La impresión 3D vino a ofrecemos una amplía variedad de opciones y desarrollos, muchos de ellos encaminados a tener productos u objetos con una mayor "facilidad", donde hemos podido ver desde prótesis, obras de arte, hasta herramientas para astronautas, entre otros desarrollos.
Pero como es costumbre en el caso de las nuevas tecnologías, también existen proyectos que causan controversia, como por ejemplo pistolas impresas en 3D, mismas que no han tenido mucho éxito (por fortuna) debido principalmente a que no soportan muchos disparos antes de deformarse o romperse, lo cual podría cambiar gracias a esta nueva bala.
De juguete a arma letal
Los fallos presentados en la mayoría de las pistolas impresas en 3D han llevado a un mecánico de 25 años que reside en Pensilvania, Estados Unidos, de nombre Michael Crumling, a desarrollar un modelo de pistola que tiene la parte superior descubierta, donde se aloja el cartucho, esto con la intención de no dañar el arma, pero para esto se necesitará una bala especial.
Esta bala de calibre .32 se encuentra a una pulgada (2,54 centímetros) de profundidad dentro de un casquillo de metal grueso, lo que hace que la fuerza de la explosión se absorba por el cartucho y no por la recamara del arma, así evitando el daño de la misma, ya que el cartucho hace la función de otro cañón de metal además del que posee la misma pistola.
En las primeras pruebas se han logrado 19 disparos sin daño al arma, e incluso Crumling ha puesto en su página los planos para la fabricación de la pistola, por fortuna, las municiones requieren mucho más trabajo, ya que se fabrican individualmente y cada una requiere aproximadamente una hora de trabajo con un coste total de 27 centavos de dólar en materiales.
Aunque otra de las ventajas de estas balas, es que el casquillo se puede volver a utilizar, haciendo este desarrollo por demás atractivo para todos aquellos entusiastas de las armas de fuego impresas en 3D, y de igual forma el diseño de estas balas ha sido puesto a disposición de todo el mundo, ya que el señor Crumling dice no tener intención de vender ni el diseño ni las balas.
Aquí entramos en un terreno peligroso, ya que al no existir una regulación o algún tipo de restricción, alguien con el suficiente tiempo y recursos, puede hacerse de un arma de fuego capaz de provocar una tragedia sin dejar rastro, por lo que cada vez son más necesarias leyes y normas para el manejo de este tipo de dispositivos de impresión, antes de que esto se salga de control.
Vía | Wired En Xataka | Ghost Gunner, la llave necesaria para fabricar fusiles con impresoras 3D
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