La sequía de Doñana lleva meses encendido un debate nacional sobre la regularización de regadíos ilegales en la región y las consecuencias de un año en el que las lluvias no abundan. Sin embargo, el Gobierno no se esperaba ni por asomo que el tema iba a traer cola en el panorama internacional, más concretamente con nuestros parientes alemanes a raíz de un producto agrícola español: la fresa de Huelva.
La escasez de recursos hídricos, la venta de fruta barata exportada y una polémica ley en ciernes ha llevado a un boicot contra los supermercados y al origen de dos bandos con opiniones enfrentadas. Te explicamos por qué.
Contra la fresa de Doñana. Hace unos días varios medios alemanes escribieron sobre los problemas de la sequía en Doñana y cómo el consumo de frutas españolas en el país germano está acrecentando este problema. Esto ha dado origen a varias campañas y recogidas de firmas en Internet en las que se insta a los supermercados alemanes (Edeka, Lidl, Rewe y Aldi) a no vender fresas de Huelva para no contribuir a la desecación del Parque Nacional, en respuesta a la ley de ampliación de regadíos impulsada por PP y Vox, que hemos contado en detalle en este artículo de Magnet.
Los argumentos. "¡Parar el robo de agua para producir fresas baratas!", reza la campaña de la plataforma ciudadana de Alemania Campact!, que ya cuenta con más de 200.000 firmas. "Por cultivar fresas baratas para Alemania, España se arriesga a una catastrófica sequía en uno de sus parques nacionales más importantes. Las cadenas de supermercados deben asumir su responsabilidad y retirar estas fresas. Es la única forma de presionar a la Junta de Andalucía", asegura la asociación. La campaña también avisa del "precio barato" de estas fresas porque los trabajadores que las recogen están "explotados".
Contracampaña: boicot a Aldi. Pese a que el boicot apenas se ha notado en la venta de frutas en Alemania, según muestran los datos, algunos supermercados sí tienen el poder de marcar la diferencia si se suman a la iniciativa ya que es algo que afecta al sector agrícola nacional. Uno de ellos ha sido Aldi, que hace unos días hacía público el siguiente comunicado: "Vamos a trabajar solo con aquellos productores que, en caso de estar ubicados en zonas catalogadas como de riesgo hídrico, demuestran hacer uso razonable y sostenible del agua de regadío".
A raíz de la respuesta de la cadena de supermercados (y la posibilidad de que deje de vender la fresa de Huelva), una contracampaña se ha originado en las redes sociales. Con el hashtag #BoicotAldi, cientos de publicaciones animan a no comprar nada en Aldi. El asunto no ha tardado en llegar a la esfera política, llevando a Pedro Sánchez a justificar por otro lado su apoyo al boicot de Alemania a la fresa de Huelva. Todo esto después de que una delegación de diputados alemanes se desplazara hasta España para interesarse por el cultivo en Doñana y cómo se extrae el agua.
Yo tomo fresón de Huelva y no compro en el @Aldi_es #BoicotAldi pic.twitter.com/YSr5I3POfO
— César Naveros (@cesar_naveros) June 4, 2023
Si @Aldi_es no compra fresas 🍓 españolas, los españoles no compran en Aldi, es así de sencillo. #BoicotAldi pic.twitter.com/ENoz0TJFsQ
— 𝕃𝕒 𝔸𝕤𝕚𝕤𝕥𝕖𝕟𝕥𝕖 𝕕𝕖 𝕝𝕒 ℂ𝕠𝕟𝕕𝕖𝕤𝕒𓂀 (@IzarraldeT) June 4, 2023
¿Pero qué tiene que ver Alemania con Doñana? El país germano es ahora mismo el mayor importador de fresas andaluzas de Europa (el 30% de las compras de este producto), lo que se traduce en alrededor de 64.000 toneladas anuales. Eso reporta nada menos que 150 millones de euros para nuestro país, según datos del Observatorio de Precios de la Junta de Andalucía. Y es que uno de los motivos es que la fresa española se vende, de media, a la mitad de precio que la alemana.
Pero el precio no ha servido para disuadir al consumidor alemán, más movilizado que cualquier otro en Europa, de no querer comprar productos que vengan de una región amenazada por la sequía. "Como consumidores, no podemos influir en cómo se cultivan las fresas, pero en los supermercados, sí", explican.
¿Cómo se ha llegado hasta aquí? Tal y como explicamos en este otro artículo, durante los últimos años, se ha desarrollado una agricultura intensiva alrededor de este Parque Natural. La profileferación de pozos ilegales está agotando las últimas gotas de una región a la que han dado la espalda en muchos sentidos. Algunos de estos pozos no se declaran y a menudo se pinchan los acuíferos camuflándose dentro de invernaderos. Y, aunque el problema de la escasez de agua en la zona no es algo de este año, ha sido el 2023 y una polémica proposición de ley la que nos ha devuelto al drama del sur de España.
El Gobierno andaluz del PP, con el apoyo de Vox, quiere legalizar los regadíos en el Parque Nacional y seguir con la política agraria persistente en la zona: "agua para todos". Esta ley, avalada por el Gobierno andaluz de Juan Manuel Moreno, permitirá recalificar alrededor de 700 hectáreas de terreno de secano para convertirlos en tierras de regadío, a unos 30 kilómetros del Parque Nacional.
En la mira de Europa. Todo eso ha llevado a que la Comisión Europea estudie el caso y avise al Gobierno de las consecuencias y posibles sanciones a las que se podría ver expuesta España. Recordemos que el Tribunal de Justicia Europeo ya condenó la alteración de los hábitats protegidos provocada por las extracciones de agua subterránea. Y, tanto las organizaciones ecologistas como la Unión Europea consideran que esta situación es insostenible. De hecho, según datos de WWF, la ley supondría la incorporación de casi 2.000 hectáreas de cultivos de regadío abastecidos con agua obtenida de forma ilegal.
Imagen: Unsplash
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