Todas las veces que las casas escondían una fortuna y los propietarios no se dieron cuenta. O lo hicieron muy tarde

La historia está repleta de ejemplos de encuentros fortuitos que cambiaron la vida a sus dueños. Imagina todos los casos que no se han encontrado todavía

Como veremos a continuación, las casas están repletas de tesoros que sus dueños a menudo desconocen. A veces son reliquias que, literalmente, te pueden cambiar la vida. Una de esas historias fascinantes tiene como protagonista a una anciana de Rumania. La mujer llevaba décadas utilizando un extraño pomo en la puerta que le facilitaba la entrada y salida del cuarto. Por supuesto, el pomo no era normal.

La anciana y su pomo. La historia nos lleva hasta el año 1991, momento en que fallece una anciana en Colti, una aldea al sureste de Rumania. La mujer se había encontrada varias décadas atrás una roca de 3,5 kilos en el cauce de un arroyo, la misma roca que tomó y utilizó como tope de puerta desde entonces sin saber absolutamente nada de su origen.

Tras su muerte, la casa la heredó un familiar que se fijó en la extraña roca que hacía de pomo. Resultó que aquella pieza era en realidad una pepita gigante de ámbar negro, también conocida como ámbar rumanito. Y no una normal, se trata de la más grande del mundo que data de entre 40 y 70 millones de años y que está valorada en más de un millón de euros.

El “tope” acabó siendo vendido al Estado rumano y hoy está clasificado como tesoro nacional. Una historia fascinante, aunque, como decíamos al inicio, no es única.

Mi pomo es un meteorito. Una década antes del fallecimiento de la anciana, un vecino de Michigan en Estados Unidos compró una granja. Entre los enseres de la casa había una piedra de unos 10 kilos y aspecto metálico. Durante décadas, la familia usó la piedra para lo mismo que el anterior propietario: impedir que la puerta se cerrara.

Lo que no sabían es que el tope de su puerta tenía gran valor. Ocurrió cuando le dio por llevar aquel pedazo extraño a analizar. Era un meteorito y no uno cualquiera. Se trataba de un meteorito metálico especialmente raro que pesaba alrededor de 10,2 kilos y estaba compuesto de níquel y hierro. De hecho, el Museo Smithsonian confirmó el hallazgo y tasó la pieza en alrededor de 100.000 dólares.

Una reforma afortunada. Hacer una reforma en casa puede ser una de las peores experiencias de un propietario. Hay excepciones, como la pareja de Yorkshire, Reino Unido, que hace dos años tuvo la suerte de dar con un tesoro de monedas de oro del siglo XVIII estimado en un valor de hasta £ 250.000 debajo de las tablas del piso de su casa.

El cuadro de mi cocina es una obra maestra. Nos trasladamos a Compiegne, Francia. Una mujer está a punto de vender su casa, pero decide llevar sus pertenencias a un subastador para tener constancia del valor de sus pertenencias. El hombre se queda en shock con un cuadro colgado sobre la placa eléctrica de la cocina. La mujer vivía con una obra perdida del siglo XIII del artista florentino Cimabue. Una obra maestra que se subastó y vendió por 26,8 millones de dólares.

La pieza de ajedrez millonaria. Al parecer, en 1831 se encontró un tablero de ajedrez medieval con piezas hechas de marfil de morsa en la isla de Lewis. Sin embargo, faltaban cinco piezas del juego. Dos siglos después se agregaba una de las fichas: una familia de Edimburgo se enteró de que una de sus piezas de ajedrez, la misma que estuvo en casa durante años, en realidad valía 1,2 millones de dólares.

El ático con sorpresa. Los áticos, dependiendo de la vivienda, pueden ser espacios sin habitar por mucho tiempo. En Toulouse, Francia, un ático estaba lleno de juguetes, relojes y ropa, todo acumulando polvo durante años. En 2014, sus dueños encontraron algo entre la basura que iban a tirar: una pintura original del artista renacentista Caravaggio. Su valoración: entre 114 y 171 millones de dólares.

Mi anillo no era una baratija. Década de 1980. Una mujer compra lo que creía que era un anillo de diamantes falso en el Hospital West Middlesex de Londres. Paga tan solo 13 dólares y lo usa casi todos los días durante 30 años. Luego lo guarda en un cajón de la casa hasta 2017, cuando la mujer, que siempre quiso permanecer en el anonimato, decide evaluarlo y casi se cae del susto. El anillo era en realidad un diamante de 26 quilates. Lo vendió por 800.000 dólares.

No es un plato, es un Picasso. Una mujer de Rhode Island compró un plato de cerámica en 1970 y pagó menos de 100 dólares por la vajilla. ¿Qué hizo? Lo colgó en la pared, sobre el horno de la cocina, donde acumuló una buena capa de grasa y polvo durante años.

En 2014, a la mujer se le enciende la bombilla y decide tasar el extraño plato en el mítico programa "Antiques Roadshow". Sí, no lo sabía hasta entonces, pero era la dueña de un plato Madoura de 1955 diseñado por Picasso.

Una fortuna para tapar un agujero. El último de los casos que reclama con urgencia una buena investigación de todos los rincones de nuestras casas nos lleva hasta Estados Unidos. Allí, un  hombre compra un cuadro y varios muebles de segunda mano por muy poco dinero.

El cuadro termina colgado en una pared para tapar un agujero. Una década después, mientras jugaba al juego de mesa Masterpiece, descubre que lo que tenía delante de sus ojos era una obra del pintor estadounidense del siglo XIX, Martin Johnson Head. En 1999, el Museo de Bellas Artes de Houston le pagó 1,25 millones de dólares por ella.

Imagen | MUSEO DE BUZAU, Cheryl Colan

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