Si las conversaciones sobre la guerra contra el azúcar y los alimentos procesados son trending topic del siglo XXI, hoy, la disputa de hábitos de consumo vuelve el foco hacia la oveja negra por excelencia: la industria tabacalera. El vaper está tan de moda entre los adolescentes que cada vez son más los países, estados y ciudades que deciden prohibir su venta con la intención de prevenir la adicción a la nicotina entre los más jóvenes. Mientras California propone vetar el uso de vaporizadores en todo el estado, su cuarta ciudad más poblada, San Francisco, acaba de prohibir la venta de vaporizadores en sus inmediaciones.
¿Por qué es importante el caso de San Francisco? Tras mostrar esta primavera su intención de prohibir la venta de cigarrillos electrónicos, San Francisco se posiciona como la primera gran urbe en dar este paso al frente en Estados Unidos. Es precisamente en el seno de esta ciudad donde nació Juul, el fabricante del vaper más vendido en América. A pesar de producir sus cigarrillos en San Francisco, la nueva ley les impedirá vender en este territorio. ¿La razón principal? Alejar la nicotina de los jóvenes.
Un golpe a nivel empresarial. La ordenanza del ayuntamiento de San Francisco recoge explícitamente que "nadie puede vender o distribuir un cigarrillo electrónico a otra persona en San Francisco" lo que, por extensión, deja fuera de juego a Juul quien a finales de 2018 podía presumir de ocupar el 70% del mercado aproximadamente. La venta de tabaco electrónico en San Francisco pasa a ser ilegal tanto en el comercio tradicional como en el online. Por lo tanto, cualquier pedido cuya dirección pertenezca a San Francisco será bloqueado o no entregado, lo que obligará a Juul a hacer cambios en su experiencia de usuario y adaptar su negocio al resto de ciudades americanas.
¿Existe realmente un riesgo? Entre el 15 y el 25 % de los adolescentes americanos que tienen entre 16 y 18 años han usado cigarrillos electrónicos. Esta cifra respaldada entre otros estudios por este del New England Journal of Medicine subraya que existe una tendencia al alza en el uso de estos instrumentos y que ello incrementa las posibilidades de fumar tabaco tradicional en un futuro, algo que ratifica este estudio publicado por la revista Plos One. Sin embargo, los riesgos para los más jóvenes no terminan ahí. A día de hoy no se conoce con exactitud los efectos que provocan los cigarrillos electrónicos que contienen nicotina líquida o dosis de tabaco, pero ya hay estudios que hablan de una fuerte exposición a metales como el plomo o el zinc (especialmente perjudicial si es inhalado).
Más de 30 países ya prohíben la venta. A pesar de que en la mayoría de ellos el consumo es libre y está permitido, un amplio listado veta la venta de cigarrillos electrónicos en su territorio. Argentina, Turquía, Venezuela, México, Nepal, Etiopía, Japón o Panamá son algunos de los países incluidos junto a un par de decenas más. Otros como Nicaragua o Gambia no permiten ni el uso ni la venta. Del mismo modo que sucede en San Francisco, en la mayoría de estos casos también se restringe la venta online por parte de los comercios instalados en el territorio vetado. Sin embargo, la compra de vapers a países donde la venta sea legal recae en la libertad de cada uno.
¿Y España? Juul y sus vaporizadores vieron la luz en Estados Unidos allá por 2015, cuando todavía pertenecían a Pax Labs (otro fabricante de vapers) mientras que su desembarco en España acaba de producirse hace tan solo varias semanas. Aunque las expectativas de Juul sobre el mercado español son positivas, los resultados de encuestas como esta de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria evidencian que el 58,2% de los encuestados considera igual de perjudicial el cigarrillo electrónico que el de toda la vida. Aún así, Juul llega a España con la misma propuesta de valor que ha conquistado otros países: posicionarse como la alternativa que "ayudará a dejar de fumar a 10 millones de fumadores".
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