En los años 30, Frida Kahlo y Diego Rivera eran trotskistas. Ambos habían seguido los acontecimientos de la Revolución Rusa de 1917 y el surgimiento del comunismo; veían en Leon Trotski a un héroe que encarnaba los ideales que ellos seguían. El ascenso al poder de Stalin en 1924 cambió las cosas: Trotski fue relegado a un segundo plano para acabar siendo desterrado en 1929. Sin duda, ambos artistas habían sido influenciados por la Revolución Mexicana de principios de siglo, creían en un gobierno de corte populista y que el poder político debía estar en manos de los trabajadores.
La pareja también defendió la mexicanidad, un movimiento revolucionario que exigió despojar al país de la influencia colonial y reemplazarlo con las expresiones de la cultura indígena.
Tras algunos años de exilio por diferentes países, Trotski y su esposa, Natalia Sedova, llegaron a Tampico el 9 de enero de 1937. Frida Kahlo tuvo muchas parejas a lo largo de su vida, pero casi ninguna de aquellas relaciones dieron como resultado pinturas tan determinantes como las que surgieron del affair que mantuvo con el revolucionario ruso. Los biógrafos de ambos concluyen que aquel tórrido romance, corto pero intenso, cambió sus vidas. Trotski quedó prendado de Frida, que pese a su precaria salud y a los problemas con Diego Rivera, tenía una fuerza vital arrolladora.
Aquel día Frida Kahlo recibió al matrimonio Trotski en el puerto. Leon Trotsky y Natalia se alojaron en la casa azul. El romance entre Frida y Leon comenzó al poco tiempo. El secretario de Trotski contó en unas memorias como los flirteos eran totalmente descarados, aprovechando ambos que Natalia no sabía nada de inglés. La pareja se veía a escondidas en la casa de la hermana de Frida, se dejaba notas de amor en los libros que compartía y, pese a los intentos de discreción, terminaría siendo descubierta por Natalia.
Cuando la esposa de Trotski le impuso un ultimátum, Frida ya daba por finiquitado el romance. Entre las cartas que se conservan de Trotski a Frida tenemos esta: "Te amé desde siempre y a escondidas, me encontraba dueño de un juego de principios en los que me arrellanaba como un castor y esquivaba el fantasma de tu bigote, tu porte de soldado y esa sed de besos. ¿Debo dejarte en las odiosas manos de Diego?".
El arte romántico de Kahlo
A pesar del distanciamiento, Frida decidió regalar a Trotski un autorretrato vibrante y sensual por su cumpleaños. En la pintura, Frida se encuentra entre dos cortinas que acentúan la atmósfera teatral, típica de los paneles tradicionales del arte mexicano, aquellas imágenes creadas como exvotos para ser adorados y que a menudo se pueden ver en altares. En el autorretrato, Frida, nos mira directamente, se presenta fuerte y confiada. En una mano Frida sostiene un ramo y en la otra una carta que dice: "A León Trotsky, con todo mi cariño, le dedico esta pintura el 7 de noviembre de 1937. Frida Kahlo en Saint Angel, México".
En este momento la pintura de Frida comienza a rebelarse, a ser más política. Por un lado su obra va a demostrar una profunda lealtad al movimiento comunista; por otro, su devoción al nacionalismo mexicano se va a hacer palpable, con perpetuas alusiones a la vida tradicional mexicana. Fue con este espíritu que Kahlo se vistió a la manera tradicional Tehuana, mostrando conjuntos de falda y blusa elaborados con patrones nativos de Oaxaca, pintó e incluso cultivó un huerto. Muchas de sus pinturas siguieron las formas de los antiguos paneles votivos mexicanos, y ella y Rivera volvieron a sembrar su patio para incluir solo plantas locales.
Entre los sospechosos por el asesinato de Trotski estaba el matrimonio formado por Frida y Diego. Era conocido por todos que en los últimos tiempos se habían "convertido" al stalinismo. Frida llegó a ser arrestada cuando se supo que se había encontrado con Mercader en París el año anterior. Fue liberada un día después, y poco después viajó a San Francisco, donde Rivera estaba trabajando en su famoso mural. A pesar de la cárcel y del distanciamiento con Trotski, Kahlo siguió insertando su ideario político en las pinturas. Es más, las referencias al comunismo aumentaron de manera drástica (Andrea Kettenmann, 1999).
Recordemos las palabras de Frida a este respecto: "Quiero convertir mi trabajo en algo útil. Hasta ahora he logrado simplemente una expresión honesta de mí misma, pero lamentablemente está muy lejos de servir al Partido".
El marxismo dará salud a los enfermos es sin duda la obra con las referencias políticas más evidentes. Pintado en 1954, el lienzo vincula poéticamente el sufrimiento físico de Kahlo con su lealtad al comunismo. En el centro de la composición sostiene un libro rojo marxista, mientras que unas grandes manos (otro símbolo del movimiento) abrazan y elevan su cuerpo enfundado en el corsé. Con el marxismo para darle fuerza, ella puede sanar. A un lado de la pintura, una paloma, el símbolo universal de la paz, flota sobre el planeta Tierra. Por otro, Karl Marx estrangula a un águila, ¿es quizá una referencia a EEUU y el capitalismo?
El mensaje de la pintura parece claro: si el marxismo puede curar a Kahlo, también puede curar al mundo. En el funeral de Frida puede verse su féretro envuelto en una bandera con la hoz y el martillo, aunque el idilio entre ambos terminó, lo que perduró por encima de todo fue el arte de Frida, y ese deseo por convertir su arte en un instrumento que pudiera aunar la política y la pintura.
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