En Turquía hay infinidad de maravillas con las que saciar nuestro apetito de historia. Desde la Mezquita Azul o Hagia Sofía en Estambul hasta la antigua ciudad de Éfeso o la Tumba de Amintas, uno de sus monumentos más antiguos. Pero hay un lugar mucho más interesante y misterioso: Göbekli Tepe. Situado a 15 kilómetros de Sanliurfa, cerca de la frontera con Siria, se encuentra el complejo megalítico más grande encontrado hasta la fecha, el templo más antiguo del mundo.
Se desconoce qué es, qué función desempeñaba y cómo es posible que tremenda construcción se encuentre donde se encuentra. ¿Fue un templo? ¿Fue un asentamiento? No se sabe, pero un nuevo estudio sugiere una hipótesis de lo más interesante: al menos uno de sus pilares era un calendario solar.
Las ruinas. Traducido literalmente como "colina panzuda", Göbekli Tepe es un complejo megalítico que está siendo excavado actualmente y que fue construido entre los años 9600 y 8200 a.C. La primera teoría, propuesta en el año 2000 por el alemán Klaus Schmidt (su excavador original), afirma que era un centro religioso del Neolítico, lo que convertiría a Göbekli Tepe en el templo más antiguo de la humanidad. También se cree que, además, podría haber sido un asentamiento de cazadores-recolectores.
No obstante, queda mucho por desenterrar. Se estima que el complejo tenía 90.000 metros cuadrados de extensión y sabemos que quedan otros 15 yacimientos sepultados. Se cree, de hecho, que uno de ellos sería todavía más antiguo (15.000 años), lo que nos llevaría a finales de la última glaciación y, por lo tanto, a 5.000 años antes de las primeras evidencias de la agricultura.
Es decir, es un monumento con el potencial de cambiar por completo nuestra comprensión del Neolítico. El enfoque hasta su descubrimiento era que la revolución del Neolítico se originó con la agricultura y la domesticación animal, es decir, que gracias a la agricultura surgieron los primeros asentamientos y el origen de la civilización. Göbekli Tepe puede darle la vuelta a esta idea: ¿y si fueron los asentamientos lo que dio pie a la agricultura? Muchos misterios por resolver al que hay que sumar algo curioso: el complejo fue deliberadamente enterrado hace 8.000 años y olvidado.
En pocas palabras: Göbekli Tepe suscita muchísimas preguntas y apenas da respuestas, lo que lo hace todavía más interesante.
¿Y si fue un calendario? Según explica el investigador principal Martin B. Sweatman (Universidad de Edimburgo) en un reciente artículo publicado en la revista Time and Mind, "los símbolos en V del Pilar 43 del Recinto D pueden interpretarse en términos de un sistema de calendario lunisolar con 11 días epagómenos, lo que lo convertiría en el ejemplo más antiguo conocido de su tipo". Es decir, que los antiguos habitantes del lugar habrían registrado sus observaciones del sol, la luna y las constelaciones, creando así un calendario solar.
El descubrimiento. Según recoge el estudio, "cada V podría representar un solo día". Esta interpretación permitió a los investigadores contar en uno de los pilares un calendario solar de 365 días, compuesto por 12 meses lunares más 11 días extra. Curiosamente, hay un día marcado de una forma bastante especial: el solsticio de verano. Este aparece representado por una V que lleva en el cuello "una bestia parecida a un pájaro, que se cree que representa la constelación del solsticio de verano de la época". En otras estatuas cercanas se han encontrado marcas similares, lo que podría indicar la representación de deidades relacionadas con el tiempo. En palabras de los investigadores:
"Dado que se representan tanto los ciclos lunares como los solares, las tallas podrían representar el calendario lunisolar más antiguo del mundo, basado en las fases de la luna y la posición del sol, que precede en muchos milenios a otros calendarios conocidos de este tipo".
¿Por qué empezar a hacerlo? Es una de las grandes preguntas y el estudio parece darle respuesta. "Es posible que los antiguos pobladores de Göbekli Tepe crearan estos grabados para registrar la fecha en que un enjambre de fragmentos de cometa impactó contra la Tierra hace casi 13.000 años, es decir, en el 10850 a.C", desliza el estudio. Dicho impacto habría provocado una pequeña era glacial y la muerte de muchos animales de gran tamaño, lo que habría sido el germen de cambios en el estilo de vida y la búsqueda de sustento mediante la agricultura.
Otro aspecto interesante que destaca el estudio es que los hallazgos parecen confirmar que los antiguos eran capaces de registrar fechas usando la precesión, es decir, la variación principal que experimenta la Tierra en la dirección de su eje de rotación. Dicho de otra forma, es el fenómeno que provoca que las coordenadas de las estrellas cambien con el paso del tiempo. Para que nos hagamos una idea de lo curioso que es esto, no es hasta el año 150 a.C. que tenemos la primera referencia documentada de la precesión (por parte de Hiparco de Nicea, por cierto).
"Parece que los habitantes de Göbekli Tepe eran buenos observadores del cielo, lo cual era de esperar si se tiene en cuenta que su mundo había sido devastado por el impacto de un cometa", afirma el investigador. "Este acontecimiento podría haber desencadenado la civilización al iniciar una nueva religión y motivar el desarrollo de la agricultura para hacer frente al clima frío", concluye.
Portada | Teomanimit con licencia CC BY-SA 3.0
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