A pesar de la desesperanza que nos invade al ver lo que los seres humanos hacemos con nuestro planeta, a veces encontramos noticias que sumergen un poco esa desazón. Tal y como informa The Guardian, hay esperanza para el amenazado tigre siberiano. La World Wildlife Fund (WWF) ha anunciado un incremento en la población del más grande de los felinos. Hoy podría haber más de 540 en Siberia.
Si tenemos en cuenta que en 100 años hemos acabado con el 97% de la población mundial de tigres, los números que baraja WWF son bastante buenos: los 3.200 ejemplares que había en 2010 se han incrementado en 700 más en 2016. Sin embargo, el tigre siberiano sigue muy expuesto. La caza y la destrucción del hábitat llevaron a que en 1940 se viera al borde de la extinción.
El jefe de conservación de especies raras de WWWF Rusia, Pavel Fomenko, se asegura de que se cumplan las medidas fijadas por el gobierno ruso para garantizar la supervivencia de estos felinos. En 1992 comenzó un intenso programa de conservación, llevado a cabo por científicos de Rusia y otros países, conocido como Siberian Tiger Project, con el fin de detener el declive de la población y hacerla crecer de nuevo.
El objetivo del Siberian Tiger Project es recoger la mejor información científica posible sobre la ecología de tigre para su uso en los planes de conservación. A través de radio-seguimiento de más de 60 tigres desde 1992, los especialistas han estudiado su estructura social, los patrones de uso de la tierra, los hábitos alimentarios, la reproducción, la mortalidad, y la relación con otras especies, incluyendo los seres humanos.
La investigación actual se centra en la mortalidad del cachorro, la dispersión y supervivencia, la comparación de las técnicas de estimación de densidad, y la comprensión de la relación entre la caza furtiva y la estructura de la población y la dinámica.
En 2015, las cámaras de WWF captaron en China las insólitas imágenes de una tigresa y sus crías, lo que evidenciaba décadas de esfuerzos de conservación y trabajo científico, dirigidos a conseguir una población reproductora dentro de China.
También en 2015, el ministro de Recursos Naturales y Ecología de Rusia, Serguéi Donskoi, la ONG El Tigre del Amur y la sucursal de Vladivostok del WWF, firmaron un acuerdo para la conservación del Tigre de Amur. El documento firmado estipulaba ampliar y hacer más eficaz la protección del tigre y su hábitat, efectuar la labor informativa en materia de ecología y desarrollar la cooperación internacional en el marco del Programa Global de Repoblación de Tigres.
¿Por qué están en peligro?
El tigre siberiano, también llamado tigre de Amur en otras regiones, es la subespecie de tigre más grande que existe, y habita en el continente asiático. El 95% de la población se concentra en la región montañosa de Sikhote Alin, Rusia. Gracias a su espeso y largo pelaje, están preparados para vivir en entornos de bajas temperaturas. Para lo que no están preparados es para el cambio climático, la destrucción de su hábitat y la caza furtiva.
Entre los despreciables motivos por los que son perseguidos se encuentran las mismas supersticiones que amenazan a tantas y tantas especies: se cree que algunas partes de su cuerpo con medicinales y milagrosas. Los tiburones tienen la mala suerte de ser perseguidos por sus aletas; cuando son capturados se les secciona la aleta para hacer sopa o introducirla en absurdos cosméticos, y después, son devueltos al mar hasta que mueren desangrados.
Los tigres en cambio son perseguidos por su piel y por sus huesos, que son vendidos en el mercado negro. Sufren la misma amenaza rinocerontes y elefantes, de los que quedan pocos miles en todo el mundo. Según informa The Guardian, en 2010 aproximadamente el 70% de los tigres de Amur fallecidos murieron a manos de los cazadores furtivos.
Pero no hace falta ir escopeta en mano para acabar con la población de tigres. El aumento de la tala, la sobreexplotación de los recursos naturales, la caza indiscriminada de sus presas y la construcción de carreteras también son los principales causantes de que poco a poco estén desapareciendo. Todos somos responsables.
Y decimos poco a poco ahora; entre 2006 y 2014 la población de tigres siberianos cayó en un 40% a medida que la población humana se ha ido disparando. En la década de 1940, esta especie estuvo a punto de desparecer: quedaban con vida 40 ejemplares. Se trata sin embargo de un censo complicado, por ello se ha comenzado a usar navegadores GPS y cámaras fotográficas camufladas en la zona este de Rusia.
¿Qué nos enseña la recuperación del tigre siberiano?
Según WWF, estamos ante la sexta extinción masiva de especies. Las cinco grandes amenazas del Planeta y causantes de esta extinción de la biodiversidad son la pérdida de hábitats, la sobrexplotación de especies, la contaminación, las especies invasoras, las enfermedades y el cambio climático. Y el ser humano está detrás de todas ellas.
Pero el tigre siberiano no es el único amenazado ni mucho menos. Según National Geographic, hace 200 años había más de un millón de leones en la Tierra, pero a día de hoy, si sumamos leones asiáticos y africanos, no superamos los 30.000. Del guepardo quedan menos de 10.000 especímenes en el sur de África e Irán.
Además del trabajo de campo científico, medidas como la inseminación artificial pueden ser una solución extrapolable a la extinción no solo de los tigres siberianos, sino de los grandes felinos en general. La reducción de sus grupos hace que se incremente la endogamia, por ello en 2007, una tigresa siberiana de cuatro años fue inseminada artificialmente en China. Se trata de la misma técnica empleada con los osos panda y que puede ser vital para la recuperación de esta especie.
Tareas específicas que involucren a los agentes locales, donaciones gubernamentales e internacionales, además de esfuerzos de conservación científicamente fundamentados pueden devolver a las especie a una tasa de recuperación aceptable. Mientras tanto, no tendremos nada que celebrar.
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