Hace ya mucho tiempo que no es necesario preguntarnos qué aspectos técnicos y necesidades debemos descartar o relegar a un segundo plano cuando queremos un portátil para trabajar. Pero muy especialmente, si estamos buscando una máquina a la que meter horas en programas de diseño gráfico y retoque fotográfico. Algo por lo que realmente deberíamos sentirnos agradecidos.
Hasta no hace tanto tiempo los laptops de corte profesional eran simples máquinas para Excel o pesadas estaciones de trabajo de gran potencia, sí, pero mínima portabilidad. Ahora es posible trabajar cómodamente con programas muy exigentes a nivel visual y de procesamiento: basta con marcar unas pocas casillas. Lo demás es miel sobre hojuelas.
La pantalla: buen tamaño y colores fidedignos
Ni siquiera debería ser necesario decirlo, pero las artes gráficas son por su propia definición visuales. Este truismo aparentemente superficial nos sirve para acotar uno de los aspectos básicos que deberíamos observar a la hora de comprar un ordenador portátil para esta clase de labores: la pantalla. Ha de tener unas dimensiones cómodas, ha de mostrar un cromatismo amplio y ha de brindar una fidelidad adecuada. ¿Fácil, verdad? No tanto.
Comenzando por el asunto del tamaño: ni grande ni pequeña, ¿verdad? Una pantalla excesivamente compacta nos obligará a desplazar continuamente la imagen, jugar con la herramienta de lupa y convertir la caza de píxeles en un nuevo eSport. Equipos de 13 pulgadas deberían evitarse en medida de lo posible. Por otro lado, una bestia de 17 pulgadas no es tanto un portátil como un ordenador de sobremesa que puedes cambiar de habitación.
El equilibrio perfecto son las tradicionales 15,6 pulgadas. Únelas a un equipo ligero y de finos marcos como el MSI P65 Creator y tendrás un equipo cómodo para la vista pero genuinamente portátil. Con una resolución Full HD, asimismo, nos aseguraremos de exprimir menos unos recursos que por fuerza van a ser un poco más ajustados que en un sobremesa.
El color también es clave, como decíamos. Muchos paneles LCD utilizados en los monitores de los equipos portátiles tienen un cromatismo muy limitado, por lo que se forman bandas desagradables poco representativas del producto con el que estamos trabajando. Tampoco son colores fieles. La iluminación, la tecnología de panel, el calibrado... Son todos factores importantes.
El P65 Creator es un equipo singular en cuanto a que se beneficia de los paneles IPS-level de MSI. Estas pantallas son en realidad de tipo TN, por lo que son extraordinariamente rápidas (algo a tener en cuenta si vamos a trabajar con imágenes en movimiento o incluso a jugar), pero ofrecen la capacidad cromática de un buen panel IPS, combinando lo mejor de ambas soluciones para cubrir casi el 100% del espacio de color sRGB.
Procesador, RAM y tarjeta gráfica: la Santa Trinidad del diseño gráfico
Llegados a este punto, nos metemos en un pequeño jardín de prejuicios e ideas anticuadas. Porque así como al CPU es absolutamente clave en la gestión de los recursos de cualquier equipo dedicado al diseño gráfico y la edición de fotografías, tanto como la RAM necesaria para alojar todos los datos que se están procesando, la tarjeta gráfica también es importante. Y esto es algo que mucha gente desconoce. Pero vayamos por partes.
Lo primero siendo lo primero, si vamos a buscar un equipo para lidiar con cargas pesadas, no podemos irnos a una CPU de bajo consumo. Eso déjalo para la gente que se quema las pestañas frente a Office y el buscaminas. El procesamiento de archivos multicapa de gran resolución e imágenes de gran tamaño exige cierto músculo, así que deberías apostar por procesadores Core de octava generación, y si es posible, un Core i7 como el que corona la gama P65 Creator, orientado precisamente a este tipo de trabajos.
Si hemos de hablar de RAM, tampoco podemos quedarnos cortos. Programas poco exigentes como CorelDraw (aún muy apreciado por su relativa simplicidad, que no está reñida con una potencia más que suficiente para muchos ilustradores) requieren un mínimo de 2 GB, pero con eso no vas ni a comenzar a mover Windows 10. El mínimo absoluto deberían ser 8 GB, y si el portátil permite ampliarlo hasta 32 GB mediante el acceso a las bahías de expansión, mejor.
Si somos de Adobe, los requisitos de RAM se incrementan de forma considerable. Más que nada porque es posible que queramos acogernos a la "tarifa plana" de la compañía para poder utilizar todas sus herramientas, algunas de las cuales pueden ser particularmente exigentes. Lightroom CC, por ejemplo, ya nos empieza a exigir 12 GB de RAM para moverse con soltura. Así que si te puedes ir a por un MSI P65 Creator con 16 GB, te evitarás problemas.
Volviendo al apartado gráfico, como decíamos es uno de los más ignorados. Aunque a la postre es el procesador el que termina haciendo casi todo el trabajo duro, contar con una buena GPU nos puede sacar de apuros aunque no trabajemos con modelos tridimensionales. Esto se debe al hecho de que programas como Photoshop e Illustrator aprovechan instrucciones gráficas para acelerar determinadas labores.
Por ejemplo, las herramientas de selección de enfoque, la galería de efectos, el enfoque suavizado, la deformación de perspectiva (¡critica!) y el trabajo Raw se apoyan en la GPU para mejorar su velocidad de uso, apoyándose en algunos casos en la tecnología OpenCL. Una GPU integrada en la CPU rara vez es suficiente, aunque cumplan los requisitos. Dar el salto a una GPU dedicada y potente como una GeForce GTX supondrá un descanso para la CPU. Y cuando no tengamos al cliente delante, podremos echar unas partidas.
El almacenamiento: mucho y rápido, siempre
No nos vamos a enrollar mucho en este apartado. Necesitas espacio, necesitas mucho y necesitas que sea rápido. El peso de los archivos de Illustrator, CorelDraw o Photoshop se puede ir de las manos, alcanzando docenas de MB o incluso acercándose al centenar en función de la resolución y el nivel de detalle, por lo que es necesario tener capacidad de almacenamiento y una buena velocidad de acceso.
Si además trabajamos con fotografías a nivel profesional, la necesidad se puede agudizar. Un archivo RAW a 4912 x 3264 píxeles pesa tranquilamente 16 MB y en una sesión fotográfica de solo un día de trabajo podemos terminar con 200 o 300 imágenes sin darnos cuenta. Ahora piensa en el acumulado del año, las copias, los archivos de trabajo, el producto final...
Así las cosas, se hace indispensable el uso de tecnología SSD como medio de almacenamiento. Y no vale cualquier cosa, porque no todas las SSD son iguales: asegúrate de que se conectan mediante PCIe Gen3 para garantizar una buena velocidad de acceso. Y si además hay una segunda ranura de expansión como en el MSI P65 Creator, que no siempre es lo habitual en equipos de menor grosor y máxima movilidad, tanto mejor. Ya verás como la terminas usando.
Los puertos: vas a necesitarlos todos
Por último, que no menos importante, no podemos esquivar el asunto de los puertos. Algunos fabricantes han registrado sus prioridades de forma algo descompensada a la hora de dar forma a sus ultraportátiles, como si solo fueran a utilizarlo personas con necesidades ofimáticas básicas. Diseñadores y fotógrafos tienen requisitos más exigentes, y entre ellos se cuenta el uso de un gran número de conectores.
Si piensas utilizar tu portátil en una oficina doméstica, posiblemente querrás utilizar una tableta digitalizadora. Eso ya fuerza el uso de un conector USB. Y además, también querrás un ratón. Que puede o no ser Bluetooth. Pongamos otro puerto universal. Y un disco duro externo para el backup. Ya son tres. Y además un monitor externo. Y tal vez un conector Ethernet si no tenemos el mejor Wi-Fi... ¿Seguimos?
Al final, estamos hablando de una estación de trabajo. Por fina y portátil que sea. Y eso implica la capacidad de conexión a múltiples dispositivos externos como por ejemplo monitores. El MSI P65 Creator cumple todos estos requisitos, sumando además una salida HDMI e incluso un puerto Thunderbolt 3 con terminación USB-C, por lo que estés donde estés siempre podrás conectarlo a cualquier tipo de pantalla.
Empieza a escatimar en puertos y te darás cuenta de que tu portátil se ha quedado corto a las pocas semanas. Porque no mucha gente les presta la atención necesaria, pero pueden ser un elemento limitador tan importante como la falta de RAM. Y no, las bases de puertos no son una solución, sino un parche mal puesto que solo incrementará tu frustración.
No por ser un portátil debes exigirle menos
En el fondo se trata de trabajar. Y si buscamos un portátil, de hacerlo en cualquier lado, bajo cualquier circunstancia. Así que hay que tener muy claros los requisitos de nuestra profesión y comprender la compra de un ordenador como si fuera una herramienta. Ha de cumplir un cometido y además ha de hacerlo bien, durante el máximo tiempo posible. Porque no es una inversión pequeña. Hacer recortes aquí y allá solo nos garantizará tener que cambiarlo lo antes posible.
Por este motivo fotógrafos y diseñadores gráficos deberían valorar la compra de equipos especialmente diseñados para su trabajo. El MSI P65 Creator es una opción casi singular, puesto que combina la potencia de una estación de trabajo con la movilidad de un ultraportátil sin los compromisos de ambos. Porque como dice el refrán, una buena herramienta es aquella que no te hace replantearte si hiciste bien comprándola a los pocos meses de uso.
Imágenes | MSI España
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