Un japonés comenzó a devorar donburis en 2019. No ha vuelto a comer otra cosa, y su salud es el mejor reclamo del plato nacional

Lo que comenzó con una oferta para ganar una Nintendo Switch se ha convertido en un estilo de vida

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En el mes de agosto hubo una señal como pocas que indicaba que algo no iba bien en la economía de Japón: el coste de cocinar su plato estrella nunca había estado tan alto. Se trataba del donburi, el arroz al curry y sus variantes niponas, el plato icónico que se prepara en masa en la nación. Precisamente por eso, la historia que vamos a contar se ha hecho tan popular en el país. Un hombre entró en una cadena de donburis a pedir un plato, y desde entonces no ha parado.

Primero fue el Gyudon. Para ser más exactos con la historia, el tipo que se ha hecho tan popular en el país entró a pedir un gyudon, un donburi o tazón de carne de res, un plato emblemático de la cocina japonesa que destaca tanto por su sabor como por su accesibilidad y simbolismo cultural. Compuesto por carne de res estofada con cebolla en una mezcla de salsa de soya, azúcar y mirin, y servida sobre arroz blanco, el gyudon es una comida económica, nutritiva y fácil de preparar, lo que lo convierte en una opción popular para personas de todas las edades.

Su importancia radica no solo en su conveniencia, sino también en su capacidad para adaptarse al estilo de vida moderna, ofreciendo una alternativa rápida y aparentemente balanceada frente a otras opciones de cadenas menos saludables. Además, el gyudon refleja la simplicidad y la armonía de los sabores que caracterizan la gastronomía japonesa, consolidándose como un plato de lo más reconfortante y representativo de la cultura culinaria nipona.

Quiero un Gyudon. Así llegamos a aquella mañana de 2019. Manarisu, un japonés de 31 años, entró y pidió un plato de la receta tradicional, y desde entonces no ha dejado de comer diariamente en el mismo establecimiento, Sukiya, una popular cadena de gyudon.

Al parecer, inicialmente lo hizo para aprovechar una promoción que le permitía hacerse con una Nintendo Switch. Sin embargo, lo que empezó como una estrategia puntual se convirtió en una tradición que ha superado ya los cinco años y más de 1.800 días. No solo se ha “consolidado” como cliente habitual, también se ha convertido en embajador oficial de Mercari, la plataforma detrás de la promoción, y de la propia receta nacional y sus valores culinarios.

Variedad y el plato favorito. Lo cierto es que aunque Sukiya es conocida por su famoso gyudon, también ofrece una amplia variedad de platos, desde curry hasta sukiyaki y opciones de temporada como unagi (anguila). De hecho, las variedades de donburis han ayudado a Manarisu a evitar el aburrimiento, aunque eso sí, admite a los medios que a veces se cansa del arroz. Su elección favorita: el maguro tataki (atún crudo picado), que describe como "fresco y delicioso".

¿Y la salud? Y aquí llegamos a la gran pregunta, ¿esto es bueno para el organismo? Contrario a lo que podría pensarse, la dieta diaria en Sukiya no ha afectado significativamente su salud, más bien lo contrario. El hombre ha contado que durante los primeros tres años, incluso llegó a perder peso gracias a la combinación del menú con rutina de ejercicio.

No solo eso. Lo ha corroborado mostrando sus chequeos médicos, donde no se muestran resultados anómalos. Al parecer, ha subido 10 kilos después de cuatro años, pero el aumento lo atribuye más a un periodo de consumo regular y algo excesivo de alcohol que a las comidas en Sukiya. De hecho, Manarisu ha ido documentando sus comidas en redes sociales, generando largas cadenas de publicaciones y atrayendo más y más atención por su constancia.

El estudio de la comida nacional. Lo cierto es que el caso de Manarisu resalta cómo una dieta basada en gyudon, normalmente sin alimentos fritos y con porciones mezcladas con verduras, puede ser más saludable que otras opciones de comida rápida. Además, recuerda a un estudio de hace unos años en el que los participantes comieron un plato de carne del local Yoshinoya todos los días durante tres meses.

Entonces, Yoshinoya, la cadena líder de gyudon en Japón, llevó a cabo un estudio en colaboración con la Universidad Doshisha para evaluar los efectos de consumir su popular tazón de carne y arroz diariamente durante tres meses. Participaron 24 personas, hombres y mujeres, quienes comieron una porción diaria de gyudon congelado de Yoshinoya sin alterar su estilo de vida, dieta o nivel de ejercicio.

Los resultados. Tras tres meses, los investigadores no encontraron cambios significativos en el peso, porcentaje de grasa corporal, presión arterial, niveles de azúcar en sangre, colesterol o triglicéridos de los participantes en comparación con sus datos iniciales.

Como reflejaban los investigadores entonces, el gyudon (en ese caso de Yoshinoya) es un plato relativamente balanceado que incluye cebolla estofada y otras verduras, lo que aporta una pequeña y básica porción de vegetales, y carece de elementos fritos. Además, el tamaño estándar de una porción es de 135 gramos, lo que limita su impacto calórico.

Un plato y un héroe nacional. Si se quiere, la historia de Manarisu se ha hecho popular porque ha exaltado un poco más el valor de un plato nacional. El estudio de hace unos años sugería que consumir gyudon diariamente, en porciones moderadas, no tenía un impacto negativo en la salud.

Sin embargo, los más de tres años de consumo diario de Manarisu son la mejor prueba de que, al menos en su caso, es una dieta relativamente saludable, o más que otras opciones de cadenas. Sin planes de detenerse, el héroe sin capa dice tener en mente alcanzar los simbólicos 2.000 días consecutivos comiendo en Sukiya para el próximo año, consolidándose como un ejemplo de compromiso único con un estilo de vida gastronómico… poco convencional.

Imagen | Manarisu

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