La globalización ha abierto nuevas vías para que las corporaciones reduzcan sus facturas fiscales. A medida que los países compiten para atraer inversiones reduciendo sus impuestos corporativos, las empresas trasladan su actividad a lugares con tributación baja y registran sus ganancias en lugares donde emplean pocos trabajadores y poseen poco capital, a los paraísos fiscales. Esto podría llegar a su fin. Un impuesto global mínimo se decide en los próximos días. Una medida que podría desviar las ganancias corporativas de los paraísos fiscales, impulsar las arcas públicas y nivelar el campo de juego para las empresas más pequeñas.
Y para ayudar a dirigir el debate, algunos ya están haciendo sus cálculos del importante pellizco que la UE podría rascar de llegarse a un acuerdo.
Lo que viene. El cambio más grande en un siglo a las reglas fiscales internacionales se discute este fin de semana. Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido y Estados Unidos ponen por fin sobre la mesa la implementación de una tasa impositiva corporativa mínima global para las corporaciones multinacionales. La propuesta, que recientemente pasó de los márgenes de la defensa de la justicia fiscal a la cima de la agenda del G7 en el lapso de solo dos meses, tiene el potencial de recuperar cientos de miles de millones en impuestos corporativos mal pagados. Un think tank ya ha publicado sus estimaciones de cuánto podría beneficiar una tasa impositiva global mínima a la UE y Reino Unido.
¿De cuánto hablamos? Un estudio del órgano creado recientemente bajo el nombre de EU Tax Observatory estima cuántos ingresos fiscales podría recaudar la UE imponiendo un impuesto mínimo sobre las ganancias de las empresas multinacionales. Básicamente, han calculado el déficit fiscal de las empresas multinacionales, definido como la diferencia entre lo que las multinacionales pagan actualmente en impuestos y lo que pagarían si estuvieran sujetas a una tasa impositiva mínima en cada país.
Con un impuesto mínimo a una tasa del 25% aplicado a las ganancias de las multinacionales en Europa, la UE aumentaría sus ingresos fiscales corporativos actuales en aproximadamente un 50% en 2021, desde los 340.000 millones de euros que se prevé recaudar en 2021 según la ley actual a alrededor de 510.000 millones de euros (es decir, un aumento de 170.000 millones de euros). Esto representaría un incremento de los ingresos fiscales de aproximadamente el 1,2% del PIB.
¿Qué cambia? Para saber de dónde salen estas cifras hay que entender la simulación que se ha llevado a cabo. En primer lugar, con el supuesto de un acuerdo internacional sobre un impuesto mínimo del tipo que actualmente discute la OCDE. En este escenario, cada país de la UE recaudaría el déficit fiscal de sus propias multinacionales. Por ejemplo, si la tasa impositiva mínima acordada internacionalmente es del 25% y una empresa alemana tiene una tasa impositiva efectiva del 10% sobre las ganancias que registra en Singapur, entonces Alemania impondría un impuesto adicional del 15% sobre estas ganancias para llegar a un tasa efectiva del 25%.
Puedes realizar los cálculos tú mismo mediante este simulador.
La tasa impositiva final. Pero la tasa impositiva mínima final dependerá del acuerdo de la OCDE y también incluirá un acuerdo sobre dónde se gravan las multinacionales, ya sea que todos los ingresos se graven en su país de origen o en el país donde se generan los ingresos. La UE podría obtener 50.000 millones de euros adicionales en impuestos de las empresas multinacionales si existe un acuerdo sobre un impuesto corporativo efectivo global mínimo del 15%, lo que planteaba EEUU en primera instancia y que parece ser lo más probable. Lo hemos contado en este artículo en Magnet. Con una tasa mínima del 21%, la Unión Europea recaudaría alrededor de 100.000 millones de euros en 2021.
Vigilancia estricta de cuentas. Pero eso no es todo. El impuesto podría llegar al tiempo que la UE anuncia un plan para que las multinacionales tengan que declarar punto por punto a dónde van sus cuentas en el resto del planeta. Según las nuevas normas, las empresas con ingresos globales de al menos 750 millones de euros durante dos años consecutivos deben divulgar públicamente la cantidad de impuestos que pagan en cada uno de los estados miembros de la UE y en 19 jurisdicciones incluidas en listas negras y grises que se consideran en diversos grados como "no cooperativo".
Los datos proporcionados deberán desglosarse en la naturaleza de las actividades de la empresa, el número de empleados a tiempo completo, las ganancias o pérdidas antes del impuesto sobre la renta, la cantidad del impuesto sobre la renta acumulado y pagado y las ganancias acumuladas.
Penalizar el paraíso fiscal. La iniciativa es parte de una reelaboración de las reglas para gravar las corporaciones multinacionales y las grandes firmas de tecnología como Google o Facebook, que ahora a menudo pagan muy pocos impuestos, a pesar de los enormes ingresos, al establecer hasta oficinas en países con impuestos bajos como Irlanda, Luxemburgo o los Países Bajos.
Según las propuestas de EEUU, las empresas tendrían menos incentivos para trasladar sus ganancias a países que tienen tasas impositivas por debajo del mínimo acordado internacionalmente, porque los países donde tienen su sede podrían entonces gravar esas ganancias ellos mismos. Da la casualidad de que los territorios británicos de ultramar incluyen paraísos fiscales que se verían gravemente afectados por tal medida, como las Islas Vírgenes Británicas, las Caimán y las Bermudas.
La movilidad internacional del capital y la transferencia de beneficios han provocado una gran disminución de los impuestos que efectivamente pagan las multinacionales a nivel mundial. Es poco probable que esta evolución, que permite que algunos de los mayores ganadores de la globalización paguen cada vez menos en impuestos, sea sostenible, ni política ni económicamente.
Imagen: GTRES
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