Al igual que sucede en el resto de países europeos, Dinamarca tiene un problema con su tasa de natalidad. Es muy baja, lo que provoca el progresivo envejecimiento de su población, con todas las indeseables consecuencias derivadas. ¿Cómo poner fin a la espiral no-reproductiva del país? El gobierno tiene algunas ideas, pero palidecen al lado de las de Spies Resjer, una agencia de viajes danesa. Por segundo año consecutivo, han creado el anuncio más original de Europa: si no tienes hijos ni por ti ni por tu país, al menos tenlos por tu madre. Ella también se merece un nieto.
El vídeo se lanzó hace dos días y desde entonces ha recorrido todos los rincones de la red como la pólvora. No es para menos. Su narrativa es simple: tu madre quiere tener nietos, pero tú no lo estás intentando con la suficiente energía. ¿Qué hacer? Irte de vacaciones a un lugar cálido donde practiques mucho deporte, liberando feromonas y deseando tener más sexo con tu pareja. Con suerte, en alguno de esos momentos plantarás la primera semilla para que Dinamarca perviva.
Nuestro incierto reemplazo generacional
El objetivo de Spies Resjer es doble: por un lado, vender su producto. Son una agencia de viajes y te están pidiendo que viajes, porque los daneses, al parecer, tienen más sexo en vacaciones que en su país natal. Por otro, incentivar un aumento de la natalidad en el país de forma desenfadada y poco dramática. La campaña de este año sucede a la del anterior, cuando un anuncio parecido (pero enfocado sólo a irse de vacaciones, dejando a un lado el aspecto deportivo) también causó sensación. El lema entonces era "Hazlo por Dinamarca". Hoy es "Hazlo por tu madre".
Spies Resjer bromea con la idea de que o los daneses comienzan a tener más hijos o su negocio se irá a la ruina. El componente cómico se agradece, pero no resta validez a la afirmación. La tasa de fertilidad de Dinamarca es baja: según los datos del Banco Mundial, 1.73 niños nacidos por familia. No palidece en comparación a la de sus vecinos, pero sigue siendo un problema: el reemplazo generacional (2,1 hijos por madre) queda lejos. Y no se ha superado desde los años setenta.
De modo que el gobierno se ha puesto manos a la obra. Más nacimientos significa más población. Más población significa más fuerza laboral. Más economía. Más crecimiento. Más impuestos. El círculo es de obligado cumplimiento para mantener el excelente y muy redistributivo estado del bienestar danés. Así, en los colegios daneses se ha comenzado a tratar el embarazo no tanto como un horrorífico resultado del sexo sino como algo más natural, desde un punto de vista más positivo. El año pasado se produjo un repunte histórico en la natalidad. ¿Les está funcionando?
De ser así, el resto del continente debería tomar nota. Europa necesita desesperadamente tener más hijos. Nuestra tasa de fertilidad es la más baja del mundo. Sólo Japón, que compite en otra liga, va a tener una población más envejecida a corto plazo que los países europeos. Según cálculos de la Comisión Europea, el 20% de la población del continente tendrá más de 65 años para 2025. La cifra es insostenible, y representa un desafío social y económico sin precedentes en su historia.
Pese a la crisis, Europa va a necesitar más trabajadores para rellenar todos sus puestos de trabajo. Sin crecimiento demográfico, el declive económico es más que probable
La crisis económica ha logrado que se desplace el foco hacia otras cuestiones. No en vano, el desempleo ha golpeado fuerte a la mayoría de países. Pero la realidad es que, a largo plazo, España y otras naciones ofrecerán más trabajos de los que su población podrá aceptar. Alemania, cuyo declive demográfico no tiene parangón en Europa (sólo 8,2 nacimientos por cada 1.000 habitantes, por debajo de Japón) ha comprendido mejor que nadie la necesidad poblacional a la que se enfrenta. No en vano, su política de refugiados está parcialmente motivada por este hecho.
No se puede culpar al gobierno de Angela Merkel de actuar por motivos egoístas. Como recordaba The Economist hace poco, todos los países de Europa del Este, tan reticentes a aceptar refugiados y migrantes, deberían estar haciendo lo mismo. Sus tasas de natalidad no son altas, y las empresas tienen problemas para encontrar a trabajadores cualificados. Necesitan más población capacitada, o de lo contrario todo el potencial de su economía quedará en agua de borrajas.
Otros modos de incentivar la procreación
En España la situación es idéntica, si no peor a la de muchos otros países. Nuestra tasa de fertilidad es mucho más baja que la de Dinamarca, por ejemplo, y algunas regiones llevan perdiendo población desde innumerables décadas atrás. El interior de España ya es un desierto demográfico que está condenado al ostracismo, pero el crecimiento de población de las costas y las grandes capitales no lo está compensando. El problema de nuestra pirámide de población es grave y acuciante. En un gif:
¿Qué soluciones están buscando los estados en mayores problemas? Dinamarca no es el único país que ha tirado de creatividad para pedirle a su población que, por favor, tengan hijos. Hay otros ejemplos. En Singapur, una campaña institucional lanzada por el gobierno apelaba al patriotismo erótico. De la mano de Mentos, la empresa de caramelos, declaró "La Noche Nacional": ten sexo, ten hijos, es tu deber como ciudadano de Singapur. De forma paralela, el gobierno ha limitado el número de apartamentos individuales que se pueden construir en el país. Bien jugado, Singapur.
En Singapur y Rusia la cuestión de la natalidad se ha enmarcado dentro de una retórica patriótica: tener hijos es un deber nacional
Corea del Sur ha adoptado tácticas parecidas en su lucha a favor de la procreación. Además de varias medidas destinadas a facilitar la conciliación laboral y el apoyo económico a las familias que decidan convertirse en padres, el gobierno adoptó "El Día de la Familia" en 2010. ¿En qué consistió? En apagar las luces de todas las oficinas a las 7 de la tarde todos los miércoles de cada mes. El objetivo, caro, que las parejas pudieran pasar más tiempo juntos en casa. En la cama.
En Europa, pocos países se enfrentan a un declive poblacional tan impresionante como el que amenaza a Rusia. Su tasa de mortalidad es muy alta, y su tasa de natalidad es muy baja. A corto plazo, el país no hará sino perder rusos. ¿Qué solución adoptó Putin, heróe moderno donde los haya? Una muy digna de él mismo: en 2012, declaró el 12 de septiembre "Día de la Concepción", y otorgó el día libre a todos los trabajadores para que lograran engendrar un pequeño rusito. ¿Por qué esa fecha? Porque nueve meses más tarde, el niño nacería el 12 de junio, Día Nacional de Rusia.
Genius, Vlad. Al parecer, y junto a otras medidas para fomentar la natalidad, está funcionando.
Eso de ahí arriba es una mirada al horror vacui demográfico. Es decir, Japón, cuya población en 2100 será la misma que en 1880, en un retroceso poblacional dramático. Hoy en día Japón es el único país del mundo donde se venden más pañales para adultos que para niños (no nos lo inventamos).
La aproximación japonesa al problema demográfico se ha realizado en términos puramente japoneses. O lo que es lo mismo: robots. Una empresa ha creado un pequeño robot-bebé que imita el comportamiento de un bebé-japonés real, con el objetivo de despertar las emociones paternas de sus dueños. Quizá al verle sientan la tentación de tener uno humano. Es una locura, como casi todo lo que pasa en Japón, ¿pero quién podría culparles viendo lo que se les viene encima?