La Costa Blanca, en el litoral alicantino, es famosa por sus playas y acantilados, fiestas de verano y el enorme éxito que tiene entre los turistas extranjeros, sobre todo los llegados de Reino Unido, Alemana y Países Bajos. A lo largo de los últimos días ha ganado fama sin embargo por algo bien distinto: el agua de sus grifos, que ha captado la atención entre otros de la agencia Reuters o la cadena CNN. ¿El motivo? La sequía prolongada que sacude la zona ha hecho que en varios de sus municipios el agua de las canalizaciones sea tan salada que no se puede beber.
Incluso los ayuntamientos están repartiendo agua potable.
Una fama inesperada. Teulada-Moraira y Poble Nou de Benitatxell, ambos municipios de la comarca de la Marina Alta, al norte de la provincia de Alicante, han despertado muy a su pesar un inusitado interés mediático. El motivo: su agua.
O para ser más precisos, los niveles de salinidad del agua que circula por sus canalizaciones públicas y mana de sus grifos. Desde hace meses ambas localidades advierten que la escasez de lluvias de los últimos dos años los estaba arrastrando a una "situación muy seria" por los altos niveles de sales de sus suministros.
Grifos de agua salada. A mediados de junio Benitatxell reconocía que estaba "muy por encima" de los niveles de sodio y cloruros que la normativa que regula el agua potable considera aceptables. Por las mismas fechas el Ayuntamiento de Teulada, a unos kilómetros de Benitatxell, lanzaba otro comunicado similar.
"Debido a la escasez de lluvias, la calidad del agua potable se ha visto afectada", advertía. Si la legislación fija como "valor indicador" para las concentraciones de sodio 200 mg/l y establece en 600 mg/l la línea roja a partir de la que el agua deja de considerarse bebible, Teulada reconocía manejar unos valores que se movían en una zona delicada de esa horquilla. "El primer límite se ha superado y el de no aptitud […] podría superarse de forma inminente", admitían las autoridades.
Pendientes de los acuíferos. Ambas localidades achacaban el problema a la misma causa: dos ejercicios especialmente parcos en lluvias. Reuters precisa que el año pasado el norte de la provincia de Alicante recibió la mitad de la lluvia habitual y en lo que va de año se mantiene muy por debajo de los niveles medios. Más allá de la escasez de precipitaciones, esos datos ocasionan un problema serio en los manantiales, como advertía en junio el Consistorio de Benitatxell.
"Los acuíferos de donde captan el agua nuestros pozos están sufriendo la intrusión de agua del mar, ya que no llegan a recargarse suficientemente de agua dulce, lo que provoca que el agua de nuestros grifos tenga más presencias de sales".
Diez veces por encima de lo normal. Las autoridades locales incluso deslizaban una cifra reveladora: el principal pozo del que se abastecen sus hogares y negocios, el de Senija, presentaba un contenido de sales disparado: diez veces mayor del habitual y que rebasaba con creces los registros históricos.
El 9 de agosto el Consostorio lanzó un bando en el que anunciaba que los valores de sodio y cloruros ya excedían lo aceptable. Desde Teulada —ambas localidades comparten un consorcio de aguas— se advertía también a principios de verano que en los acuíferos se estaba filtrando agua del mar, lo que afectaba a su salinidad.
Si no sirve el grifo… Buena es la embotellada. O la que se suministra en tanques. Ante la pérdida de calidad de sus suministros ambos ayuntamientos decidieron mover ficha y repartir agua potable entre sus vecinos y negocios. A mediados de agosto Teulada aceptó la delegación del consorcio para gestionar el 67% de los 100.000 euros que se dedicarían a la compra de agua.
Desde entonces ha instalado puntos de suministro con depósitos y activado un sistema de reparto que permite a los vecinos abastecerse tras presentar el DNI y un recibo. Cada abonado tiene derecho a 20 litros semanales de los depósitos o tres garrafas en los puntos de reparto. Hace solo unos días el Ayuntamiento anunciaba que comercios y hostelería podrán abastecerse con hasta 80 litros de agua potable a la semana. En Benitxell también se desplegó un dispositivo que el martes 20, por ejemplo, le permitió repartir 12 palés con 1.500 garrafas de 6,5 l en solo tres horas.
La otra clave: el turismo. Si los problemas con el agua de la Marina Alta han llamado la atención de Reuters o la CNN se explica en gran medida por otra clave: el tirón turístico de la Costa Blanca. De hecho, la propia agencia recuerda que el consumo de agua en la comarca se dispara durante los meses de verano: de los 2.300 millones de litros registrados en enero se pasa a 19.700 millones en julio.
Eso sin contar con las cerca de 38.000 piscinas que el Instituto Nacional de Estadística (INE) tiene identificadas en la zona, lo que deja una tasa de una cada cinco habitantes, muy por encimad e la media del conjunto de España, que está en una por cada 35. La CNN aclara que solo el municipio de Teulada-Moraira llega a quintuplicar su población habitual, que ronda los 12.000 habitantes, en verano.
Imágenes | Tuscasasrurales (Flickr) y Swanky Fella (Unsplash)
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