Hace unos días un tribunal filipino bloqueaba la producción en el país del llamado “arroz dorado”, un tipo de arroz transgénico modificado para contener altas cantidades de vitamina A. Los defensores de este arroz han protestado una decisión que, argumentan, costará vidas.
El veto. A finales del mes de abril un tribunal vetaba la producción de un tipo de arroz modificado genéticamente, el arroz dorado. La decisión se basa en consideraciones sanitarias y medioambientales. Los detractores de la medida ven estas consideraciones como miedos infundados.
El veto no solo afecta al arroz dorado, sino que también afecta a un tipo de berenjena modificada para ser más resistente a los insectos, la denominada BT. Se trata de un cultivo que por tanto permite prescindir del uso de una cantidad importante de pesticidas.
Una vida corta. Este arroz ha tenido una vida corta en el país asiático: su aprobación se produjo hace apenas tres años, en 2021. La primera cosecha se realizó en 2022 y produjo más de 100 toneladas de este arroz.
Arroz “dorado”. El arroz dorado es eso que conocemos como transgénico, un organismo modificado genéticamente. Según explica el IRRI (International Rice Research Institute), el arroz está modificado para contener betacaroteno.
El betacaroteno es un colorante de la familia de los carotenos, pero es también una molécula precursora de la vitamina A. Su presencia da a este arroz el aspecto amarillento al que debe su apodo como “dorado”.
El origen de este arroz está estrechamente ligado a Filipinas. Su desarrollo fue auspiciado por el Gobierno filipino a través de Instituto Filipino del Arroz (PhilRice), y por el IRRI, otra institución basada en el estado del sudeste asiático.
La importancia de la vitamina A. La deficiencia de la vitamina A puede tener efectos severos sobre nuestra salud. En casos graves, su ausencia causa problemas de visión como la pérdida de visión nocturna debida al secado de la córnea. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) entre 250.000 y 500.000 niños pierden la vista cada año debido a esta deficiencia. La mitad de ellos acabann muriendo en el año siguiente
En Filipinas, según datos del Banco Mundial, cerca del 17% de los niños entre los seis meses y los cuatro años sufren de deficiencia de esta vitamina. La mayor prevalencia estaría entre los de un año de edad, seguidos de los que tienen entre seis y 12 meses.
Posturas enfrentadas. Así las cosas, muchos han señalado a la ONG Greenpeace, una de las princpiales promotoras de la medida, aunque esta es tan solo la cara visible de una oposición en la que también desempeñan un papel importante los agricultores de la región.
Según esgrimen estos, cultivos como el arroz dorado suponen un atentado contra la soberanía alimentaria del país. Señalan asimismo que existen alternativas dietéticas ricas en betacarotenos que pueden ser utilizadas.
“[Los transgénicos] nunca han demostrado ser seguros, y han evitado el progreso necesario en agricultura ecológica resiliente al clima que permita a los granjeros mantener el control de las semillas,” señalaba Greenpeace en un comunicado.
Un veto no definitivo. El caso no está cerrado. Por una parte, el tribunal responsable del veto ha dejado la puerta abierta a que nuevas pruebas sobre la seguridad de este alimento permitan su regreso a los campos filipinos.
Por otra, como señalaba la revista New Scientist, es de esperar que el Gobierno de Filipinas apele la decisión. Los expertos consultados por ese medio señalaban que tan recurso tiene gran probabilidad de ser aceptado. “Estamos revisando las implicaciones [de la sentencia] para preparar nuestra respuesta”, añadía PhilRice en un comunicado.
Imagen | Hitoshi Namura / International Rice Research Institute (IRRI)
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