Desde los años ochenta, la identificación biométrica ha avanzado muchísimo. Ya hay sistemas capaces de usar las facciones de la cara, la morfología de las venas o el patrón rítmico del corazón para identificar a una persona; pero, sin duda, la estrella es el reconocimiento del iris. Una tecnología que ya está cambiando sectores enteros como la banca, la seguridad o las compras online y está dispuesta a revolucionarlas por completo.
En otros ámbitos, como la medicina, todo va más lento. Y no porque no sea necesario. Según un informe de National Quality Forum, el 13% de todos los error médicos se deben a errores en la identificación de los pacientes. Es decir, entre 7.000 y 13.000 personas mueren cada año en Estados Unidos como consecuencia de errores de identificación. Ante estos datos, surgen numerosas dudas ¿Puede la identificación biométrica ayudarnos a solucionar este problema? ¿Por qué no lo está haciendo ya? ¿Cuánto falta para que estas tecnologías lleguen a las consultas?
Una rápida radiografía de los errores médicos
La magnitud del problema
He comenzado hablando de Estados Unidos porque, y esta es la primera sorpresa, no tenemos un registro oficial y accesible de errores médicos en España. Sí se ha creado uno en Reino Unido pero tras que estallara uno de los escándalos médicos más grandes de los últimos 150 años. Varias investigaciones en torno al tema de los errores médicos llevadas a cabo por el Gobierno británico y por el Parlamento descubrieron que, tras ignorar los errores médicos durante años, el NHS pudo haber evitado la muerte de 20.000 personas. Y este es sólo el caso más llamativo: las cifras totales de otros países son mucho más altas. Sólo en Alemania, hay casi 19.000 muertos al año por errores médicos.
Y en Estados Unidos, donde también se puso en marcha el Committee on Quality of Healthcare in America, se producen, cada año, entre 48.000 y 98.000 muertes por negligencia médica. O según datos más recientes, hasta 250.000 muertes, la tercera causa de muerte en EEUU. Al menos, un 13% de todos estos errores se deben a problemas en la identificación.
Pero, como decía, en España no hay ningún registro en este sentido. Podemos conocer el número de demandas que tramitan los juzgados (274 al día en 2009) o las estimaciones de algunas asociaciones de enfermos pero estos datos no permiten estimar correctamente el número de errores que se dan en nuestros hospitales.
Y la verdad es que no es un dato de escasa importancia. Los errores médicos son uno de los problemas más importantes que se presentan, desde el ámbito judicial y organizativo, a la práctica médica en todo el mundo. No es sencillo equilibrar la necesaria fiscalización de la medicina y la defensa de los derechos de los pacientes con la seguridad laboral, física y mental del personal sanitario. Y, a día de hoy, ningún país ha conseguido dar con la clave para solucionar este problema.
Lo que está claro que ocultar el problema no es la solución. Y mucho menos ahora, cuando la actualización del real decreto que se usa para determinar la cuantía de las indemnizaciones puede acabar doblándolas y acabando con la 'peculiaridad' española en este ámbito. Hasta ahora, la media era hasta un 75% inferior a las otorgadas en Europa. Hasta ahora.
Barreras a la implantación
"Precisamente, esta falta de datos es uno de los problemas que frenan la implantación de tecnologías biométricas en nuestros hospitales". Nos dice Emilio Gallego, CEO de Umanick, una de las empresas españolas más importantes del sector. "Todo el mundo sabe que el problema existe, que está ahí", pero sin datos la gestión sanitaria está dando por bueno el 'ojos que no ven, corazón que no siente'.
A este factor podemos añadir otros dos que, junto con la relativa novedad de las tecnologías, explican su escasa implantación en España: "la coyuntura política actual y la falta de fondos producto de la crisis son los otros dos factores", continúa Gallego.
Y aunque es indiscutible que la coyuntura política (un año de campaña permanente afecta incluso a áreas que no gestiona directamente el gobierno central), la inversión de fondos no es excesiva. Según Umanick, la inversión necesaria está entre los 40.000 y los 100.000 euros dependiendo del tamaño y la diversidad del hospital y, siempre según sus cálculos, permitiría ahorrar entre 300.000 y medio millón de euros en gastos sanitarios y judiciales.
Entonces, ¿Cuál es la barrera real?
"Sin memorias anuales que nos muestren los datos y las pérdidas presupuestarias, por un lado; y, en el contexto de una sanidad pública, gratuita y universal no hay presión por adoptar este tipo de sistemas por muy buenos que sean", comentaba para Xataka, Gómez (nombre modificado), un alto cargo del Servicio Murciano de Salud .
Ese parece ser el factor más importante para la adopción de este tipo de sistemas: la forma de financiación del hospital o sistema hospitalario. Si hay algo que permiten las técnicas biométricas, es eliminar el fraude sanitario. Por eso, los sistemas que más entusiastamente están integrando estas tecnologías son los sistemas sanitarios privados y de pago. Es por eso que ambas Américas lideran la adopción de estas tecnologías: poder garantizar que la persona que estamos tratando es la persona que deberíamos tratar.
No obstante, "aunque como ya digo hoy por hoy no hay voluntad política para dar el paso (y eso que aquí en Murcia tenemos uno de los primeros proyectos pilotos), está claro que este es futuro", nos dice Gómez.
¿Podría la biometría solucionar este problema?
Del problema de la identificación...
Según la OMS, “en los hospitales y otros centros del sistema de salud se cometen errores de identificación de pacientes generalizados y continuos, que con frecuencia conducen a errores en la medicación, transfusión o pruebas, procedimientos realizados sobre la persona equivocada, o entrega de niños a familias equivocadas”. De hecho, el problema de la identificación es una de las nueve prioridades que establece la Organización Mundial de la Salud en su programa mundial de seguridad del paciente.
Precisamente, Umanick es la empresa encargada de este proyecto piloto que se realiza en el Hospital de Día Onco-Hematológico de Virgen de la Arrixaca en Murcia. Umanick ofrece servicios de identificación biométrica basados fundamentalmente en huellas dactilares y reconocimiento del iris que son los que combinan mayor desarrollo y facilidad de uso.
De hecho, el iris y la huella son los estándares de facto de la industria, sobre todo las huellas. A día de hoy ya hay muchas empresas que se dedican al sector de la biometría. Y, aunque es cierto que no hay demasiadas que estén trabajando realmente en el ámbito sanitario, las pocas que lo hacen utilizan estas tecnologías. Por comodidad y precisión, permiten introducir comprobaciones muy fiables en casi cualquier momento que lo permitan los protocolos médicos.
A tenor de los resultados, el proyecto piloto parece haber sido un éxito. Los pacientes opinan mayoritariamente que la biometría es beneficiosa para ellos (el 95%) y que los sistemas de identificación biométrica son más seguros y precisos que los sistemas de identificación habituales. Los profesionales, por su parte, piensan que la biometría es la forma más segura para identificar pacientes (el 95% de los encuestados) y que protege mejor la privacidad (el 91%). La mayoría (el 89%) recomendaría a los pacientes su uso y lo haría extensible a otras áreas del hospital.
Y la verdad es que sería muy interesante ver cómo funcionan estas tecnologías en ámbitos de gestión más compleja que un hospital de día. No obstante, a poco que indagamos en la problemática real vemos que el problema de la identificación no es sino el síntoma de un problema mucho mayor.
...al problema de la gestión hospitalaria en entornos de incertidumbre y alta complejidad
La identificación biométrica es simplemente la guinda tecnológica de un pastel muy difícil de cocinar. La mayor parte de los problemas sobre los que hemos hablado no están vinculados directamente con la identificación en sí, sino con los problemas de la gestión médica en la actualidad.
Los grandes hospitales españoles gestionan diariamente varios centenares de camas, miles de urgencias y un innumerable número de consultas especializadas. Es un volumen muy alto de trabajo en un entorno de alta incertidumbre. Los protocolos de trabajo se están actualizando constantemente no solo para mejorar la gestión sino para adaptarse a la evidencia médica del momento.
Centrándonos en la identificación: introduciendo medidas low-tech como pulseras identificadoras se llega a reducir el número de identificaciones erróneas hasta la mitad. Es decir: si queremos ir a la raíz del problema, tendremos que concluir que es un problema de gestión.
La clave aquí cambia, como sostienen algunos expertos, porque las tecnologías de identificación biométrica permiten algo quizá más importante que la mejora técnica en el proceso de identificación, permiten abrir y repensar cómo trabajamos en los hospitales para dar el paso definitivo al siglo XXI que nos está costando dar.
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