Las cosas de la Iglesia Católica no son nunca lo que parecen. La última polémica vaticana (que incluye cinco viejecitos vestidos de rojo, "golpes de estado" de guante blanco, matrimonios homosexuales, mujeres sacerdotes y otras muchas cosas), tampoco.
Sobre todo, porque este rifirrafe no es más que una escaramuza de una batalla mucho mayor. Pero vayamos por partes.
Una 'inocente' dubia. Hace unos meses, un pequeño grupo de cardenales hizo cinco preguntas teológicas (una 'dubia' en jerga vaticana) al papa Francisco de cara a la que quizás sea la reunión más importante de su pontificado, el sínodo de la sinodalidad. La carta tocaba muchos temas: desde los límites de reinterpretación de la Revelación divina, la bendición de uniones homosexuales, la ordenación de mujeres, el concepto mismo de sinodalidad o el papel del perdón en la iglesia actual.
No eran temas escogidos al azar: son cuestiones muy polémicas en el seno de la Iglesia. Por citar el ejemplo más claro, el tema de la bendición de uniones homosexuales lleva años siendo un problema de primer orden en las relaciones entre los obispos alemanes, el resto de la Iglesia y el Vaticano.
Son cuestiones, además, cuidadosamente seleccionadas para obligar al Santo Padre a retratarse en esos temas (y no han hecho ningún esfuerzo en ocultarlo). Es decir, sin poner en cuestión las intenciones de los cardenales (que, por lo que veremos, tienen motivos para estar preocupados), la dubia es más que un puñado preguntas.
¿Un golpe de estado? Es lo que han dicho varios medios, pero parece excesivo e injustificado. Si hay algo que puede reconocérsele a la Iglesia Católica es que, tras una larguísima historia de cismas y peleas, ha conseguido un diseño institucional casi a prueba de bombas. Es una maquinaria con una inercia organizativa tan enorme que es muy difícil de asaltar.
En honor a la verdad, tampoco es razonable pensar que fuera esa la intención de los cardenales. No creo, ni siquiera, que esperaran respuesta. En 2016, dos de ellos (junto con otros ya fallecidos) enviaron otra dubia que, durante años, ha sido objeto de debate. Y en todo estos años, el Vaticano no ha hecho absolutamente nada por contestarles.
La sorpresa, en este caso, es que el Papa sí les ha contestado.
Lo que hay detrás de la dubia. Porque, aunque lo que dice la respuesta del Papa es muy interesante (y, como veremos, abre muchas puertas), lo realmente importante es un proceso de fondo que está ya en marcha y que amenaza con cambiar muchas cosas dentro de la iglesia en poco tiempo. Eso es lo que los cardenales tratan de frenar con los escasos medios disponibles; de eso va realmente la polémica de la dubia.
La cuestión de la pena de muerte. Parece que estoy dando un rodeo, pero en el cambio de posición de la Iglesia en torno a la pena de muerte se puede ver con claridad el proceso del que hablo. En 2018, Francisco cambió el párrafo del Catecismo donde se hablaba de la pena de muerte.
Donde anteriormente, se decía que, aunque "la enseñanza tradicional de la Iglesia no excluye [...] el recurso a la pena de muerte, si esta fuera el único camino posible", "si los medios incruentos bastan [...], la autoridad se limitará a esos medios"; ahora se podía leer que "la pena de muerte es inadmisible, porque atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona», y se compromete con determinación a su abolición en todo el mundo”.
Parece un cambio menor. Al fin y al cabo, los últimos Papas (independientemente de su supuesta ideología) han sido grandes activistas contra la pena capital. Sin embargo, Francisco estaba dando la vuelta a dos milenios de teología católica: estaba desarrollando la enseñanza moral de la Iglesia hasta el punto de cambiarla de forma significativa.
Esa es la clave: el desarrollo. Como explicaba Brian A. Graebe, “la cuestión de la pena de muerte es muy importante porque sirve como posible modelo para cualquier cambio doctrinal que uno pueda desear".
"'Durante mucho tiempo creímos en X, pero ahora entendemos mejor Y, por lo que hemos llegado a creer NO en X'...", continuaba Graebe. Y no, no es una paranoia de los movimientos más conservadores. "Cuando se le preguntó sobre la posibilidad de cambiar la enseñanza de la Iglesia sobre la anticoncepción, el propio Papa Francisco invocó la idea de desarrollo y citó la pena de muerte como un ejemplo de cómo la enseñanza moral puede y debe desarrollarse”. Ahí está todo.
No es gratuito que la idea de desarrollo la invoque el Papa hablando de anticoncepción (al fin y al cabo, 'Humanae vitae' sigue siendo una de las encíclicas que más problemas han causado a la Iglesia en los últimos siglos), pero hay muchos más temas sobre la mesa.
Y eso es lo que preocupa a los cardenales de la dubia. Porque el problema real de la Iglesia Católica es que quiere sorber y soplar a la vez. Por un lado, se dice "depositaria de la fe de los Apóstoles" y deja bien claro que la revelación es inmutable. Por el otro, lleva 2.000 años haciendo contorsionismos recurrentes para adaptarse (mejor o peor) a la realidad del momento. Esas dos almas llevan siglo en lucha y, por ello, los cardenales se preguntan... ¿qué viene detrás de la pena de muerte?
¿Será el 'tema gay'? ¿El sacerdocio femenino? Sin lugar a dudas, la obstinación de los obispos alemanes a bendecir uniones homosexuales viene a poner encima de la mesa que, salvo contadísimas excepciones (me atrevería a decir experimentos) la verdad es que la Iglesia no tiene una propuesta coherente para personas homosexuales.
El feminismo católico, por otro lado, lleva décadas empujando a la Iglesia para que siga los pasos de la Iglesia Anglicana y ordene a mujeres. O, en todo caso, se tome en serio lo que decía Juan Pablo II (que cuando hablamos de la potestad sacerdotal "nos encontramos en el ámbito de la función, no de la dignidad ni de la santidad") se traduzca en algo sustantivo y se acabe de considerar a las mujeres miembros de segunda categoría en la Iglesia.
En un tercer lado, cierto tradicionalismo católico lleva años reivindicando una vuelta a muchas prácticas eclesiales (la misa en latín, la principal) que desbordan los consensos posconciliares, pero para los que la jerarquía tampoco tiene respuestas claras.
Cómo seguir siendo católicos. Son problemas enormes que no tiene solución sencilla, ni a nivel institucional, ni a nivel pastoral, ni a nivel teológico. Y esa es la gran batalla de la Iglesia: cómo seguir siendo católica (es decir, universal) en un mundo cada vez más diverso.
En Xataka | Un cura decidió pinchar techno durante la JMJ. Y eso ha abierto un agrio debate teológico
Imagen | Nacho Arteaga
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alxAvatar
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Streaming, Análisis, Energía, Espacio, Móviles, Xataka Movilidad, Apple, Samsung, Inteligencia artificial, China, Empleo, Windows 11 y ahora también ¡¡Religión!!
Ariasdelhoyo
Soy cristiano, católico, apostólico y románico.
Pienso que los curas se deberían poder casar, que debería haber monjas con las mismos derechos y deberes que los sacerdotes y pienso que todas las uniones deberían ser bendecidas.
La Iglesia tiene que avanzar.
Dicho lo cual, los cambios deben venir desde dentro de la propia Iglesia y no por hacer caso a las tendencias de la sociedad, mucha de ella que se considera fuera de esa Iglesia.
zarkos
La iglesia es una empresa como lo es apple, y cuando pierdes clientes que es lo que les pasa ahora pues te toca llegar a más público con el que seguir llenando las arcas... Lo alucinante es que en el siglo en el que estamos la gente siga creyendo en estos cuentos y lo que es peor, que lo paguemos todos con dinero público...
frikifecto
Como dice el refrán: "el burro aprende a nadar cuando le llega el agua al cuello."
La Iglesia está cayendo en picado en popularidad en las últimas décadas, más vale que espabile y acepte lo que ya prácticamente todo el mundo ve como algo normal.
Usuario desactivado
Excelente, un blog de tecnología donde algunos frikis son todólogos hablando ahora de religión, ¿qué puede salir mal?.
Pero eso sí, si no nos gusta tu comentario o no va con nuestra agenda lo censuramos.
royendershade
No entiendo qué pinta esto aquí, pero dentro de lo mal que hacéis a veces las cosas, esto llega al límite de la manipulación.
1: las dubia no tienen nada de visceral, al menos enlazais a un documento donde pueden leerse.
2:En ningun caso se esta planteando a esos niveles el debate sobre "aceptar el matrimonio gay", primero porque el matrimonio gay es por definicion (en terminos catolicos, claro) un absurdo. Es decir, que no es siquiera algo posible (el Papa mismo lo recuerda). Si te molestas en leer las dubia veras que lo que se plantea es la conveniencia de bendecir esas uniones o al menos de hacer cosas con las que podría parecer que se estan bendiciendo esas uniones. El Papa, para variar, juega a la ambiguedad, y precisamente lo que viene a decir es que se puede bendecir a las personas sean quienes sean (obvio, eso nunca estuvo en duda, ni siquiera por los que algunos considerariais los mas reaccionarios y conservadores de la Iglesia), y no entra del todo en la cuestion, basicamente para no mojarse mucho y dejar las cosas como estan ahora mismo: dicho de otro modo, que cada cura esta haciendo lo que le da la gana en ese sentido.
Por ultimo dices que "la Iglesia no tiene una propuesta coherente para personas homosexuales.", lo cual tambien es mentira, porque la propuesta que tiene (la que ha tenido siempre) podra gustar mas o menos, pero es bastante coherente con todo lo que propone la Iglesia: castidad. Que es lo mismo que propone a todo el mundo, que en el caso de las personas no casadas se traduce ademas en celibato.
Sobre el catecismo no voy a hablar, porque daria para otro rato, pero no es fuente de dogma. La cuestion no es tanto la pena de muerte en si, como el hecho de que la moralidad pueda variar. El resumen de esa cuestion es que la pena de muerte es tecnicamente licita en algunas circunstancias, a modo de defensa propia de la sociedad, pero que se considera inadmisible hoy dia porque hay medios para evitarla.
El problema radica en que se presenta como si fuese inadmisible absolutamente en sentido moral, y eso implicaria que la moral puede cambiar (lo cual solo puede tener sentido si entendemos la moral como un contrato social, que no es el caso del cristianismo) y puede traer confusion en el remoto caso de que se dieran las terribles circunstancias que lo requirieran.
smithwinston
Esto se debe principalmente al sincretismo de la Iglesia Católica, algo que va en aumento y que ha demostrado desde que se alejó del fundamento de la Biblia. De hecho, se atrevieron a incluir los Deuterocanónicos a su propia edición de la Biblia en el Concilio de Trento a mediados del 1500 d.C. (15 siglos después de completarse la Escritura/Biblia por completo) principalmente para hacer frente a la Reforma Protestante que le suponíauna amenaza a su sistema ya perdido, tratando de justificar doctrinas que no son bíblicas como el purgatorio, la oración por los muertos, etc. Además la Iglesia Católica no considera a la Biblia como la máxima autoridad, sino que la sitúan a la misma altura que sus tradiciones y magisterio eclesiástico, el cuál como no, incluye las enseñanzas propias del "Papa" y los obispos.
Si alguien está realmente interesado en qué es el cristianismo genuino, recomiendo ante todo leer la Biblia (a poder ser, una a la que no se le haya metido a calzador los Deuterocanónicos), informarse sobre la Reforma Protestante y sobre las iglesias de sana doctrina.
Aquí unos links para los interesados:
lucaslider618
Francisco I será el último papa
ELROLO
No es, ni por mucho, el "mayor" debate. Es más, ni siquiera es debate. La respuesta siempre será que la Iglesia no acepta el matrimonio homosexual.
incom2
¿Qué no veis la relación?
Las religiones, todas, son sistemas operativos caducados, llenos de vulnerabilidades, y que se quedaron sin soporte real hace unos 2000 años (o, según cómo esté la pila del libro base, hace unos 4000...).
Como todo buen sistema operativo propietario, sólo puedes instalarte una de ellas (aunque algunas dicen ser multiboot), todas suelen tener limitaciones importantes (especialmente para las usuarias), y un buen montón de directivas de grupo en forma de sermones epistolares dentro del visor de sucesos y parches no oficiales de la Comunidad, en forma de misas dominicales.
El problema, es que una vez instaladas es dificilísimo actualizarlas y no digamos ya desinstalarlas. Y como el proceso principal es omnipotente y reside en la nube, tienes que hacer un auténtico acto de fé con lo que te diga.
En fin...