La paradoja del "sueño americano": el lugar donde es menos probable alcanzarlo es Estados Unidos

Forma parte del imaginario nacional estadounidense: si te esfuerzas lo suficiente, al margen de tus raíces familiares y de tus orígenes socioeconómicos, podrás llegar allí donde te lo propongas. Es el célebre "sueño americano", un ideal que abre las puertas a un futuro esplendoroso disponible para quien lo desee, por obra y gracia de la movilidad social. Sin embargo, más de dos siglos después del nacimiento del país, el "sueño americano" es un mito. Especialmente en Estados Unidos.

¿Por qué? Según los datos más recientes de la OCDE, Estados Unidos es uno de los países desarrollados donde la movilidad social es más limitada. Es decir, si naces en una familia pobre, tienes más difícil escapar de la pobreza cuando seas adulto. La OCDE lo ha calculado tomando como referencia el 25% más rico de la población de cada país: en Estados Unidos, menos del 10% de la población más próspera cuenta con orígenes humildes, pobres.

¿Con qué se compara? Con el resto de países. En el otro extremo de la tabla aparece Dinamarca: más del 20% del 25% más rico proviene de entornos familiares pobres (frente al 40% cuyos progenitores se cuentan entre los más adinerados). Portugal, Grecia, España o Hungría también cuentan con amplios porcentajes de pobres llegando en su edad adulta al 25% más rico de la población. Chile es el caso extremo, dado que se sitúa incluso por encima de Dinamarca.

¿Qué significa? Hay algo de contraintuitivo en el gráfico. Alemania, por ejemplo, muestra una limitada movilidad social, muy similar a la de Estados Unidos. La OCDE identifica diversos problemas en el país germano: desde sistemas impositivos poco progresivos (en Alemania la herencia es una de las principales fuentes de riqueza, y es por naturaleza una barrera a la movilidad social) hasta un modelo educativo que dota de menos herramientas a los hijos de familias desfavorecidas.

En Alemania y Estados Unidos, en suma, escapar de la pobreza es más difícil. Tus legado familiar pesan demasiado. Mientras en Dinamarca sólo necesitarías dos generaciones para que la losa se esfumara, en Alemania requerirías de cinco generaciones. El origen socioeconómico de tu tatarabuelo te seguiría persiguiendo.

¿Y Chile? También hay un elemento tramposo en el buen resultado de países como Chile, Portugal o España, cuya movilidad social no era particularmente brillante (menos aún tras la crisis). El percentil que utiliza la OCDE es muy amplio. En Chile, por ejemplo, acceder al 25% más rico de la población no es demasiado significativo: tus condiciones seguirán siendo más similares a las del restante 75% más pobre que a las del 10% o 5% más rico. El salto real en términos de riqueza y renta se da a partir de percentiles mucho más altos, a los que es mucho más difícil saltar.

La gráfica compara países con estructuras sociales y desigualdades muy dispares, por lo que los resultados inducen a ciertos engaños.

¿Cómo arreglarlo? El "sueño americano" no es más que un branding mitológico para la igualdad de oportunidades. Las políticas para llegar a él son diversas y no hay fórmulas infalibles: algunos investigadores apuntan a destinar mayores recursos a la educación o a políticas redistributivas más agresivas. Son procesos a largo plazo y complejos, pero lo que la OCDE señala, a nivel general, es alarmante: el "ascensor social" está roto. Si naces en las plantas bajas del edificio, tienes complicado llegar a las más altas. Sobre todo en Estados Unidos.

Imagen: Caleb Woods/Unsplash

Una versión anterior de este artículo fue publicada en septiembre de 2018.

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