La administración Trump ha anunciado la retirada de los EE.UU. del Acuerdo de París sobre el cambio climático ¿Va a producir consecuencias importantes para los esfuerzos globales contra el cambio climático o cambios en otras políticas climáticas de los Estados Unidos?
Hay quien sugiere que habrá un aumento de emisiones de hasta tres mil millones de toneladas métricas de dióxido de carbono en el aire al año. Otros apuntan a mayores emisiones de Estados Unidos debido a las normativas de eficiencia de combustibles diluidos para automóviles y cambios en la reglamentación para restringir las fugas de metano procedentes de la industria del petróleo y del gas.
Sin duda, la decisión de retirar a los EEUU de un acuerdo global es algo dramática, pero creemos que esta retirada es más bien una acción simbólica que va a tener poco impacto sustancial en la mitigación del cambio climático. Como tal, es muy importante no reaccionar de forma exagerada y no perder de vista los problemas internos que puedan poner en peligro de forma significativa las políticas climáticas futuras.
¿Cómo podemos medir el impacto de la decisión?
Para evaluar el impacto de la decisión de Trump, las preguntas que debemos hacernos son los siguientes: En primer lugar, ¿se van a promulgar nuevas políticas tras la salida de EEUU que alterarán de forma significativa las emisiones de carbono? Incluso antes del anuncio, la administración Trump ya había indicado planes de reducir los reglamentos, tales como la eficiencia del combustible CAFE para coches y las normativas sobre el metano.
En segundo lugar, ¿dicha salida alterará los esfuerzos de China, India o la Unión Europea en el ámbito de las energías renovables? ¿Y qué pasará con los estados de California y Washington, así como de las empresas que han defendido abiertamente que los EEUU cumplan el Acuerdo de París?
Podemos intentar calcular el impacto adicional de la salida del Acuerdo de París sobre la política climática más allá de la trayectoria política existente. Podríamos argumentar que, en base a acciones de la administración Trump desde que asumiera el cargo, sacar al país del Acuerdo de París simplemente supone un refuerzo de las acciones ya existentes en vez de llevar a una posición completamente diferente.
Desde que se iniciara en el puesto como presidente, Trump ha adquirido una reputación de hostilidad en cuanto a las cuestiones medioambientales. Ha habido fuertes recortes al presupuesto de la EPA, el Plan de Energía Limpia se ha interrumpido, se han vuelto a poner en marcha los proyectos de oleoductos de Dakota y de Keystone y se han abierto las tierras públicas para las industrias extractivas.
En otras palabras, la administración ya había adoptado políticas que ignoraban el cambio climático antes de la salida del Acuerdo de París, de ahí que podamos esperar que todos los actores, ya sean gobiernos extranjeros, gobiernos estatales o empresas, ya hayan ajustado sus expectativas sobre las políticas de cambio climático en comparación con la administración anterior.
Si el gobierno de Obama se hubiera retirado del Acuerdo de París, habría sido algo inesperado y, por tanto, diferente. Sin embargo, la salida por parte de Trump no proporciona ninguna información nueva al resto de gobiernos o a las empresas, por lo que no necesitarán revisar su evaluación de las medidas que tomará el gobierno federal contra el cambio climático.
¿Va a cambiar el mundo?
¿La salida de Estados Unidos del acuerdo va a echar por la borda los esfuerzos globales contra el cambio climático?
China ya ha pasado a ser líder de varias energías renovables, en particular la solar y la eólica, y ahora tiene una excusa para hacer negocios de forma más agresiva, puesto que cada vez tiene un mayor porcentaje de capacidad de generación de electricidad mundial basada en fuentes renovables. Al mismo tiempo, China se enfrenta a graves problemas internos por la contaminación del aire debido a su dependencia del carbón para la generación de electricidad. Por lo tanto, China tiene fuertes incentivos, tanto comerciales como ambientales, para continuar su enfoque hacia las energías renovables.
Algo parecido pasa en la UE y en la India, por lo que podemos confirmar que la decisión de los EE.UU. no va a cambiar las políticas contra el medio ambiente del resto de países.
El apoyo de los estados democráticos
Lo que no está del todo claro es si esta decisión afectará a los esfuerzos nacionales de Estados Unidos en su propio país. Dentro de los EEUU, gran parte de la innovación política medioambiental está teniendo lugar a nivel estatal y local. La retirada del Acuerdo de París no cambia la dinámica de algunos estados líderes en la lucha contra el cambio climático como California o Washington.
Algunos gobernadores republicanos, como Sam Brownback de Kansas y John Kasich de Ohio, ya se han convertido en fuertes partidarios de la energía eólica debido a los beneficios económicos que aportan a sus estados. Muchos políticos reconocen que la disminución del carbón se debe a factores tecnológicos resultantes de gas natural barato y no a los reglamentos. De hecho, en Wyoming, el estado con más producción de carbón, la energía eólica está salvando a algunas comunidades del carbón.Esta retirada puede hacer que algunos gobernadores y alcaldes sean aún más agresivo a la hora de crear medidas contra el cambio climático.
Es importante destacar que muchas de las grandes empresas apoyan el establecimiento de medidas contra el cambio climático. La reciente carta abierta de los principales CEOs del país es un buen ejemplo y una de las razones para el apoyo a la políticas climáticas es que la mayoría de las empresas son transnacionales y tienen incentivos para desarrollar políticas que sean aceptables en todo el mundo con un entorno normativo previsible y estable.
En resumen, es importante no reaccionar de forma exagerada a la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París. En su lugar, los grupos a favor del medio ambiente deberían centrar su atención en cuestiones de política interna, animando a los gobiernos locales y a las empresas a adoptar medidas contra el cambio climático de forma más agresiva. Por ejemplo, estos grupos deberían estar preparados para luchar si el gobierno federal pretende revocar la capacidad de California para establecer los límites de las emisiones en automóviles, algo que podría cambiar en gran medida la dinámica política de las emisiones.
Este es el tipo de cuestiones que las personas preocupadas por el cambio climático deberían tener en cuenta.
Autores: Nives Dolsak, profesora de Política Medioambiental de la Universidad de Washington; Aseem Prakash, profesor de la Walker Family y director fundador del Centro para las Políticas Medioambientales de la Universidad de Washington.
Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el artículo original aquí.
Imagen | Petter Rudwall/Unsplash
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