No poder repartir cerveza y otros increíbles fenómenos que sufre o podría sufrir EEUU por el vórtice polar

Estados Unidos está en alerta por el vórtice polar. Los termómetros de Chicago llegaron a marcar ayer los -28º, dejándonos imágenes de trabajadores prendiendo fuego a las vías de los trenes para que no se estropeasen por el tiempo y de trabajadores de correos abandonando su vieja premisa de mantener el reparto sin importar las condiciones atmosféricas. Las agencias meteorológicas ya han alertado de que las temperaturas podrían desplomarse hasta los -40º, dejando sensaciones térmicas en las Dakotas, Wisconsin o Minnesota de -56º.

En este país son bien conocidas las temperaturas de -30 y -35 grados, pero un pueblecito de Canadá, Snag, en Yucon, registró cómo podría ser la vida a -63º (reales, no percibidos) en febrero de 1947, convirtiéndose así en la región más fría de la historia de Norteamérica desde que hay registros metereológicos. Estos son algunos de los incidentes que, si todo continua según lo previsto, podrían sufrir los estadounidenses en los próximos días… y muchas otras personas en el futuro de la deriva climática en la que nos encontramos.

Para empezar, tu cuerpo se convierte en una batalla

Sí, puedes salir a la calle a -60º, pero los hombres de Snag tenían que tomar extremísimas precauciones. Nada más salir de tu casa tus ojos empezarán a llorar. A los cuatro minutos de estar a la intemperie tu pelo, nariz y boca se congelarán. No puedes respirar por la nariz, que queda inutilizada, y si lo haces por la boca, mientras metes por tu garganta ventoladas heladas, debes tener cuidado de no respirar con mucha intensidad bajo riesgo de quemar tus pulmones.

Al menos puedes contentarte con contemplar una de las imágenes más hermosas: que se te caiga el aliento. El aire de una tos o un estornudo se convierte rápidamente en polvo, y al precipitarse contra el suelo nevado provocará un ruido similar al de la rotura de un vaso de cristal.

Y eso en caso de que tu aliento pueda caer, porque como señalaron también algunos vecinos, el rastro de sus bocanadas podía quedarse suspendido en el aire durante varios minutos, creando un rastro visible del movimiento de cada persona durante el último cuarto de hora.

Debes evitar correr a toda costa, o te arriesgas a que se congelen tus córneas. También, al cabo del tiempo, puedes ir perdiendo el juicio, ya que en caso de hipotermia, el hipotálamo, la parte que se encarga de cuidar de la temperatura corporal, puede ir desconectando mecanismos que afectan a la toma de decisiones y a la coordinación corporal. Curiosamente, una de las señales que se encuentran en algunos de los casos de personas muertas por congelación es que, en sus últimos instantes de vida, se han quitado la ropa.

Los materiales y estructuras van fallando

El metal puede romperse, la madera se vuelve rocosa, el caucho adquiere las cualidades del cemento y las ventanas de los edificios estallan. La gente de Snag señaló que no podían intentar recolocar los arneses de los perros bajo riesgo de que se les rompiesen. Si intentas picar hielo con un hacha te arriesgas a que tu hacha rebote y te golpee a ti mismo. Hay vídeos de gente que, bajo las heladas, puede clavar clavos con peras.

Algo de lo más habitual es tener que poner gasolina a quemar debajo de un coche durante veinte minutos sólo para que el aceite se caliente lo suficiente para poder ponerlo en marcha. Tampoco es tan extraño que la gente se quede encerrada dentro de los vehículos debido a la congelación de la estructura. Por increíble que parezca, a bajas temperaturas tu neumáticos pueden romperse debido al aumento de presión.

Algunos ciudadanos de Chicago ya están informando de estallidos en el suelo, ruidos similares a la explosión de petardos. Es un efecto de los sismos de hielo, efecto causado por el agua congelada que pone en tensión la tierra a su alrededor y que eventualmente acaba detonando.

Si caminas por el campo, en zona abierta, podrías oír a los ríos haciendo el ruido de las pistolas láser de Star Wars. A partir de -30º es de lo más normal que los árboles con más savia en su interior estallen internamente.

Y por supuesto, nada de vuelos.

Luego está el problema de las bebidas alcohólicas. Ahora mismo los camiones del norte de Estados Unidos encargados de distribuir cerveza han dejado de transportarlo, ya que, pese a que el alcohol tiene un punto de congelación más bajo que el agua, el tiempo es ya tan bajo como para helar la cerveza. La alternativa, transportar la bebida en camiones con calefacción, tampoco vale, ya que provocaría que el alcohol se evaporase.

Un escenario ideal para pasar uno de los momentos más inhóspitos de tu vida.

Un mundo sonoro completamente nuevo

Tal vez el fenómeno más fascinante de todos. Una de las consecuencias del frío extremo es que la densidad del aire crezca. Eso, sumado a los vientos o la injerencia de la nieve, puede provocar algunas de las estampas más curiosas.

En Snag la gente señaló que de repente podía oír a gente hablar a seis kilómetros de distancia (a mayor densidad del material mejor conducción del sonido), pero también algunos usuarios de Chicago han señalado cómo estos días ruidos habituales como los coches o los ladridos de los perros eran mucho más intensos que en días normales.

El ruido, además, se percibe muy distinto, parejo a lo que ocurre cuando estamos bajo el agua.

El frío puede incluso crear circunstancias en las que se crean “sombras acústicas” por las que algo que ves a unos cientos de metros de distancia se vuelve mudo. Esto se debe a que las ondas acústicas podrían estar viajando en una dirección distinta al lugar en el que estás tú. Así, durante una helada que hubo en la Guerra Civil estadounidense, los cronistas señalaron que desde una colina cercana no podían oír lo que ocurría en una batalla cercana, pero el sonido sí podría haberles pasado por encima cual pájaro y llegado a un pueblo varios kilómetros más allá.

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