De pandemia a “infodemia”: la no-censura en WhatsApp y el complejo reto de frenar la desinformación (Despeja la X, 1x90)

Enrique Pérez

Editor Senior - Tech

Editor especializado en tecnología de consumo y sociedad de la información. Estudié física, pero desde hace más de diez años me dedico a escribir sobre tecnología, imagen y sonido, economía digital, legislación y protección de datos. Interesado en aquellos proyectos que buscan mejorar la sociedad y democratizar el acceso a la tecnología. LinkedIn

La lucha contra la desinformación sigue adelante. Hace unos días, WhatsApp anunció una nueva restricción al reenvío masivo de mensajes. Una decisión para frenar la "divulgación de información errónea". Y es que esta crisis no solo es la del coronavirus, también la de la "infodemia". La de la desinformación y la lucha contra los bulos.

Tantos empresas privadas como Facebook o Google como el Gobierno quieren actuar. La propia Organización Mundial de la Salud trabaja en poner fin a esta desinformación, pero ante estos movimientos algunos colectivos han visto indicios de censura y proponen pasarse a aplicaciones como Telegram, donde la desinformación no se combate de la misma manera.

Para hablar de la "no censura" de WhatsApp, de la polémica con Telegram y de qué mecanismos tenemos para frenar la desinformación, contamos en este nuevo episodio de Despeja la X con Javier Lacort (@jlacort), editor en Xataka, y un servidor, Enrique Pérez (@lyzanor), también editor en este medio. Como siempre, la edición y producción del episodio corre a cargo de Santi Araújo (@santiaraujo).

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De uno en uno: la polémica con WhatsApp y sus medidas para restringir la desinformación

Las medidas de WhatsApp han sido vistas por algunos usuarios como "censura", pero lo cierto es que la popular aplicación de mensajería lleva varios años intentando limitar la divulgación de información errónea. ¿Qué ha ocurrido? Estos días, WhatsApp explicaba que los mensajes virales enviados más de cinco veces solo podrían ser reenviados uno a uno. Una medida que algunos usuarios han visto como un intento de WhatsApp de bloquear ciertos mensajes. Nada más lejos de la realidad.

La restricción de WhatsApp ha sido un movimiento global, que funciona independientemente del mensaje. De hecho, WhatsApp explica que ellos siguen estando a favor de los reenvíos, pero consideran que "el exceso de información puede resultar apabullante".

La polémica no termina aquí, pues una de las medidas de WhatsApp para combatir los bulos también ha sido utilizada en su contra. Uno de los puntos calientes de esta polémica tiene que ver con los verificadores de contenido, que en España recae a manos de Newtral y Maldita.

Curiosamente, Telegram ocupa su parte en esta historia. Partidos políticos como Vox han pedido a sus simpatizantes que migren a este servicio, al mismo tiempo que manchan la imagen de WhatsApp. Un nuevo episodio en la antigua rivalidad entre los dos servicios de mensajería. ¿Qué tiene uno que no tenga el otro? Principalmente la manera en la que se gestiona el reenvío y la identificación de los mensajes.

La lucha contra la desinformación no es algo nuevo, pero en esta crisis del coronavirus ha adquirido una nueva dimensión. La OMS habla de "infodemia" y advierte del peligro que puede tener la desinformación en un contexto como el actual. Pero para frenarla no sirve solo con desmentir bulos y proporcionar canales de información veraz. Y aquí es donde entra el papel de WhatsApp, Facebook, Google y las grandes empresas de tecnología.

Pese a que en el pasado estas empresas se habían limitado a restringir únicamente los mensajes que atentaban directamente contra la legalidad, estas semanas hemos visto que las empresas de tecnología están actuando proactivamente en la lucha contra la desinformación, no solo invirtiendo grandes cantidades de dinero sino aplicando medidas de restricción en el contenido que hasta la fecha no se habían animado a efectuar.

Para perseguir estos bulos, el Gobierno también ha querido participar proponiendo cambios legales para castigarlos. Pero es una situación delicada. La difusión de bulos como tal no está tipificada como delito, pero el Código Penal ya dispone de varios artículos por los que se pueden perseguir ciertos mensajes. Una fina línea que va más allá de los criterios de WhatsApp o Telegram y donde está en juego algo tan fundamental como la libertad de expresión en internet.

Cada semana, un nuevo capítulo

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