partes. Es una película transformada en una serie. Pero hay más: la película de 2023 'Blackberry' se convirtió en una miniserie de tres episodios en CBC, con 16 minutos de metraje extra. Sucedió solo seis meses después del estreno de la película original.
Y todos recordamos el caso de 'Los odiosos ocho' de Quentin Tarantino, que Netflix convirtió en una miniserie de cuatro episodios con 25 minutos de material extra. Si estamos ante una tendencia con futuro o ante un mero experimento que se quedará en un fenómeno aislado (esa miniserie de 'Los odiosos ocho' se ha quedado en un experimento para la localización norteamericana de la plataforma) está por ver. Pero algo está claro: mientras los cines languidecen, las plataformas no dejan de buscar nuevas fórmulas para ocupar tu tiempo.
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