El pasado 18 de febrero se incendiaba el Felicity Ace cerca de las Islas Azores. Un barco que contenía casi 4.000 vehículos, con una alta tasa de automóviles de alta gama y de coches eléctricos. Desde el principio, las miradas se centraron en las baterías de estos vehículos. Ahora, parece que el coche eléctrico también influirá decisivamente en el transporte.
Tocados. Pero no hundidos quedaron el Grupo Volkswagen y Mitsui OSK Lines (MOL), la naviera japonesa que transportaba los coches. Algunas cifras señalan que el conglomerado automovilístico perdió unos 155 millones de dólares (142.660 euros) en el hundimiento y que la empresa japonesa vio ascender sus pérdidas a 500 millones de dólares (460 millones de euros).
La baterías. Pese a que no se sabe el motivo real del accidente (y es posible que no se sepa nunca), las baterías de los coches eléctricos siempre han estado en el punto de mira. Bien por haber originado el incendio o bien por haber alimentado este hasta un punto en el que fue imposible apagarlo.
Hay que tener en cuenta que las baterías de los coches eléctricos son altamente inflamables en caso de incendio, por lo que pueden empeorar rápidamente este tipo de situaciones. Además, expertos señalan que aunque el incendio se apague, los daños pueden ser tales que las baterías pueden volver a entrar en autocombustión pasados unos días.
No en mi barco. Casualidad o no, lo cierto es que Splash recoge que la naviera MOL ha dejado de transportar coches eléctricos con baterías usadas, al entender que éstas pueden ser más propensas a incendiarse frente a un coche con las baterías nuevas. Desde MOL aseguran que la decisión no está relacionada con el reciente hundimiento y sí con un aumento generalizado en el transporte de este tipo de vehículos.
Difícil de estudiar. El transporte de automóviles siempre ha generado riesgos, bien por las baterías de sus coches como por contener combustibles inflamables en su interior. Sin embargo, MOL asegura que antes de zarpar siempre comprueban el estado de los automóviles, para saber si hay algún tipo de fuga de aceite o combustible que pueda comprometer la seguridad a bordo.
Con los coches eléctricos, las comprobaciones son más complicadas, por lo que han decidido dejar de admitir automóviles con baterías usadas. La compañía cree que así se reducen los riesgos de incendio o, en el peor de los casos, se podrán controlar mejor los daños. Empresas como Armacup Maritime Services y Toyofuji Shipping han reconocido no transportan vehículos eléctricos que se hayan accidentado previamente.
Posibles cambios. Aunque no se ha demostrado que un coche eléctrico sea más peligroso que uno de combustión, sí se sabe que, llegado el caso, el incendio se propagará más rápido y con mayor peligrosidad. Esto obliga a la industria a replantearse el transporte de este tipo de automóviles, ahora que su número crece sin descanso.
La consecuencia más evidente es que se espera un incremento en los precios de las aseguradoras pero también se están estudiando qué medidas se deben tomar para transportar con mayor seguridad estos automóviles. Un problema del que también ha alertado Junta de Investigación del Transporte de EE. UU, quien asegura que el tratamiento de vehículos con baterías de litio no está siendo el correcto.
Foto | Chris Pagan
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