Estudiar los efectos de la alimentación en la salud es una tarea muy complicada. Nuestra alimentación incluye multitud de alimentos que as u vez contienen una diversidad de nutrientes. Por si fuera poco, un mismo alimento puede variar de composición en función de su estado de madurez. Seguramente el ejemplo más evidente de esto sea una fruta que podemos encontrar en nuestros hogares a lo largo de todo el año: el plátano.
“La comida más importante del día”. No se queda ahí la cosa. Cómo nos afecta la nutrición también se ve afectada por nuestros ritmos cotidianos. Muy a menudo escuchamos eso de que el desayuno es la comida más importante del día, puesto que es la que nos da el primer empujón energético y nutricional.
Sin embargo los estudios que han tratado de analizar esta cuestión se han basado generalmente en estudiar la frecuencia con la cual las personas consumen su desayuno y no tanto en los nutrientes que cada cual consume durante la primera comida del día. Así lo señala un estudio de 2016 publicado en la revista Advances in Nutrition.
El artículo analiza estudios previos y en ellos encuentra algunas pruebas que señalan que un menor consumo de calorías en el desayuno está asociado a mayores niveles de obesidad, pero no encuentra pruebas contundentes que señalen cómo nutrientes específicos puedan estar relacionados con una mejor o peor salud.
Ricos en nutrientes. En cualquier caso, el plátano nos ofrece compuestos que necesitaremos en nuestra jornada. El plátano contiene distintas proporciones de los tres principales macronutrientes. Por orden, un 20% de carbohidratos, un 1,2% de proteínas, y un 0,3% de grasas o lípidos, según datos de la Fundación Española de la Nutrición.
Estas dos últimas cifras pueden parecer pequeñas pero superan a las de otras frutas como las naranjas o la manzana, que apenas cuentan con lípidos y su aporte en proteínas es, respectivamente, del 0,8% y del 0,3% según datos también de la Fundación Española de la Nutrición.
Su aporte en lípidos puede ser especialmente relevante, puesto que desayunos ricos en carbohidratos pero pobres en grasas pueden hacer que recuperemos el apetito antes de tiempo.
El decimonoveno elemento. Pero si hay un nutriente con el que asociamos el plátano este es el potasio. El potasio es un electrolito que ayuda nervios y músculos a funcionar correctamente, con lo que ayuda a que el ritmo cardiaco se mantenga constante. También ayuda a ayuda a contrarrestar en parte algunos de los efectos del sodio.
El plátano aporta en promedio 358 miligramos de potasio en cada 100 gramos de producto. No es el único alimento rico en este elemento, podemos encontrarlo en verduras como las espinacas o la berza, tubérculos, y frutas como vides y cítricos (la naranja por ejemplo aporta unos 200 mg de potasio por cada 100 g de fruta.
Plátano verde v. plátano maduro. Hay otro factor clave que ya hemos mencionado, y es que no todos los plátanos son iguales. Además del hecho de que existan variedades (entre ellas el pequeño, el enano, el grande, el plátano de Canarias, el plátano macho, y el rojo), la composición misma del plátano cambia, y con ello sus nutrientes, conforme la fruta madura en nuestras casas.
El plátano suele consumirse muy a menudo ya maduro. Conforme la fruta madura, los hidratos de carbono se transforman. Concretamente, el almidón del plátano pasa a convertirse en azúcares sencillos. Procesos similares se dan en todas las frutas, por eso van ganando dulzor conforme maduran a la vez que pierden acidez y astringencia.
La fibra. El proceso también implica que el plátano va perdiendo contenido en fibra. Qué es exactamente la fibra es una pregunta difícil de responder, pero su definición inicial hacía referencia a “[la parte] no digestible que conforma la pared celular en las plantas”. La definición ha ido cambiando conforme descubríamos más sobre las propiedades químicas y nutricionales de los distintos alimentos, pero la parte clave es el hecho de su no-digestión.
Los altos niveles de fibra que contienen los plátanos verdes tienen ventajas y desventajas. El almidón que contienen los plátanos poco maduros, por ejemplo, puede resultar indigesto para algunas personas. Por otra parte, tanto el almidón resistente como otros componentes no digestibles como la inulina pueden facilitar el tránsito intestinal y con ello nuestra salud.
Importante: a qué sustituye. El plátano, salvo posibles excepciones como en el caso de personas con diabetes, es un alimento idóneo para el desayuno. Es un alimento práctico para aquellos que no tengan tiempo, con lo que es mejor que no desayunar nada. También puede ser una mejor opción para el desayuno que otras frutas, puesto que por su mayor contenido en fibra y grasas puede saciarnos más y durante más tiempo.
Una fruta con historia. Aunque en España el plátano se asocie siempre con las Islas Canarias, de donde procede la mayor parte del plátano que consumimos (y en menor medida con América Latina), el origen de éste está en realidad al este de la península. Se considera que esta fruta es originaria de la India, y que de ahí comenzó a expandirse con la conquista musulmana. Llegaría a las islas durante el siglo XV y poco después, en las primeras décadas del siglo XVI, a América.
La especie ha cambiado mucho a lo largo de los años y quizá le queden cambios por llegar. El llamado “plátano dorado” por ejemplo podría ayudar a atenuar los problemas de malnutrición en algunas de las regiones más pobres del mundo, situadas en zonas propicias para el cultivo de esta fruta.
Imagen: Yente Van Eynde
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