El Presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, acaba de anunciar que va a pedir al Gobierno y al resto de las comunidades que el uso de la mascarilla en espacios públicos deje ser obligatorio a partir del mes de julio. El anuncio (por tanto) tiene mucho de declaración de intenciones, pero da el pistoletazo de salida a un debate que era inevitable.
Porque, como señalábamos hace unos días, los niveles de vacunación a los que llegaría España en las próximas semanas se asemejarán mucho (o superarán) los que tenían países como Israel cuando suprimieron la obligatoriedad en el país sin que eso originara repunte alguno.
La conversación pública lleva muchos meses centrada en la campaña de la vacunación y en la reactivación de sectores como el turismo (para los que parece recomendable tener una incidencia baja), pero era cuestión de tiempo que, con la población de riesgo ya vacunada, la eliminación de las restricciones va a ser el próximo gran tema de la pandemia.
El momento de quitar restricciones
Hoy por hoy, el uso de mascarilla es obligatorio en espacios públicos y en el interior de locales; y lo es, aunque se pueda mantener la distancia de seguridad. Como bien sabemos, tan solo está permitido quitarse la mascarilla en contextos muy concretos (como la práctica deportiva o el consumo en hostelería). De hecho, pese a que se sabe que los contagios en exteriores son mucho más raros que en interiores, el Congreso volvió a reincidir en la obligatoriedad a finales de marzo.
La gran pregunta es: "¿hasta cuando?". ¿Hasta cuándo estarán en vigor las medidas de salud pública si todo sigue como hasta ahora? Porque al tema que acaba de poner en el centro del debate García-Page, podemos sumar muchas más medidas. Alguna de ellas, como las mascarilla en los colegios, llevan días discutiéndose públicamente.
Imagen | Gabriella Clare Marino
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