Hubo un tiempo no muy lejano en el que los ritos de paso juveniles consistían en probar el sexo, el alcohol, el tabaco o las drogas por primera vez. Son decenas las películas y los libros que han asociado tales clichés a la transición hacia la madurez. No parece seguir siendo el caso: diversas tendencias apuntan a un descenso de los placeres culpables que marcaron la cosmovisión adolescente durante el siglo XX. Los jóvenes del siglo XXI parecen estar perdiendo el interés en el vicio adulto.
¿Qué? Estados Unidos marca la pauta: las estadísticas recopiladas por el Centro de Control y Prevención de Enfermedades entre 1991 y 2017 evidencian un claro descenso en el consumo de alcohol o tabaco. Es también es válido para el sexo. Los consumidores frecuentes de alcohol entre los adolescentes han pasado del 80% al 60%; los de tabaco, del 70% al 39%; y los de drogas, del 24% al 19%. También practican menos sexo: del 54% al 39%, una tendencia especialmente aguda entre los hombres.
¿Los demás? También. Las cifras globales de la Unión Europea apuntan a tendencias muy similares en el resto de países occidentales. Mientras en 2002 el 46% de los adolescentes declaraba haber comenzado a beber antes de los 13 años, en 2014 tan sólo lo afirmaba el 28%. La caída es particularmente drástica en países como Inglaterra o Dinamarca, donde el consumo ha pasado del 50% al 10% y al 20% respectivamente. La cifra entre las adolescentes es aún más baja.
¿España? Son estadísticas que ilustran patrones a gran escala, pero que también se contradicen. Los números de la UE apuntan a un descenso en el consumo entre españoles, pero otros estudios nacionales, como EDADES, indican que el número de consumidores jóvenes se mantiene. Cuando no aumenta. Esto sí contrasta con el tabaco: su uso entre los jóvenes españoles ha caído un 40% desde los noventa.
Tendencias. Pese a la disparidad de cifras, algo parece claro a nivel global: el consumo de sustancias entre los jóvenes ha cambiado. El uso frecuente y semanal se ha desplomado, al tiempo que han surgido otras formas de ocio. A partir de la veintena, los españoles tienden a concentrar su ingesta de alcohol en un periodo muy corto de tiempo. El binge drinking ya es común entre el 40% de los veinteañeros. A grandes rasgos, el descenso de consumo de alcohol y tabaco es bueno.
Cuanto más sabemos de ambos, peores parecen para la salud.
¿Y el sexo? En EEUU, sólo el 7% de los veinteañeros lo practican entre dos y cinco veces a la semana. Para todos los demás es aún más esquivo. Mientras el 15% de los jóvenes entre 20 y 24 años hoy no han tenido pareja sexual desde los 18 años, el porcentaje era del 6% para la generación de los años sesenta. Es decir, la frecuencia de las relaciones sexuales se está hundiendo entre los adolescentes. ¿Por qué? Es una buena pregunta. En el resto de Europa la tendencia es similar.
Un modelo quizá sea Japón, y no para bien a tenor de sus dramáticas perspectivas demográficas: el 43% de las personas entre 18 y 34 años sigue siendo virgen. Un 13% más que hace diez años. En EEUU, el 60% de los adultos menores de 35 años no tiene pareja. A largo plazo, es un problema para la fertilidad.
Imagen: Unsplash
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