La boda de Tamara Falcó era el evento del año para la prensa rosa. Y la revista ¡Hola! había conseguido en exclusiva entrar en la celebración, a cambio de pagar un millón de euros a los novios. La exclusiva era de tal calado que incluso se adelantó la salida de la revista en formato físico y se aumentó la tirada. Pero para su sorpresa, al cabo de unas horas alguien filtró el PDF de la revista con la portada exclusiva por todos los grupos de WhatsApp, donde se viralizó y compartió rápidamente.
"El mayor pirateo de la historia de la prensa". Así es como lo han calificado desde la propia ¡Hola! y desde la Asociación de Medios de Información, que ha salido en defensa de la revista publicando un comunicado donde condena este acto.
"Aunque en los quioscos se ha agotado la primera edición, el especial de ¡Hola! ha llegado a más gente de la que ha comprado la revista a través de la red social Whataspp, propiedad de Meta, donde ha sido distribuido de forma masiva", explican, a la vez que apuntan que la compañía tecnológica está "ignorando el derecho legítimo de la revista de hacer suyo el fruto de su trabajo".
Acusan a diestro y siniestro. En el comunicado explican que los delitos contra la propiedad intelectual llevan aparejadas penas de cárcel de entre seis meses a cuatro años y que, según la legislación vigente, estarían "cometiendo un delito tanto las personas que se descargan el contenido desde las fuentes de acceso legítimo y lo distribuyen por primera vez como aquellos que lo reciben y lo reenvían".
Desde ¡Hola! estudian emprender acciones legales. Según explica el abogado de la revista a ABC, están estudiando emprender acciones legales contra varios implicados. Por un lado contra Meta, empresa detrás de WhatsApp, y por otro lado contra usuarios particulares que hayan compartido el reportaje filtrado.
«En principio seguiremos los canales de denuncia de las plataformas. Veremos cómo reaccionan. A partir de ahí, estudiaremos emprender otro tipo de acciones si entendemos que pueden tener viabilidad jurídica contra los responsables de las herramientas. Respecto a los usuarios, si localizamos a los que dan lugar a la distribución ilegal, iremos contra las personas físicas", expone el abogado.
WhatsApp está cifrado (y no puede rastrear a quién ha compartido). Aunque los gobiernos quieran acabar con ello, el cifrado de las aplicaciones de mensajería es un mecanismo básico para asegurar la privacidad. Y WhatsApp tiene cifrado de extremo a extremo. Este hecho es el que evita que Meta pueda rastrear a usuarios concretos buscando quienes han compartido el PDF. También se ha recibido este PDF a través de Telegram, que cuenta con un cifrado de extremo a extremo equivalente al de WhatsApp.
No ocurre lo mismo con Facebook Messenger, que al no estar cifrado sí ha dado lugar a investigaciones donde se han acabado juzgado a personas concretas por delitos.
Solo hay delito si hay ánimo de lucro. ¿Significa que si me llega el PDF por WhatsApp y lo comparto con mis amigos por hacer la gracia estoy cometiendo un delito? No tan rápido. Sí es cierto que si se confirma esta acción se nos pueden solicitar explicaciones, pero no que vayan a meternos en la cárcel.
Borja Adsuara, experto en derecho, estrategia y comunicación digital, explica a ABC que según el artículo 270 del Código Penal para que haya delito contra la propiedad intelectual debe haber un ánimo de lucro (directo o indirecto). Es decir, en el caso de compartir el PDF entre pocos usuarios y de manera desinteresada no estaríamos hablando de penas.
Cuidado con los grupos de WhatsApp. Meta no puede perseguir esos mensajes, pero si has compartido el PDF en un grupo de WhatsApp y alguien te denuncia, sí podrías tener que responder ante la Justicia. "No creo que se persiguiera civilmente a los usuarios", apunta Adsuara, aunque la posibilidad por parte de los abogados de ¡Hola! está ahí.
El caso es que todo lo que decimos en un grupo de Whatsapp puede ser utilizado en nuestra contra. El motivo es que se entiende que los grupos grandes no entran dentro de las conversaciones privadas, sino que ya se considera dentro del ámbito público.
Cada situación debe ser analizada por separado, pero los abogados coinciden en que en la mayoría de casos, la ley suele dar la razón a quien denuncia un hecho ocurrido dentro de un grupo de WhatsApp cuando es en defensa de sus intereses legítimos.
Un problema reconocido, pero sin mucho recorrido legal. Salvo que los abogados de ¡Hola! decidan ir detrás de personas concretas por la vía civil, este asunto difícilmente tenga mucho recorrido en los tribunales.
Desde Meta por el momento no han compartido con nosotros su posición al respecto. La aplicación de mensajería dispone de sus propios mecanismos para denunciar que se han compartido contenidos protegidos por derechos de autor, pero difícilmente se les puede exigir responsabilidades penales pues no tienen la forma técnica de rastrear esos mensajes.
Desde AMI y la revista ¡Hola! solicitan a Meta "un comportamiento responsable de forma que paralice de manera inmediata la distribución ilegítima de contenidos editoriales y ponga los medios necesarios para evitar que estas conductas se reproduzcan en el futuro". Unos medios que, en ocasiones, chocan de frente con la privacidad de los propios usuarios.
Imagen | Portada de la revista ¡HOLA! en PDF
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