Durante décadas, servir como mero medio de transporte aéreo llevando a turistas a los destinos vacacionales de moda ha ayudado a las principales aerolíneas a cubrir los costes más básicos, pero la parte delantera del avión es donde han acumulado la mayor parte de ganancias. En los últimos años, se han dejado miles de millones en nuevos asientos y salas increíbles para conseguir valiosos viajeros de negocios y de cabina premium.
Pero cuando la pandemia golpeó ese tipo de viajes, las empresas se echaron las manos a la cabeza, buscando otra forma de rellenar ese vacío. La propuesta de valor de la clase ejecutiva ha cambiado pero, sorprendentemente, a mejor. Todos queremos ser premium.
Una tendencia. Desde que nos azotó el Covid, un número creciente de viajeros está dispuesto a gastar un poco más en espacio para sus codos y rodillas con tarifas que con frecuencia son más del doble de los asientos más baratos. "La gente quiere hacerse cargo de sus vidas ahora, y las aerolíneas ya no pueden obligarlos a clasificarse en una o dos categorías", explicaba Juha Jarvinen, director comercial de Virgin Atlantic Airways, en este reportaje de Bloomberg.
La tendencia ya estaba en alza antes de la pandemia, con los asientos económicos premium (ofrecen espacio adicional para las piernas), creciendo un 5% anual en los tres años anteriores al coronavirus. Los investigadores predicen que el ritmo se acelerará a medida que más aerolíneas adopten esa idea: distancia entre asientos un poco más ancha, varias centímetros adicionales para las piernas, una reclinación más profunda, pantallas más grandes y mejor comida.
Todos se están armando. Los tres gigantes de Estados Unidos (American, United y Delta), ya están planteándose su modelo de negocio. Emirates presentó su primera oferta económica premium este año en algunos Airbus SE A380 de dos pisos y planea agregarla a los aviones 777X. Finnair Oyj, especializado en vuelos Europa-Asia Oriental, comenzará a agregar el servicio el año que viene. Esta frase de Topi Manner, director ejecutivo de Finnair, lo resume todo: "La economía premium es la propiedad inmobiliaria más rentable en el avión, y la pandemia lo está reforzando".
¿Pero cómo ganan? Los asientos premium ocupan apenas un 10% más de espacio que los de clase turista, mientras que una litera de clase business generalmente requiere tres veces más espacio. Un asiento premium cuesta entre 7.000 y 18.000 euros, una fracción del precio de 70.000 a 225.000 para una cápsula reclinable en business. Eso sí, todavía es aproximadamente cinco veces más de lo que los operadores pagan por ir en lo que algunos usuarios llaman "un camión de carga para ganado".
Deutsche Lufthansa AG defiende que la economía premium genera un 33% más de ingresos por metro cuadrado que la normal y un 6% más que la business, y es un 40% más rentable que esta última porque es más barata de instalar. La aerolínea alemana tiene cabinas económicas premium en los 102 de sus aviones y está considerando eliminar más asientos de clase ejecutiva para expandir esas secciones.
Aterrizémoslo en la práctica. Otra razón por la que se está volviendo aún más fácil llevar este tipo de negocio: una diferencia de precio menor. Las aerolíneas están luchando por llenar de pasajeros de negocios y de primera clase todo lo que pueden. Por lo tanto, las aerolíneas han reducido la diferencia de precio entre la economía y la primera clase en un intento por obtener ingresos adicionales. En este reportaje de Forbes se analizaban las cifras muy detalladamente.
Tomemos, por ejemplo, un vuelo de Miami a Nueva York. La económica cuesta 60 euros por trayecto, pero un billete de primera clase cuesta solo 170 euros. American Airlines está utilizando un Boeing 777-200 configurado internacionalmente en este vuelo de 3 horas. Este es el asiento estándar:
Eso significa que los asientos en primera clase son asientos individuales reclinables. Es decir, por solo 110 euros más, puedes volar en este asiento:
Una nueva clase media. La clase premium de hoy es similar a la clase business que introdujeron las aerolíneas en la década de 1970: un aumento marginal en la comodidad con un aumento sustancial en el precio. Pero las empresas en los últimos años han restado importancia a la primera clase, convirtiendo al sector business en el diferenciador clave de sus marcas, con asientos reclinables y un servicio suntuoso.
Eso significa que en el futuro previsible, aparte de unos pocos centímetros adicionales de espacio, el principal atractivo de la clase premium seguirá siendo esa sensación cálida que se obtiene cuando se sabe que no estás sentado en el peor asiento de tu vida. La versión premium ofrecerá esa escapada asequible, y quizás lo más importante es una oportunidad para que los pasajeros de aquel "camión de carga para ganado" consigan su ansiado estatus. Asistimos a una nueva clase media.
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