Nueva semana, nueva ocasión en la que Donald Trump provoca un terremoto geopolítico. Si hace una semana aplazó por enésima vez la decisión de imponer aranceles a las importaciones de acero de sus aliados, Unión Europea incluida, y poco antes fructificó su exitosa estrategia para con Corea del Norte, las veleidades del inquilino de la Casa Blanca nos llevan hoy a Irán. Trump acaba de volar por los aires el acuerdo nuclear de Obama y el equilibrio político en Oriente Medio.
Un éxito breve. La decisión definitiva ha llegado tras semanas de dilaciones. El acuerdo con Irán fue uno de los principales éxitos de Barack Obama y, bajo cualquier prisma que se plantee aún hoy, estaba funcionando. Las negociaciones con Irán supusieron un hito histórico tras décadas de gélidas relaciones entre ambos países, un hito similar al que Obama alcanzó en Cuba durante su segundo mandato. Trump ha decidido que es hora de aniquilarlo.
¿Por qué? Para los halcones de la Casa Blanca (incluido John R. Bolton, su más reciente incorporación) el acuerdo es demasiado laxo. Irán, explican, ganó demasiado a costa de la comunidad internacional. Trump y sus consejeros consideran que la república islámica debería haberse sometido a controles más estrictos, aunque nunca han sido demasiado específicos. Para Estados Unidos, romper el acuerdo implicaría endurecer su posición en la arena internacional.
Para su más próximo aliado en la región, Arabia Saudí, implica debilitar a su principal rival geopolítico.
¿Irán cumple? La decisión es política, no práctica. Irán está cumpliendo con el acuerdo. Ha permitido la supervisión activa del Organismo Internacional de Energía Atómica, la institución encargada de regular los asuntos nucleares del planeta. Todos sus informes indican que Irán ya no está enriqueciendo plutonio, que tampoco está enriqueciendo uranio con más de un 3% del isótopo U-235 (necesario para tener la bomba) y que ha desinstalado la mayoría de sus centrifugadoras.
¿Qué implica salirse? Para Irán resulta dramático. El acuerdo se firmó porque su economía renqueaba a consecuencia de las sanciones internacionales, las mismas que le cerraban la puerta a los mercados globales y que sancionaban a toda aquella firma que deseara invertir en su territorio. Si Estados Unidos eleva de nuevo las sanciones Irán tendrá menos incentivos para continuar en el programa de desnuclearización. China, Rusia y Europa no tienen intención de volver a imponerlas.
¿Qué hará Irán? Obama fue agriamente criticado por el acuerdo: los republicanos lo juzgaban demasiado blando. Rouhani, el artífice del mismo en Irán, también: los ayatollah lo juzgaban demasiado blando. Si Trump cumple su órdago Rouhani, un presidente moderado, quizá deba rendir cuentas ante la presión de Jamenei y los halcones de Teherán. En resumen, la vuelta de las sanciones escala un escenario político que, poco a poco, se había tranquilizado.
Para Oriente Medio, las consecuencias a corto plazo son imprevisibles. Y potencialmente explosivas.
Imagen | Vahid Sameni/AP
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