Corría el año 2004, y pese a que Napster tuviera que cerrar sus servidores tres años antes, Internet ya se había llenado de archivos MP3. Pero la mayoría de estos archivos o estaban ripeados con muy mala calidad o estaban mal etiquetados, de manera que un amante de la música ni podría disfrutar de la canción ni sabría exactamente qué está bajando hasta que no lo tuviera en su ordenador.
Fue en este contexto cuando nació uno de los rastreadores musicales más legendarios de Internet. Se llamó Oink's Pink Palace, y fue una alternativa a The Pirate Bay en la que primaba la calidad del contenido que intercambiaban los usuarios por encima de la cantidad, lo que le llevó a ser tan popular que incluso celebridades del mundo de la música aseguraron haberlo utilizado.
Hoy os vamos a contar la historia de este portal, que viene completamente documentada entre las páginas del libro 'Cómo dejamos de pagar por la música'. En él se cuentan varias historias para componer el cómo la música en CD ha ido decayendo a lo largo de los años, y cómo las grandes discográficas no han sabido estar a la altura de las nuevas tecnologías.
De hecho, Oink es una pieza fundamental en el camino de la música del CD a plataformas como Spotify o Apple Music. Fue de hecho un índice musical privado especialmente destinado a audiófilos, los cuales acabaron pagando voluntariamente por el mantenimiento de una plataforma que a cambio les daba música casi ilimitada y perfectamente organizada. Podría considerarse por lo tanto casi como una antesala a Spotify, sólo que a través del P2P y sin streaming.
Auge y caída del Pirate Bay de los audiófilos
Oink's Pink Palace nació el 30 de mayo del 2004. Su creador fue Alan Ellis, un estudiante de ciencias de la computación que, frustrado por lo poco actualizado que estaba la educación universitaria en la materia, decidió aprender a programar en su tiempo libre. Para practicar inicialmente montó un rastreador de torrents mediante una base de datos SQL para clasificarlo y una página PHP para mostrarlos a los usuarios.
En un principio era un rastreador genérico, pero tras el cierre del índice musical Raiden.se su creador anunció que dejaría de ser un índice de películas y software, y que se dedicaría únicamente la música. Oink pasó a convertirse en un completo archivo digital de música muy bien cuidado, y en el que se prestaba especial atención a la calidad de codificación.
Podríamos decir que era un índice para audiófilos, y alrededor de este concepto creó una serie de reglas para mantener esa calidad. Por ejemplo, sólo se autorizaban MP3 ripeados de CDs originales, los discos cuyo torrent se enlazaba tenían que estar completos, y había reglas específicas sobre cómo etiquetar y catalogar la música, o cómo tenía que ser la cubierta del disco. También se impuso una proporción mínima entre material subido y descargado para poder participar.
Con el tiempo, Oink se convirtió en un club de esnobs musicales qué sólo compartían material de calidad, un aura que les ayudó a crecer exponencialmente según los melómanos amantes de la tecnología iban encontrando en él un sitio de referencia. Tal y como cuenta el libro 'Cómo dejamos de pagar por la música', "cuanto más estrictas eran las reglas de la página, más gente atraía. Las invitaciones se convirtieron en un bien muy preciado, lo que naturalmente sólo sirvió para impulsar la demanda".
Para finales del 2004 Oink ya tenía miles de suscriptores, y como para poder participar se te exigía compartir un mínimo de música, su base de contenido creció de forma exponencial. Incluso los servidores tuvieron que dejar de estar en casa de Ellis para acabar a una torre de servidores profesionales en Holanda capaz de soportar todo el tráfico.
A principios del 2005 el mantenimiento de la web costaba ya varios cientos de dólares al mes, y Ellos creó una cuenta de PayPal poniéndola a disposición de los usuarios que quisieran colaborar. Y lo hicieron, de manera que miles de personas de todo el mundo decidieron pagar voluntariamente pequeñas contribuciones para poder seguir manteniendo un índice musical casi ilimitado. Casi como un Spotify voluntario.
Para 2006 la página tenía ya más de cien mil usuarios, diez mil visitas al día y un índice de un millón de álbumes distintos. Era cuatro veces más grande que la iTunes Store de la época y su contenido no paraba de subir con una media de mil quinientos nuevos torrents subidos cada día. Gracias a estas exigencias de subida, por aquella época Oink contaba con discografías completas con múltiples ediciones con bonus tracks de cada disco.
En 2007 la popularidad del portal seguía disparándose, y artistas de la talla de Trent Reznor, de Nine Inch Nails, admitieron ser usuarios del portal. De hecho Reznor llegó a referirse a la web en una entrevista como "la tienda de discos más grande del mundo".
la industria musical empezó a enviarle a Ellis solicitudes para eliminar determinados contenidos, y los abogados de J.K Rowling empezaron a acosarle por tener alojados los audiolibros de Harry Potter, los más vendidos de la historia. El creador de la web cambió de dominio, pasando de Oink.me.uk a Oink.cd, pero no tomó más precauciones legales al considerar que no estaba considerando ningún delito. En varias entrevistas defendió que no alojaba contenido, sólo enlazaba a él.
Sin embargo eso no detuvo a las autoridades, y después de que los abogados de Rowling le pasasen sus datos personales a la policía y la Federación Internacional de la Industria Fonográfica (IFPI), Alan Ellis fue detenido el martes 23 de octubre de 2007. Sus cuentas bancarias quedaron congeladas y, al no haber previsto esta situación, la web se cerró sin que hubiera ninguna copia de seguridad con la que volver a indexar todos los torrents que contenían. Todo se perdió para siempre.
Alan Ellis acabó siendo absuelto
Tras su arresto, el gobierno británico anunció su intención de llevar a juicio a Ellis. Los fiscales consideraron la base de usuarios limitada de su web y sus cuentas bancarias como pruebas de que Oink era una web con la que su creador buscaba su enriquecimiento personal. De hecho no se le acusó por violación de derechos de autor, sino de crimen organizado. Sin embargo, no habían contado con la honestidad de Ellis.
Durante años, había hecho públicos todos los gastos e ingresos de la web para que los usuarios pudiesen ver su transparencia y comprobar que no se llevaba nada de dinero para él. Es más, con todo el dinero que recibía conseguía poco más que cubrir gastos y mantener un fondo para imprevistos con el que comprar servidores. La sesión de su juicio se abrió el 5 de enero del 2010, y el 15 de junio de ese mismo año el jurado tardó menos de dos horas en declararle "no culpable".
La sentencia llegó en parte después de que el fiscal Peter Makepeace, encargado de exponer los argumentos del gobierno británico, demostrase no tener ni idea de tecnología durante las acusaciones. De hecho, durante el juicio, cuando Ellis estaba en el banquillo de los acusados Makepeace le preguntó si los servidores estaban alojados "en un lugar llamado Linux".
Para colmo el cierre de Oink no sirvió de nada. Cuarenta y ocho horas después del cierre ya habían nacido dos páginas dirigidas por antiguos administradores, Waffles.fm y What.cd, y a los pocos años el archivo musical de la segunda consiguió incluso superar el de Oink.
Tras el juicio Alan Ellis no volvió a dar entrevistas, y eliminó todo rastro de él en Internet. Simplemente decidió no mirar hacia atrás, y no volvió a hacer nada más involucrado con Oink ni los torrents. Sin embargo, la leyenda de su mítica web nos recuerda cómo casi desde el principio del movimiento de las descargas de música la gente estuvo dispuesta a pagar a cambio de un buen catálogo, y que cerrar este tipo de webs por la fuerza sólo hace que nazcan varias más.
En Xataka | Diez años de redadas, denuncias y detenciones: ¿cómo ha sobrevivido The Pirate Bay hasta ahora?
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