Hace medio año, los creadores de una pastilla capaz de imitar los efectos del ejercicio físico en nuestro cuerpo adelantaban los resultados de su estudio en ratones. Unos resultados que invitaban al optimismo. Ahora el equipo ha presentado estos resultados frente a la Sociedad Química Estadounidense y la pregunta es ¿Para qué servirá exactamente esta pastilla?
SLU-PP-332 es el poco memorable nombre que por ahora tiene este fármaco en fase de prueba. Este compuesto acelera nuestro metabolismo, “engañando” a nuestro cuerpo para así hacerlo creer que estamos haciendo ejercicio. “Este compuesto básicamente le está diciendo al músculo esquelético que realice los mismos cambios que ves durante un entrenamiento de resistencia,” explicaba en su día Thomas Burris, miembro del equipo responsable del desarrollo del fármaco.
El compuesto interactúa con las proteínas ERR (estrogen receptor-related receptors), un grupo de tres proteínas (ERRα, ERRβ y ERRγ) que se activan a través del ejercicio.
Según explican los responsables del desarrollo, SLU-PP-332 es capaz de interactuar con las tres formas de ERR, incluida la alfa, siendo la alfa la que supuso un mayor reto. Esta proteína es la que regula la adaptación al estrés causado por el ejercicio, así como otros procesis fisiológicos musculares de cierta relevancia, señalan.
La clave sin embargo está en el público objetivo de este tratamiento. Esta pastilla no está creada para ahorrarnos el paso por el gimnasio, sino que tiene el fin de ayudar a las personas con dificultades para la actividad física, para ayudarlas a obtener los beneficios asociados a esta práctica.
Aunque quizás la puerta no esté del todo cerrada para el público general. “Hay tanta gente, como yo mismo, que es vaga y no le gusta el ejercicio (…) la gente vaga como yo, pueden beneficiarse de estos fármacos,” explicaba (quizás más en broma que en serio) Bahaa Elgendy, investigador principal del proyecto, encargado de la presentación frente a la ACS.
En una nota más seria, el experto remarcaba que, para quien pueda, lo recomendable seguirá siendo el ejercicio físico. “Pero hay tantos casos en los que un sustituto es necesario.” Elgendy ponía como ejemplo los menores afectados por problemas de movilidad como los causados por la distrofia muscular de Duchenne. Otro posible grupo que podría beneficiarse son las personas mayores que han ido perdiendo movilidad con el paso de los años.
Nunca está de más recordar que los ensayos clínicos son pruebas exigentes en las que se pierden muchos compuestos y tratamientos “prometedores”. Por ahora SLU-PP-332 ha mostrado un comportamiento interesante en las pruebas pre-clínicas, pero quiere llegar a farmacias y hospitales aún tiene un largo camino por recorrer.
Además de los ensayos pre-clínicos, que suelen incluir pruebas in vitro o pruebas con modelos animales como esta, para que un tratamiento llegue a nuestras farmacias debe superar al menos tres fases de ensayos clínicos en humanos. La primera de estas fases es una de las más cruciales, ya que debe demostrar que se trata de un tratamiento seguro.
A partir de ahí los ensayos se replican con más participantes, para dilucidar si el tratamiento es realmente efectivo y para conocer sus efectos secundarios. Los sucesivos ensayos también sirven para conocer más detalles, como la eficiencia comparada con otras alternativas o la dosis idónea. Si no supera alguno de estos ensayos, el equipo tendrá que volver a empezar, si no de cero, casi.
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