Hace poco más de un mes, el Ministerio de Medio Ambiente y Forestal de Indonesia trató de prorrogar una moratoria sobre la emisión de nuevas licencias para el uso de los bosques y turberas en el país durante dos años.
Indonesia se enfrenta a un descomunal problema ecológico porque sus bosques están desapareciendo rápidamente y se ha echado la culpa al aceite de palma. De hecho, la industria del aceite de palma simboliza las tensiones entre la necesidad urgente de preservar los espacios naturales y el apoyo necesario para el desarrollo económico en el hemisferio sur.
La palma es un cultivo oleaginoso excepcional porque tiene un rendimiento de cantidad de aceite por hectárea inigualable, produciendo de forma abundante y barata un aceite multiusos codiciado tanto por la industria de los biocombustibles como por la agroalimentaria.
Cuando se gestionan adecuadamente, las plantaciones de palma de aceite pueden jugar un papel importante en la mejora de los medios de vida y la erradicación de la pobreza en las zonas rurales de los trópicos. El Banco Mundial estima que, con un aumento de la población del 11,6% y un aumento del 5% en el consumo per cápita, se tendrán que producir 28 millones de toneladas adicionales de aceites vegetales anualmente para 2020.
Ahora mismo, la producción mundial del aceite de palma está dominada por Indonesia y Malasia, que en total representan el 85% de la oferta mundial. El consumo está impulsado por las economías emergentes, tales como India, Indonesia y China, donde tanto el crecimiento de la población y el aumento de la calidad de vida son factores clave para el aumento de la demanda. El consumo europeo supone el 15% del consumo mundial de aceite de palma, mientras que EE.UU. solamente necesita un 3%.
Los números fallidos de la deforestación
La Resolución del Parlamento Europeo del 4 de abril de 2017 sobre el aceite de palma y la deforestación concluyó un debate sobre la posibilidad de controlar las importaciones de aceite de palma con el objetivo específico de limitar la deforestación en el sudeste asiático.
El tema fue abordado en un artículo publicado por el diario francés Le Monde el 3 de abril de 2017. En cuanto a los daños ambientales relacionados con la producción de aceite de palma, el artículo afirmaba que: "Solamente la conversión de tierras para plantaciones de palma de aceite es responsable del 40% de la pérdida de la superficie forestal natural en todo el mundo".
Sin embargo, tras investigar la fuente de estos datos se ha demostrado que el aceite de palma en realidad solo es responsable del 2,3% de la deforestación mundial. ¿Cómo se puede explicar esta discrepancia?
El artículo de Le Monde se basa en un informe de marzo de 2017 del Parlamento Europeo sobre los impactos sociales y ambientales de los cultivos de palma de aceite. Nuestro equipo ha examinado atentamente este documento de 400 páginas, de donde probablemente se origina la cifra del 40%.
El documento dice que "el 40% de toda la deforestación mundial proviene de la conversión en plantaciones de monocultivo de palma de aceite a gran escala" y que "...el 73% de toda la deforestación mundial es causada por la roturación de tierras para destinarlas al cultivo de materias primas agrícolas [...]". Estos son los mismos números en cuanto a la deforestación en la agricultura mundial y en el sector de la palma de aceite, pero teniendo en cuenta todas las formas de la agricultura, no sólo la agricultura "intensiva" o "industrial".
Es necesario señalar que los pequeños agricultores desempeñan un papel clave en la producción agrícola mundial: el 95% de la producción de café, cacao y arroz proviene de este tipo de agricultores. En el sector del aceite de palma, las granjas no agroindustriales representan aproximadamente el 40% de las plantaciones y también contribuyen a la deforestación.
No se hace referencia a todos los datos publicados en el informe del Parlamento Europeo. Si bien la cifra del 73% se menciona sin fuente, la cifra del 40% proviene de un informe técnico de 2013 que sigue un estudio encargado por la Comisión Europea y realizado por tres consultores privados.
Se afirma que 239 millones de hectáreas de bosques fueron taladas durante el período estudiado, principalmente en los trópicos o subtrópicos: 91 millones de hectáreas en América Latina; 73 millones en el África subsahariana; 44 millones en el sudeste asiático.
Por lo tanto, la agricultura es la principal causa de la deforestación mundial, con un 24% de las tierras utilizadas para el ganado y el 29% para los cultivos. El informe proporciona algunos detalles del porcentaje del 29% de la deforestación por cultivos agrícolas, destacando los cultivos con las contribuciones más altas: soja (19%), maíz (11%), palma de aceite (8%%), arroz (6%) y caña de azúcar (5%).
Recalculando los números de la deforestación
Según estos datos, las plantaciones de palma de aceite representan solo el 8% de la deforestación atribuida a los cultivos agrícolas, siendo en total un 8% del 29%, por lo tanto 2,3% o 5,6 millones de hectáreas de las 239 millones de hectáreas de bosques perdidas entre 1990 y 2008.
Para llegar a la cifra del 40%, hay que seguir buscando en el informe técnico donde se analiza la deforestación en Brasil e Indonesia. Estos son los dos países en los que se registraron las pérdidas forestales más altas.
Solamente en Indonesia, se perdieron 25 millones de hectáreas de bosque, de las cuales 7,5 millones fueron utilizadas para la producción agrícola. De estos 7,5 millones de hectáreas, 2,9 millones corresponden a plantaciones de palma de aceite, aproximadamente un 40%. Por tanto, el aceite de palma es responsable del 40% de la deforestación... pero solo de la deforestación causada por el sector agrícola y solo en este un país, no en todo el mundo.
Lo que nos preocupa es que la distorsión de la información sea capaz de llegar directamente a la opinión pública. Informes como el del Parlamento Europeo acaban siendo referentes en materia de regulación y políticas, algo que es aún más preocupante.
La publicación del informe del Parlamento Europeo provocó de inmediato fuertes reacciones por parte de Indonesia y de Malasia, quienes denunciaban las medidas discriminatorias y proteccionistas y anunciaron represalias económicas a las importaciones procedentes de Europa que van desde el trigo hasta los aviones.
Para hacer frente a los países productores que defienden la producción de aceite de palma a cualquier precio (no hay que olvidar que es considerado como un eje importante para el desarrollo económico y la erradicación de la pobreza rural en dichos países), la Unión Europea debe contar con un argumento sólido antes de diseñar políticas que tengan en cuenta todas las causas establecidas de la deforestación.
Cómo podemos afrontar el problema (real)
En lo que se refiere a Indonesia, existen varios estudios científicos publicados con datos más actualizados que el informe técnico encargado por la Comisión Europea. Uno de ellos, publicado en Nature Climate Change, muestra evidencias de que la pérdida de bosques primarios continuó acelerándose en Indonesia (especialmente en las islas de Sumatra y Borneo) entre 2000 y 2012, puesto que las tasas aumentaron de 200.000 a 800.000 hectáreas por año.
Con el fin de esclarecer las causas de la deforestación, otro estudio abarca el período de 2000 a 2010 y destaca las industrias responsables de la deforestación en Indonesia: plantaciones de árboles para pulpa (12,8%), concesiones forestales (12,5%), plantaciones de palma de aceite industrial (11%) y concesiones mineras (2,1%).
El porcentaje de deforestación más alto atribuible al aceite de palma tuvo lugar en la isla de Borneo. De hecho, el estudio más reciente sobre el tema supervisó las pérdidas forestales durante los últimos 40 años y encontró que, a día de hoy, los 7 millones de hectáreas de plantaciones industriales (para el aceite de palma y pulpa) se encuentran en zonas que estaban cubiertas por bosques primarios en 1973.
Este estudio subraya que los vínculos entre las plantaciones industriales y la deforestación no siempre son directos y que solamente el 25% de la deforestación que ocurre en Borneo se corresponde a una conversión directa en plantaciones.
En otros casos, los bosques son explotados para la madera (ya sea legal o ilegalmente) y es algo que debilita y expone a los espacios naturales a sufrir incendios de forma frecuente. Las áreas deforestadas no vuelven a crecer de forma inmediata y, como resultado, solamente en Indonesia existen más de 50 millones de hectáreas de tierras forestales degradadas.
Para poder conseguir soluciones sostenibles hace falta realizar acciones conjuntas en y con los países productores. Las plantaciones de palma de aceite agroindustriales tienen una responsabilidad real en cuanto a la deforestación aunque también lo tienen otros sectores de la economía de Indonesia, como la pulpa y el papel, la silvicultura y la minería.
El aumento en la frecuencia de los incendios no controlados también es una causa importante de la degradación de los bosques en las regiones de Sumatra y Borneo. Un funcionario de la ONG Borneo Futures fue entrevistado en septiembre de 2015 pòr Yakarta Globe y argumentaba que la lucha contra los incendios forestales sigue siendo ineficaz, puesto que no se tienen en cuenta las verdaderas causas de los incendios.
Las comunidades locales y los pequeños agricultores son la fuente de la mayoría de los incendios, puesto que no tienen los mismos medios que la industria agrícola para obtener acceso a las tierras.
Definir políticas públicas fidedignas y eficaces para el desarrollo rural sostenible implica incluir a diversos grupos de actores que a menudo tienen intereses divergentes. Hace falta que los científicos y los políticos trabajen con datos precisos, que se contextualicen y que provengan de fuentes verificables.
Autores: Victor Baron, investigador en Agroeconomía del CIRAD; Alain Rival, director regional para el Sudeste Asiático del CIRAD; Raphael Marichal, investigador en Agroecología del CIRAD.
Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el artículo original aquí.
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