La página especializada en subculturas digitales masculinas Melmagacine ha detectado una curiosa nueva corriente de pensamiento que, en juicio de los editores, ha sido de las pocas cosas que ha puesto en común a todos estos grupúsculos: OnlyFans es la manifestación final de años y años de pérdida de poder de los hombres, una red social que va a relegarles a una categoría anecdótica mientras las mujeres ostentan casi todo el poder.
Onlyfans, cobrar por masturbarse y pagafantear
Como ya vimos, Onlyfans está teniendo un éxito desmedido en el universo pornográfico, especialmente por ser el primer foro digital donde se está reactivando a lo bestia la antigua costumbre de pagar por este tipo de contenido. No hay estadísticas segregadas por el género de los creadores (sí la hay estimativas de espectadores, 40% de mujeres y 60% de hombres), pero aceptemos la hipótesis de que, como la mayoría del porno en internet, éste es realizado por mujeres para un público masculino heterosexual.
Esto está contribuyendo a que “hordas” de hombres pagafantas (simps en la jerga común a día de hoy) acepten la mediatización comercial de las relaciones con las mujeres. “Onlyfans es un 10% de porno y un 90% de flirteo”, encabeza en su perorata este histórico colaborador del foro Incels.com.
En su visión, está claro por qué la mayoría de creadoras que encabezan los rankings de la plataforma no son diosas esculturales ni performers sexuales de primera categoría, sino chicas monas pero con un halo de normalidad, la vecinita de toda la vida, tal vez con más inclinación a promocionar hobbies y gustos de comunidades masculinas (chicas cosplayers o gamers por ejemplo). No te venden su porno, que también, sino más bien su chat, su posibilidad de comprar interacciones con ella, acciones que ellas venden como inocentes, ocultando así la hipocresía innata del trámite.
Esto, según la teoría incel, está aumentando el número neto de pagafantas mundial, lo cual normaliza los intercambios monetarios a la hora de acceder a mujeres corrientes. Un día, nos dicen, prácticamente cualquier mujer podrá empezar a pedir dinero para hablar contigo. Tinder empezará a tener opción de cobrar por hacer match con una tía, vaticinan. De ahí a un nuevo orden mundial en cuanto a la desigualdad de género: las mujeres podrían, por el mero hecho de haber nacido con sus atributos físicos innatos, invertir la relación de poder con los hombres. Ya no ocurriría como en la tradicional dependencia doméstica, por la que una mujer, para sustentar su vida, tiene que casarse con un hombre que le provea a nivel financiero, sino que serán ellas las que traen el dinero a casa gracias a esas conexiones semipersonales con otros hombres en internet.
¿Pero podrían todas las mujeres acceder a este tipo de dinámicas? En su mente, sí, casi cualquiera que sea joven podría. Para reforzar su pensamiento comparten decenas de ejemplos de artistas de la erótica de aspecto relativamente normal que comparten capturas de sus cuentas bancarias.
Hay muchos, muchos casos llamativos de mujeres que cuentan “gracia a Onlyfans en tres semanas me he podido independizar a los 20 años. ¡Gracias followers!”, o “Mirad, tengo 10.000 dólares en el banco gracia a apenas un total de 20 horas de trabajo”. Estos comentarios podrían explicarse por el mismo fenómeno que con todas las redes sociales, donde sólo lo más llamativo, lo más exitoso, acaba siendo publicitado. Al igual que ocurre con Instagram, donde compartimos públicamente el postureo pero las miserias cotidianas se esconden debajo de los DMs, los foreros confunden la excepción con la norma. La realidad es que, aunque Onlyfans ha mejorado y amplificado las formas de monetizar el contenido pornográfico, este trabajo requiere un esfuerzo y una constancia mucho mayor del que podría pensarse en un principio.
Incels endgame
En estas áreas de Internet responsabilizan tanto a las mujeres que optan por estas vías de independencia financiera como a los propios hombres que, tokens mediante, validan las mismas: “esto sólo me confirma que hay x100 más incels inconscientes de su situación que los que la comprendemos”, dicen. Estos “solteros involuntarios” (“involuntarily celibates”) se organizan en comunidades no sólo para discutir su injusta realidad y darse apoyo, sino para actuar políticamente para revertir la situación.
Un incel sabe que sólo en un mundo en el que otros hombres dejen de darle poder a las mujeres podrán liberarse, así que Onlyfans está siendo su mayor pesadilla, su propio colectivo casi al completo cediendo solícitamente a un esquema que terminará con ellos.
Como hemos comentado, otras facciones de la manosfera aceptan la lectura sociopolítica antes mencionada, pero su actitud es distinta. Los MGTOW ("men going their own way") por ejemplo piensan que, dado que sólo es una consecuencia de muchos siglos de degeneración occidental, la única posibilidad ahora mismo es sentarse y disfrutar del espectáculo.
Pero nuestros protagonistas no lo ven así porque todo ello tendrá consecuencias monetarias en un futuro no tan lejano. Cuando todas estas mujeres, millones y millones de mujeres, por motivo de su envejecimiento, acaben perdiendo el tirón webcamer, pasarán a engrosar las listas del paro dejando un agujero en el Estado del Bienestar inasumible para el esquema social actual.
Por el momento Onlyfans comprende a 60 millones de usuarios y, según sus métricas, 750.000 creadores en todo el planeta. Aún queda un rato para que esta app destroce las bases de la civilización contemporánea, pero habrá que estar atentos.
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