Un accidente es de lo peor que nos puede pasar en carretera. La prioridad, evidentemente, es la salud de los implicados y eso es lo que se debe priorizar en todos los casos.
Una vez que esto ya ha pasado, toca hablar con los seguros. ¿Cómo se puede reparar el coche? ¿A qué nos enfrentamos? ¿Qué pasa si el seguro concluye que nuestro vehículo debe ser declarado como "siniestro total"?
Qué hacer en caso de accidente
Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que, ante un accidente, serán los seguros los que actúen. En este caso, hay varias posibilidades aunque el camino inicial es el mismo en todos los casos.
Primero, los seguros de los implicados actuarán. La investigación del accidente determinará quién tiene la culpa y, a partir de ahí, uno u otro seguro será el encargado de costear las reparaciones.
Somos los culpables del accidente
En ese caso, nuestro seguro pagará al otro implicado en el accidente el coste de las reparaciones o el valor venal del vehículo (como veremos más adelante). En todos los casos sucederá así pero, además, hay que tener en cuenta los siguientes casos:
- Tenemos un seguro a todo riesgo: el seguro nos costeará la reparación del coche o nos pagará el valor del vehículo si es declarado siniestro total.
- Tenemos un seguro a terceros: el seguro cubrirá los costes del otro implicado pero no el de nuestro vehículo que, si queremos repararlo, tendrá que correr de nuestra cuenta.
No somos lo culpables del accidente
En este caso, los seguros actuarán de la misma manera pero, evidentemente, en el camino contrario. Por lo tanto, en este caso, podemos tener la seguridad de que recibiremos un dinero que puede variar.
La primera opción es que el seguro arregle los desperfectos causados en la colisión y nos devuelva el coche ya reparado. La segunda opción es que el coche sea declarado siniestro total y sólo nos entregue el valor venal del vehículo.
Nos han declarado el coche como siniestro total
Los coches son declarados como siniestro total cuando el coste de la reparación supera el valor venal del vehículo.
Este valor venal representa el valor que tendría nuestro coche en el momento del accidente si quisiéramos venderlo. Este valor venal es del 100% del valor del vehículo durante el primer año tras la primera matriculación pero se reduce año a año hasta quedar en un 10% cuando se superan los 12 años.
El valor sobre el que se aplica ese porcentaje está publicado en unas tablas que estipula el Gobierno y que se publican en el Boletín Oficial del Estado (BOE). Las tablas se van actualizando y las puedes encontrar en este enlace.
A estas cantidades se pueden añadir posibles accesorios y modificaciones que eleven el precio del vehículo pero éstas tienen que haber sido recogidas en la póliza del seguro para incrementar el precio del coche. Si no es así, no se tomarán en cuenta en la estimación.
Con este cálculo si, por ejemplo, nuestro vehículo tiene un valor venal de 5.000 euros pero el perito del seguro (nuestro o contrario) estima que la reparación va a costar más dinero, el coche quedará sin reparar. En este caso, se nos entregará el dinero y el coche será calificado como siniestro total.
Pese a ello, podemos optar por reparar el vehículo pero hay que tener en cuenta que, por parte de los seguros, sólo contaremos con el dinero que se haya estimado para la reparación. El resto de los costes tendremos que ponerlos de nuestro bolsillo.
En el caso de que optemos por una reparación, hay que tener en cuenta que, una vez efectuada, es necesario acudir a una ITV para que certifiquen que el vehículo se encuentra en buen estado. A la estación de la ITV será necesario remolcar en coche con una grúa ya que, hasta pasar el examen, el coche está considerado como siniestro total y circular con él conlleva una multa de entre 200 y 500 euros.
En el caso de no reparar el vehículo, el coche debe ser dado de baja definitivamente en Tráfico y acudir a un desguace. Allí, nos darán una cantidad por el vehículo y será reciclado. Esto último es realmente importante porque no actuar de esta manera o abandonar el vehículo puede ser considerado un delito contra el medio ambiente y la cuantía de una sanción económica puede elevarse por varios miles de euros.
Imagen | DGT
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