En Ottawa, Canadá, las protestas de los contrarios a las restricciones por la pandemia se han ido de las manos. El alcalde de la capital canadiense tuvo que declarar este fin de semana el estado de emergencia tras una semana de movilizaciones contra las medidas sanitarias que han paralizado a la urbe y han sobrepasado la capacidad de reacción del gobierno local. Una situación que no es exclusiva del país norteamericano y que, de hecho, es cada vez más frecuente, en gran medida porque estos movimientos están cada vez más organizados.
Convoy de la libertad. Así es como se ha autodenominado el movimiento que ha desatado el caos en las calles de Ottawa. En un primer momento fue organizado por los camioneros canadienses para protestar contra la obligación de que ese colectivo tuviese que vacunarse para seguir trabajando, pero pronto se convirtió en una movilización contra todas las medidas sanitarias y contra el Gobierno de Justin Trudeau, según informa El Mundo.
El éxito de la movilización de los camioneros, que han asegurado que seguirán en las calles hasta que se levanten todas las restricciones sanitarias, ha hecho que la protesta se haya extendido a varias ciudades canadienses más como Torono, Quebec o Winnipeg. En Ottawa, el jefe de la Policía llegó a declarar este fin de semana que no tenía medios suficientes para hacer frente a los manifestantes y declaro que la capital se encontraba en estado de sitio. El Gobierno va a desplegar 250 efectivos de la gendarmería real, la policía federal de Canadá, en la ciudad para tratar de controlar la situación.
Bruselas en llamas. En Europa, Bruselas ha sido la ciudad que ha protagonizado las protestas más violentas hasta la fecha. Hace dos semanas unas 50.000 personas procedentes de varios países se concentraron en la capital de Bélgica para pedir el fin de las restricciones. Detrás de esta manifestación se encontraban varias asociaciones como Manifestación por la Libertad o Europeos Unidos por la Libertad, según informa Euronews. El objetivo de los manifestantes era presionar no sólo al Gobierno belga, sino también a las autoridades de la Unión Europea, ya que muchas de sus instituciones más importantes, como el Consejo o la Comisión, se encuentran en Bélgica.
Y en la vecina Holanda las calles también ardieron el protestas multitudinarias que acabaron en enfrentamientos con la policía e incendios de coches, mobiliario urbano y hasta centros de pruebas PCR.
Un asunto muy político en Alemania. Alemania es uno de los países en los que la deriva política del movimiento antirrestricciones es más clara. Las decenas de protestas violentas que han vivido los germanos recientemente (la última la semana pasada) tienen detrás a organizaciones como Querdenker, extremistas de ultraderecha que incluso están siendo monitorizados por el Ministerio de Interior Alemán por su potencial peligro.
Además, los discursos antirrestricciones han entrado de lleno en la actividad política a través de dos partidos. En primer lugar, el DieBasis, creado en 2020 para, según sus impulsores, recuperar las libertades fundamentales que les ha quitado el Estado con la excusa del coronavirus y que consiguió 700.000 votos en las últimas elecciones. Y en segundo término, Alternativa para Alemania, formación de ultraderecha fundada en 2013 que en las últimas elecciones consiguió el 10,5% de los votos, recientemente ha abrazado el movimiento antivacunas y pide la retirada de todas las prohibiciones derivadas de la pandemia.
No a la vacunación obligatoria en Austria. Otro país donde los movimientos antirestricciones han entrado de lleno en la política es Austria. El pasado mes de septiembre, en las elecciones regionales del país centroeuropeo, un partido contrario a las campañas de vacunación y al uso de mascarillas surgido de protestas contra las prohibiciones de la pandemia consiguió hacerse con tres escaños del parlamento de la Alta Austria, según Yahoo Noticias.
Sin embargo, de poco parece haberles servido, de momento, conseguir representación política, ya que el Gobierno austríaco ha seguido adelante con su polémica medida de vacunación obligatoria, que entró en vigor el pasado 1 de febrero. Los ciudadanos de Austria mayores de 18 años que no hayan recibido al menos una dosis para el 16 de marzo serán multados con 600 euros.
En EEUU recaudaron 200.000 dólares. Sin tantos tintes políticos, pero también con un alto grado de organización, el pasado 23 de enero miles de personas (20.000 según los organizadores) acudieron a Washington para protestar contra la obligatoriedad de vacunarse, según informa El País. La manifestación se orquestó a través de redes sociales y los asistentes acudieron desde diversos puntos de Estados Unidos. Para financiar tanto los viajes como el acto, los organizadores consiguieron recaudar unos 200.000 dólares.
En España hay poco movimiento. En nuestro país, en cambio, el grado de organización que han mostrado los que están contra las restricciones sanitarias es bajo y, de hecho, apenas se han producido movilizaciones recientemente. La última de cierta envergadura tuvo lugar el pasado 11 de diciembre en Valencia contra la obligatoriedad del pasaporte covid. Aquí, además, ningún partido ha tomado como suya la bandera antirrestricciones más allá de alguna medida puntual, como hizo Vox con el pasaporte covid.
Entre los motivos de esta falta de movimiento antirrestricciones se pueden encontrar que en nuestro país hay un bajo porcentaje de antivacunas, que las políticas de nuestro Gobierno son más moderadas que las de otros países y que buena parte de la población considera que las medidas sanitarias cuando se producen picos de contagios deberían ser más contundentes, según datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).
Imagen | Nacho Doce/Reuters
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