Hace unos días, Mathieu de Taillac, el corresponsal de Le Figaro en Madrid, nos contaba algunas de las preguntas de filosofía que se hacían en el examen de selectividad francés. Los estudiantes de Letras, por ejemplo, tenían cuatro horas para responder a la pregunta de "¿Es posible escapar al tiempo?", una oscura pregunta que sorprendentemente no tenía tanto que ver con la filosofía como con la geografía.
Bastaba con coger el coche y recorrer los 3400 kilómetros que separan París de la pequeña isla noruega de Sommarøy. Y es que, según NRK, los 300 vecinos de la isla convocaron una asamblea a finales de mayo con el orden del día más ambicioso que recuerdo: abolir el tiempo. Lo hicieron.
La isla donde están prohibidos los relojes

En aquella zona del Círculo Polar Ártico, el sol sale el 18 de mayo y se pone el 26 de julio. Eso son un total de 69 días. Por contra, entre noviembre y enero en Sommarøy se extiende una noche tan cerrada que deja en evidencia a cualquier profecía de Juego de Tronos. Es decir, los horarios convencionales no están hechos para ellos y, por eso, han decidido colgar los relojes.
Durante el largo día de dos meses, por ejemplo, “en medio de la noche, lo que la gente de la ciudad podría llamar ‘2 am’, puedes ver a niños jugando al fútbol, gente pintando sus casas o cortando el césped y adolescentes nadando”, explicaba Kjell Ove Hveding, impulsor del proyecto. El cambio conlleva de facto funcionar con un horario de 24/7 y pese a lo popular de la medida, esto representa un reto lo suficientemente importante como para tener en vilo a toda la población de la isla.
Pero quizás lo más interesante es una frase del propio Hveding: “Para muchos de nosotros, obtener esto por escrito simplemente significaría formalizar algo que hemos estado practicando durante generaciones”. Y es que, como hemos hablado en otras ocasiones, es muy complejo hacer ingeniería social usando los horarios oficiales: pongas las horas que pongas, la gente acaba haciendo lo que quiere.
De esta forma, el debate siempre acaba siendo entre "prescriptivistas" que quieren unificar los horarios para crear zonas mercantiles y administrativas más amplias y los "descripcionistas" aquellos que creen que lo mejor es crear horarios adaptados a los usos y costumbres del lugar. Imagino que la virtud está en el punto medio: una regulación que nos permita movernos con fluidez, pero que de la flexibilidad suficiente como para vivir como queramos.
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jozeico
Has perdido la oportunidad de hacer un artículo verdaderamente interesante sobre las costumbres de vida en esta isla, y en lugar de ello te has quedado en la anécdota de "prohibir" por escrito los relojes
piratastur
Precisamente la ausencia de un ciclo día/noche "normal" hace más necesario un orden "artificial" en forma de horario coordinado.
Seríamos nosotros, que tenemos la referencia del sol diariamente, los que podríamos decir "Se acabaron los horarios... el día comienza al amanecer, independientemente de que sea invierno o verano", y adaptar nuestra rutina de forma standard al ciclo natural. Pero ellos se encontrarán perdidos en el noche polar... cuando unos duerman, otros estarán trabajando... no se podrán coordinar ni aproximadamente para nada... El vecino aporreará tu puerta cuando lleves 4 horas dormido para pedirte la segadora... cuando tu cenes, tu pareja desayuna... sales a comprar el pan, y el panadero está cerrado, y no sabes si es que para él es domingo, o se ha ido a dormir hace una hora...
nessness
Dormiría todo el día.
mszerox
Creo saber sus intenciones.
Dado que le balance dia/noche se va al drenaje con el verano /invierno, van a probar ese tipo de iniciativas lo cual puede que la hayan aprobado porque se cansaron del sistema actual.
Y lo siento. El orden artificial es inutil si la naturaleza juega en tu contra.
Mas sensato para ellos seria que en invierno vivan en otras regiones donde no haya ese tipo de climas tan hostiles.