La proliferación de bulos y noticias falsas se ha convertido en un quebradero de cabeza para la mayoría de redes sociales. Sus dinámicas favorecen que sus usuarios compartan historias impactantes y llamativas al margen de su veracidad. Mucho antes que reflexionar sobre su grado de fiabilidad, tendemos, por puro resorte psicológico, a compartir. Esto se ha convertido en un problema grave durante los últimos meses, en una pandemia donde la información es crucial.
¿Cómo solucionarlo?
Pensemos. Esa es la cuestión que aborda un reciente estudio elaborado por investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y de la Universidad de Regina. La idea era simple. ¿De qué modo podía Facebook prevenir la suerte de dinámicas y recompensas que tanto estaban contribuyendo a difundir noticias falsas durante la crisis del coronavirus? Su respuesta, tras exponer a un grupo de usuarios a varios experimentos, fue simple: pensar dos segundos antes de compartir.
Otras noticias. El trabajo seleccionó a dos grupos de participantes y les expuso a distintas historias relacionadas con el coronavirus. La mitad eran ciertas, la otra mitad falsas. El primero de ellos tuvo que responder cuáles compartiría basándose en el titular, la fotografía y el texto preliminar de cada una de las historias. El segundo afrontó un paso intermedio: antes de compartir o no las noticias sobre el covid, tendría que valorar la veracidad de otros titulares sin relación alguna con la epidemia.
Un segundo. En esencia, lo que los investigadores hicieron fue introducir un segundo de reflexión sobre la credibilidad de las noticias. Al ser cuestionados por la veracidad de una historia, por más que fuera diametralmente opuesta a la pandemia, los usuarios del segundo grupo arrastraban la sombra de la duda a las noticias sobre el coronavirus. Se mostraban más escépticos, menos incentivados a compartir a bote pronto. Por lo que tendían a limitar su difusión de bulos.
Por qué. Para los autores, la conclusión es clara: "Incentivar que la gente piense sobre la veracidad de las noticias es una forma simple de mejorar las elecciones sobre lo que se comparte en redes". Se trata de plantar pequeñas semillas de reflexión. Del mismo modo que sólo podemos pensar en elefantes cuando nos dicen "no pienses en un elefante", no podemos obviar la posibilidad de que una historia sea falsa o imprecisa cuando nos acaban de preguntar sobre la veracidad de otra inmediatamente antes.
"Una de las cosas que más me gusta de nuestro planteamiento es que es doblemente útil", ha explicado en Fast Company uno de los autores. "Pedir a lo usuarios que puntúen la credibilidad del contenido les hace pensar sobre la veracidad del mismo, y genera una información útil para las plataformas".
Mecanismos. Hasta ahora, los mecanismos empleados por Facebook y otras redes para combatir las noticias falsas han sido otros. Uno muy discutido ha sido el de verificaciones que señalan determinados contenidos cuando son abiertamente falsos o torticeros. Más allá del sesgo particular de cada verificador, y de lo complejo de llegar a certezas absolutas, tiene una consecuencia indeseada: cuando una noticia falsa no lleva el marchamo de "dudosa", los usuarios tienden a asumir que es cierta.
Al fin y al cabo no ha sido señalada como tal y otras sí.
Coronavirus. El estudio es pertinente en un momento de torrente informativo a causa de la pandemia. Estamos leyendo más reportajes y entrevistas que nunca, pero también estamos en contacto con más bulos que antes. Desde las vacunas tecnológicas de Bill Gates hasta el efecto maligno del 5G, las teorías de la conspiración y las noticias falsas han abundado en la red. El mecanismo de las redes sociales, como sabemos desde 2016, favorece la proliferación de bulos variados.
Introducir incentivos contrarios quizá limite su expansión.
Imagen: Agustín Marcarian/AP
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