Auténtica historia de la literatura fantástica. No puede uno andarse con chiquitas a la hora de hablar de 'Otra vuelta de tuerca', un cuento de fantasmas absolutamente clásico cuya base es una de las novelas más influyentes y estudiadas del género de casas encantadas y que ha sido adaptado en innumerables ocasiones al cine. La última, de 2020, acaba de llegar a Netflix (aunque ya vimos en la plataforma una versión previa de la historia, la miniserie ' 'La maldición de Bly Manor').
La historia es sobradamente conocida: una niñera acude a una finca solitaria para cuidar a un par de niños, contratada por su tío y tutor tras las muerte de sus padres. Tanto la casa como los niños esconden macabros secretos y la niñera empezará a desenterrarlos cuando comienza a presenciar misteriosas apariciones que parecen amenazar a las criaturas.
La experimentada directora de videoclips Floria Sigismondi, que anteriormente había puesto en imágenes la biografía de The Runaways, es la responsable de darle un giro a esta conocida historia. Para ello cuenta no solo una historia de fantasmas bastante etérea, casi abstracta, sino que se sumerge en el estudio de una psique femenina fragmentada, al más puro estilo Polanski.
Para ello cuenta con la colaboración de una espléndida Mackenzie Davis como la niñera protagonista, perfectamente equidistante entre la agresividad y la fragilidad, y dos inquietantes niños (Brooklyn Prince y Finn Wolfhard) que le dan perfectamente la réplica. El resultado es una película que ni está en el terreno de las películas de sustos a lo Blumhouse ni se adentra en los terrenos del horror indie de moda, sino que permanece en un curioso término medio que le otorga una atmósfera mágica y hechizante.
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