España es un país envejecido. Y lo es cada vez más: el porcentaje de personas por encima de los 65 años ha pasado del 13% en el año 1990 al 19% en la actualidad. Como hemos visto en otras ocasiones, al aumento de la población mayor debemos sumar otra tendencia: la prolongación de los años de vida. Cada vez vivimos más. Lo que se traduce en un aspecto a un tiempo soterrado y omnipresente en la esfera pública: cada vez disfrutamos de más años en los que podemos conducir un automóvil.
Cuestión sobre la que la DGT plantea reformas.
¿Cuáles? Las anunciadas por su director, Pere Navarro, hace unos días. El organismo se plantea reducir la frecuencia de renovación del carné de conducir para los mayores de 90 años. En la actualidad todos aquellos conductores por encima de los 65 años que deseen seguir siéndolo deben renovar su licencia cada cinco años. Navarro considera "excesivo" tal plazo para los nonagenarios o centenarios. No detalló cuál sería el nuevo, si llega a aprobarse, oscilando entre los tres y los dos.
Lo explicó el martes en el Congreso del siguiente modo:
Revisar y actualizar las condiciones psicofísicas de salud para la conducción debido al envejecimiento de la población. Básicamente, aquí lo que se prevé es una revisión o actualización de los plazos de renovación y de las pruebas para las personas de edad avanzada.
¿Por qué? La medida se enmarca en la Estrategia de Seguridad Vial diseñada por la DGT para la próxima década, pero recoge una cuestión largamente discutida tanto en foros viales como a pie de calle: ¿son las personas mayores un peligro al volante? La respuesta de Navarro es rotunda: no. La reforma anunciada por la DGT sería tímida, muy tímida, dado que mantendría los mismos plazos y requisitos de renovación. para las personas menores de 90 años.
El camino. En un contexto de envejecimiento progresivo de la población, el anuncio quizá marque el camino de la DGT a medio plazo. Como vimos en su momento, hay países que regulan de forma más estricta el acceso de los mayores de 65 años al volante. Reino Unido expira el carné automáticamente a partir de los 70 años, obligando a los interesados a renovarlo, un mecanismo de desincentivo claro. Dinamarca obliga a renovarlo cada año a partir de los 80; mientras que Finlandia reserva a criterio del médico la posibilidad del paciente de seguir conduciendo (y a revisiones verificadas por dos especialistas).
Esquemas de renovación más cortos a partir de los 75 ya han sido propuestos (por la Fiscalía de Salamanca), pero no han ido más allá.
¿Vamos hacia ahí? Lo más probable es que no. Al menos de momento. Las cifras de siniestralidad que blande la DGT no lo sugieren: "Registran cuatro veces menos accidentes que los menores de 25, pero su mortalidad grave son muy superiores". Un dato que conocíamos. Los mayores sólo protagonizan en torno al 12% de los accidentes registrados cada año por la DGT (2016, sobre un total de 12.000) y colisionan unas cuatro veces menos que los jóvenes. Su tasa de mortalidad, más alta, quizá explique el recelo del resto de conductores: hasta el 30% las considera peligrosas.
El melón es otro. Y no rota tanto en torno a la frecuencia de las revisiones (que también) sino en torno a su laxitud. El 81% de los conductores mayores de 65 años sale del reconocimiento "apto pero con restricciones", un paragüas que les permite salir a la carretera pese a ciertas limitaciones físicas (y con algunas cortapisas, como límites de distancia u horarios). El sistema de reconocimientos está roto, pese a que la mayoría registra capacidades visuales decrecientes (61) o perceptivas (11%).
En España sólo el 4% de los mayores se quedan sin carné por una revisión médica, una cifra inferior a la media europea (6%). Tampoco afrontan pruebas y reconocimientos específicos, cosa sugerida en otros foros. La DGT parece dar el primer paso hacia una regulación específica, pero de momento circunscrita a los +90. Junto a la baja siniestralidad, el motivo es claro: si cada vez hay más conductores por encima de los 65 años también hay más votantes en esa franja de edad. Y votan mucho.
Imagen: Andrea Piacquadio