Pese a la idea bastante consolidada del meteorito, también se considera que los traps del Decán pudieron ser los responsables de la extinción masiva de los dinosaurios y muchas otras especies por una increíble actividad volcánica que bloquearía la llegada de radiación solar, acabando y bloqueando gran parte de la vida animal y vegetal. De haber pasado esto, podríamos tener más en común con nuestro vecino el Planeta Rojo porque la NASA ha encontrado evidencias de miles de supererupciones en Marte.
Las supererupciones son erupciones explosivas muy potentes (definidas como erupciones de de Índice de Explosividad Volcánica IEV 8) y son producidas por los llamados supervolcanes. Son las erupciones más masivas que se conocen y la agencia espacial norteamericana ha hallado rastros de lo que pudo ser un cambio climático muy significativo en Marte.
500 millones de años de explosiones
Los volcanes no son, ni mucho menos, exclusivos de la Tierra, y de hecho Venus tiene unos cuantos activos que sepamos. En relación a Marte y a su actividad volcánica, hace unos meses se descubrió que una gran nube masiva de 1.800 kilómetros que aparece diariamente en Marte se debe a la atmósfera del planeta y a un volcán que la perturba.
Lo que explica la NASA no hace referencia a volcanes activos, sino a algo más parecido a los traps que citábamos al hablar de evidencias de una región que habría sufrido miles de supererupciones. Unas erupciones que se habrían producido durante un periodo de 500 millones de años, ni más ni menos, hace unos 4.000 millones de años.
La región es el área denominada Arabia Terra, al norte de Marte. Los científicos de la NASA se han dedicado a investigar su topografía y la composición mineral, relacionándolo con este llamativo evento en un estudio publicado en Geophysical Research Letters.
Además de la composición química del sitio, el haber encontrado hasta siete calderas en la región apoyan la hipótesis, al ser éstas unos grandes agujeros que quedan tras este tipo de erupciones. Enfocaron el estudio en torno al análisis de las cenizas y las rocas originadas en la superficie del área, intentando averiguar el patrón de distribución, lo cual encajaba con la predicción de que lo que habría podido haber habido en la zona eran esas supererupciones.
Lo que destacan es que cada una de estas supererupciones masivas pudo tener "un impacto climático significativo" que podría haber bloqueado el Sol y así enfriar la atmósfera, como concreta Patrick Whelley (geólogo de la NASA). Y la intención ahora es intentar averiguar cómo fue posible que se produjese ese fenómeno de miles de supererupciones concentradas en un espacio y un tiempo determinados.
Como en Venus, en Marte ya se conocían volcanes, aunque pequeños y con la esperanza de que hubiesen podido albergar vida. Hablando de la Tierra, se sabe que la última supererupción se dio hace unos 76.000 años en Indonesia, aunque ya vimos que hace 170.000 años el Teide sacó pecho a nivel de erupciones y provocó un gran tsunami en una de ellas.
Así que quizás hayamos tenido en común un evento de erupciones masivas, aunque Marte nos habría ganado en este caso por la virulencia del evento que describen (y su duración). Al fin y al cabo, en la Tierra también tenemos parajes muy marcianos.
Imagen | Jumpstory
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