Puede que recordéis aquel caluroso mes de agosto de 2011 no solo por lo caluroso, sino por el hecho de que el 12 de aquel mes se produjo una noticia que nos cogió a muchos de vacaciones: Google compraba Motorola Mobility y planteaba un futuro en el que podría convertirse en fabricante de smartphones basados en Android.
Aquel no era el objetivo de Google, que solo quería el catálogo de patentes de Motorola y que acabó vendiendo la empresa a Lenovo. Muchos planteaban entonces qué hubiera pasado si Google hubiera aprovechado esa adquisición para convertirse en fabricante de smartphones, pero ese debate vuelve a plantearse tras las filtraciones de los últimos días. Esos terminales de Google sin conservantes ni colorantes están más cerca que nunca de llegar: ¿qué consecuencias tiene eso?
Los Nexus pueden ir a más
La gama de dispositivos Nexus ha demostrado tener una legión de seguidores detrás que se han visto sometidos a los vaivenes de las decisiones de diseño de Google en los últimos años. No hay una línea definida en formato ni en prestaciones, con tamaños y especificaciones que han ido variando sin una línea clara de dónde quería llegar Google con estos terminales.
Aquí la dependencia de sus partners en el diseño y fabricación de los terminales ha sido evidente. Empresas como LG, Motorola o Huawei han propuesto diversas alternativas para las distintas generaciones de los Nexus, pero lo han hecho siempre desde su perspectiva y no necesariamente desde la de Google, que parecía exigir únicamente una cosa: que su Android puro fuese lo más fluido posible.
Eso ha impedido que Google pudiese mostrar de forma adecuada las capacidades que podía plantear Android de cara al futuro, y esa dependencia de los fabricantes probablemente ha frenado su capacidad de innovación. Las cosas podrían cambiar pronto, porque en The Information hemos visto cómo aparecían dos filtraciones muy relevantes sobre el futuro del hardware en Google.
Primero procesadores, ahora smartphones
La primera de las filtraciones aparecía la semana pasada: Google estaría desarrollando sus propios procesadores para los dispositivos Android, lo que haría que siguiese el camino marcado por Apple con sus SoC Apple AX.
A ese dato se unía la noticia que hace unas horas volvía a aparecer en ese diario: Google podría no conformarse con el diseño de sus propios procesadores, y ahora estaría planteándose la fabricación de sus smartphones basados en Android desde cero, vendiéndolos con su propia marca y sin tener que recurrir a otros fabricantes como había hecho hasta ahora con su familia Nexus.
Según los datos revelados los empleados de Google habrían confirmado que el debate existe dentro de la compañía, sobre todo ahora que Google forma parte de ese gran conglomerado llamado Alphabet en el que las distintas piezas (o letras) están comenzando a encajar gradualmente. ¿Sería la fabricación de smartphones una nueva empresa del conglomerado?
Google ya fabrica hardware
Puede que la empresa plantee esa posibilidad como una novedad en su estrategia, pero hace tiempo que Google es un fabricante de hardware. Lo lleva demostrando desde hace años por ejemplo con dispositivos tan llamativos y peculiares como los Chromebook Pixel que lanzó en febrero de 2013 y marzo de 2015.
Lo ha hecho a posteriori también con otras soluciones como los Chromecast, que se convirtieron en la inesperada sorpresa de las conferencias Google I/O de 2013 y que crearon una categoría de la nada: la de los dongles HDMI que han ido creciendo en prestaciones y en ambición.
Pero hay otros productos que Google ha tratado de impulsar: por ejemplo, aquel original y fallido Nexus Q al que este año le ha salido un sucesor mucho más comedido y coherente, el Chromecast Audio.
Sin olvidar al Pixel C, ese singular tablet convertible que Google ha planteado como rival de los Surface Pro 4 o los iPad Pro y que tratará de demostrar que la productividad también puede llegar a ser un valor importante de los dispositivos Android. Curioso que poco después de ese lanzamiento hayan aparecido los rumores sobre la fusión de Chrome OS y Android, que podrían convertir a este dispositivo en el primer paso de una estrategia hardware también en ese sentido.
Es el momento de que Google fabrique sus propios smartphones
Es lo que al menos afirmaba Walt Mossberg en una reciente columna en The Verge en la que explicaba las razones por las que según él Google debería comenzar a fabricar sus propios terminales.
Eso le permitiría entre otras cosas dejar de depender de pactos y colaboraciones con sus tradicionales socios en el terreno de la movilidad y seguir su propio camino en muchos apartados. Los argumentos eran cinco:
- Software y hardware de la mano: controlar ambos apartados permite acelerar la innovación y aprovechar todos los recursos al máximo. Es el camino que Apple tomó desde el principio, y el que Microsoft ha comenzado a aprovechar también en sus últimos Lumia con Windows 10.
- Fusión de Chrome OS y Android: esa fusión haría que la fabricación de sus dispositivos tuviese aún más sentido ya que podría aprovechar esa nueva plataforma hardware tanto en esos hipotéticos smartphones "convergentes" como en equipos portátiles -lo comentábamos con el Pixel C- e incluso equipos de sobremesa.
- Asegurar el futuro de la plataforma: Mossberg hablaba de cómo Samsung es la única que tenía una cuota de mercado significativa para enfrentarse a Apple, pero que aun así sus últimos resultados son algo preocupantes. Google podría garantizar el futuro de estos terminales con una estrategia como esta gracias a sus enormes recursos tanto en capital humano como económico.
- Los forks de Android como amenaza: la concepción de Android ha hecho que diversos fabricantes planteen forks que amenazan la propuesta de Google y el uso de sus servicios. Google podría competir con esas propuestas sobre todo en mercados emergentes con terminales de bajo coste fabricados de forma masiva y que ofrecieran unas prestaciones teóricamente difíciles de igualar por esa simbiosis del hardware y el software.
- Investigaciones en la UE: según este último argumento las demandas por la inclusión de sus propias aplicaciones y servicios -que podrían ser declaradas como práctica monopolística en la Unión Europea- podrían causar un desastre para Google, que fabricando su propio hardware evitaría este tipo de problemas.
El problema: que compites con tus propios socios
El principal inconveniente de esta estrategia es el hecho de que esos terminales fabricados por Google probablemente serían vistos como una declaración de guerra por parte de los fabricantes que ahora apoyan a Google y que utilizan Android como plataforma móvil para sus smartphones.
Las suspicacias ya aparecieron cuando Google compró Motorola -aunque la relación entre ambas empresas fue curiosamente más tensa que otra cosa en esa época- y se recrudecerían de forma notable de seguir Google esos pasos.
De hecho eso podría hacer que precisamente los fabricantes comenzaran a apostar por otras alternativas que podrían dañar la cuenta de resultados de Google. Samsung podría apostar por Tizen de forma más clara, otros podrían hacerlo por Cyanogen, e incluso puede que algunos fabricantes acabaran dándole una oportunidad a Microsoft y a Windows 10 a pesar de que esta empresa también fabrica sus propios terminales y por tanto es teóricamente competidora de otros dispositivos con esa plataforma.
Esa decisión también influiría en el software y en el apoyo que los desarrolladores han ofrecido hasta ahora a la plataforma Android: puede que esos dispositivos hicieran que los desarrolladores también abandonaran una plataforma demasiado controlada por Google. Pero claro, quizás también podría ocurrir lo contrario: que ese control hiciera que como ocurre en Apple hubiera ventajas claras para desarrolladores a la hora de sacar aún más partido de esos terminales. No es probable que otras empresas -Samsung, Cyanogen- pudieran ofrecer ese grado de soporte y apoyo a los desarrolladores.
Muchas incógnitas para un futuro hipotético. Parece que en Google hay muchos planteamientos abiertos: será interesante ver cómo se desarrollan los acontecimientos.
En Xataka | Android no es para "lloricas": AOSP, código abierto y quién controla Android
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