Tenía que ocurrir en Japón. ¿Dónde si no han podido crear un sacapuntas que permite que nunca se nos acabe un lápiz? El producto no es que sea milagroso sino más bien ingenioso. Básicamente lo que hace es adecuar un lápiz que ya no es cómodo de usar por ser demasiado corto a otro.
Tsunago dispone de tres orificios: uno que saca punta de forma habitual,y luego dos más que tienen por misión realizar los agujeros correspondientes para encajar de forma precisa un lápiz en otro. El resultado es un nuevo lápiz listo para ser usado.
Como lógicamente la sujeción de ambos lápices en una estructura única y suficientemente rígida para escribir con ella no se consigue simplemente con esta unión, es recomendable usar pegamento para dejarlos permanentemente unidos. Y cuando se vuelva a reducir sus dimensiones y quedarse inservible, repetiríamos la operación de nuevo.
El lapicero se pondrá a la venta pronto en Japón con un precio de 14 dólares, y lo fabrica Nakajima Jukyudo, una de esas empresas que mantienen la tradición en la fabricación de lápices clásicos.
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