Distintos estudios han demostrado que el exceso de estímulos está haciendo que perdamos capacidad de concentración. Eso mina la productividad
Entrenar la concentración con bloques de tiempo permite recuperarla
Gloria Mark, profesora de informática en la Universidad de California, y autora del estudio ‘Attention Span: A Groundbreaking Way to Restore Balance, Happiness and Productivity’, asegura que en los 20 años que lleva midiendo la capacidad de atención de las personas, esta no ha dejado de caer a medida que las pantallas se adueñan del entorno.
Cuando comenzó su experimento, los participantes eran capaces de mantener la atención en una pantalla durante dos minutos y medio. En la actualidad, la capacidad de atención apenas alcanza los 47 segundos.
La concentración solo es la punta del iceberg
En su libro ‘El valor de la atención’, Johann Hari sostiene que la falta de concentración no es un defecto personal, sino el resultado de influencias externas que han minado nuestra capacidad para centrarnos en una sola actividad.
Investigadores de la Universidad de Pittsburgh aseguran que esa falta de concentración no solo reduce significativamente la productividad, sino que también incrementa la ansiedad y el estrés de quienes ven que la lista de tareas no para de crecer pese a dedicarle el máximo esfuerzo.
Un estudio del departamento de psicología de la Universidad de Toronto estableció la relación entre la falta de concentración y el deterioro cognitivo y de memoria. Una encuesta publicada en BusinessWire, muestra que esta tendencia tiende a intensificarse entre las nuevas generaciones de jóvenes de entre 18 y 34 años, mucho más hiperestimulados por el entorno.
Bloques de concentración: una técnica para mejorar la productividad
Teniendo en cuenta esta predisposición de nuestro cerebro a perder el foco de atención, es necesario tomar conciencia y minimizar la exposición a las distracciones.
Los focus blocks o bloques de concentración, es una herramienta que permite maximizar ese enfoque, dedicándole un periodo específico de tiempo a una tarea importante, y evitando a toda costa la multitarea. Esta técnica permite a las personas alcanzar un estado de flujo productivo, donde se trabaja de manera eficiente y se disfruta del proceso.
A diferencia de otros métodos de bloqueo de tiempo, como la técnica Pomodoro, que propone intervalos cortos de 25 minutos, los bloques de concentración suelen ser de entre 60 y 90 minutos para trabajos que requieren un gran esfuerzo mental o un trabajo profundo.
Ese contexto, una buena alternativa puede ser adoptar el “modo monje”, en el que se eliminan las notificaciones del entorno y cualquier elemento que pueda distraernos de la tarea. Al principio, costará mantener la concentración sin que la mirada no se dirija a la mesa buscando el móvil. El objetivo principal es ir aprendiendo a gestionar la concentración consiguiendo periodos de concentración cada vez más largos.
La asignación de estos bloques de concentración es compatible con establecer breves descansos durante su transcurso. No se trata de hacer una maratón de trabajo. Por ejemplo, tómate un descanso de cinco minutos para levantarte e ir hasta una ventana para darle un descanso a tu vista, ir a la cocina a beber un poco de agua o prepararte una bebida. Luego vuelve y retoma la tarea con la misma intensidad que la dejaste.
Entrenar la concentración es un trabajo a largo plazo en el que será necesario ajustar los tiempos de trabajo y descanso de forma dinámica. El cerebro no siempre se encuentra en las mismas condiciones y habrá días en los que resulte muy fácil concentrarse, y otros que serán necesarios descansos más frecuentes. Concédete ese margen.
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Imagen | Pexels (Anna Tarazevich)
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