Gélida belleza: la fotografía en la nieve es difícil pero no imposible

El calor acogedor de la calefacción le golpea en las mejillas cuando abre la puerta del local, e impaciente, se sienta en la resguardada mesa del rincón, donde, con cuidado, libera a su cuello de la carga de la cámara. Desenfunda con cuidado sus helados dedos y guarda los guantes en el abrigo mientras la enciende para repasar las mejores imágenes de la jornada. Su curiosidad no tarda en pasarle factura: fotos quemadas, subexpuestas, y una nieve que poco tiene de blanca.

Que obtener fotografías en esta clase de paisajes invernales constituye una ardua tarea es una realidad que se plasma en situaciones tan frecuentes como la anterior; una dificultad que, sin embargo, es posible paliar mediante la puesta en marcha de una serie de premisas.

Aspectos técnicos y configuración de la cámara

Fotografía de Pablo Albuixech

Lo primero que debes saber es que el modo automático de tu réflex resultará inútil en esta clase de situaciones. ¿La razón? Que el exceso de luz provocado por el reflejo de la blancura de la nieve, la confunde y provoca que esta impida la entrada necesaria con la intención de no quemar el resultado.

Balance de blancos

Uno de los imprescindibles antes de empezar a disparar es realizar un correcto balance de blancos. De lo que se trata es de decirle a la cámara cuál es el auténtico blanco, la verdadera temperatura del color; un aspecto que dependerá tremendamente de la fuente de la luz.

Te recomendamos la configuración manual, que consiste en apuntar a un objeto blanco a cierta distancia (un folio valdrá), ajustar la exposición y presionar el botón correspondiente. Si no dispones del tiempo suficiente, una opción válida -aunque no comparable- es la de activar esta opción para flash (balance de blancos para flash). Los filtros también pueden ayudarte a reducir los tonos azulados y grises que tienden a colarse en estas imágenes. Es cuestión de probar.

Vigila la exposición

Fotografía de Pablo Albuixech

Uno de los aspectos más complicados de la fotografía en la nieve es, precisamente, regular la exposición, cuya configuración automática se ve confundida, como apuntábamos, por la luminosidad de la nieve. Por fortuna podemos modificar, sobreexponiéndola uno o dos saltos para compensar.

Otra posibilidad consiste en seleccionar el modo de medición lumínica y realizar una que capte la información de una zona nevada, y otra del cielo, sacando la media de ambas. Lleva a cabo varias muestras antes de ponerte “en serio”. Un matiz: una particular suele usar una exposición de 1/1000 s, f/8 a 200 ISO. Para los retratos, asimismo, gasta el flash para compensar.

En el caso de las cámaras compactas y móviles, no son pocos los gadgets que disponen de modos específicos para capturar con nieve aunque habitualmente se pierde el control de otros aspectos y no merece la pena. Dispara en RAW para poder editarla a posteriori.

Madruga

Fotografía de Pablo Albuixech

Aprovecha las primeras horas de la mañana para llevar a cabo tus capturas. Como sabes, las condiciones lumínicas de las que podemos disfrutar al principio del día (y también al final de la tarde) son conocidas bajo el nombre de hora azul, unas características que, en este caso y entre otros, reducirán las probabilidades de quemar la foto.

Para las fotos en la nieve, asimismo, salir temprano te brindará la posibilidad de encontrarte con superficies todavía sin pisar, vírgenes. Si se te han pegado las sábanas, hazte con un parasol de pantalla, muy útil cuando la luminosidad es extrema

Aprovecha los elementos

Y despídete de los espacios abiertos vacíos. La idea es concentrar la atención en un punto determinado de la composición; un elemento que destaque sobre la nívea superficie y que dirija las miradas, estructurando el conjunto.

Un trineo, una hoja caída, la valla de una granja, el contorno de la figura de un animal , la silueta de una persona.. serán de gran utilidad. Una tormenta de nieve, asimismo, captada con una obturación lenta y el uso de un trípode también te proporcionará una imagen maravillosa. En estos casos, deberás tener especial cuidado con el flash, ya que de usarlo obtendrás una captura sembrada de pequeñas luces en primera posición.

Respeta la regla de los tercios

Uno de los principios de composición de fotografía de paisaje más básicos. En concreto consiste en organizar la imagen en tres partes; dos de las cuales deben destinarse al espacio que ocupa el suelo (en este caso, la nieve) y el tercero al cielo.

Emplea el horizonte como guía y sáltate la norma únicamente para crear resultados distintos, de manera premeditada pero no casual. Un cielo teñido de rojos como consecuencia del atardecer es uno de esos casos

Fotografía creativa en la nieve

Fotografía de Pablo Albuixech

Porque hay vida más allá de las estaciones de esquí y los muñecos de nieve, no podíamos dejar de comentarte algunos de los trucos y accesorios que te lo pondrán fácil a la hora de conseguir capturas poco convencionales. Desde espiar desde la ventana hasta imaginar el más original de los encuadres, esta es nuestra lista.

Vira al blanco y negro

Fotografía de Pablo Albuixech

Si deseas lograr un efecto melancólico, atemporal y/o reducir el ruido de fondo de tu fotografía, vira a la escala de grises y juega con la luminosidad y el contraste. No te excedas incrementando la primera, podrías deshacerte de todos los detalles ocultos.

En el caso de los retratos, la imagen será mucho más expresiva, pues esta técnica permite al fotógrafo centrarse en la forma y la composición, descartando momentáneamente los colores. Aprovecha los días nublados, idóneos para crear una atmósfera atemporal y dramática.

Juega con las sombras

Fíjate en la manera que incide el sol sobre los objetos, en las marcas invisibles que estos reflejan en el suelo y trata de confeccionar una imagen a su medida. Presta atención a la dirección de estos contornos y coloca un objeto que mire en la misma. Por ejemplo, ubica a una modelo y aprovecha la ondulación de sus mechones al viento para combinarlos con el sentido que toman las hojas de los árboles y las marcas que dejan en el terreno.

Si no quieres complicarte, siempre puedes optar por el dibujo que dejan las vallas, trineos y otros elementos típicos de esta clase de entornos. Trata de desconcertar a tus espectadores prescindiendo del objeto que forma esas sombras.

Utiliza los destellos (bokeh)

Sírvete de los hilillos de luz que se cuelan entre la vegetación, de su dibujos y trazos imposibles, de los reflejos que crea al incidir sobre el blanqueado suelo, en el tronco de los árboles, las hojas de las plantas. Si te encuentras en una estación de esquí y está anocheciendo, marca la diferencia con una imagen que destaque la diferencia entre lo industrial (las luces de la civilización a lo lejos) y el limpio paisaje desierto (en primer plano).

No te olvides de la magia de la niebla, que difuminará estos destellos, dispersando la luz en otras direcciones que jamás habrías sospechado. Captúrala y no te dejes abrumar.

Busca encuadres y efectos distintos

Fotografía de Pablo Albuixech

Colocar tus gafas de sol delante del objetivo dará como resultado una imagen similar a las más nostálgicas de Instagram. Busca también los planos tomados desde el suelo (si es necesario, mete la cámara dentro de un vaso, un recipiente grande de cristal transparente o similares).

La condensación de las ventanas, las gotas sobre el vidrio húmedo constituyen grandes aliados para conseguir ese efecto “espía”, de mirar sin ser visto, tan típico de la cineasta Isabel Coixet. Por otra parte, fotografiar a un muñeco de nieve desde abajo, creará la sensación de que es mucho más grande.

Aprovecha las texturas y combina los colores

Fotografía de Pablo Albuixech

Si bien sacarle partido a las texturas de la nieve no resulta sencillo, lo cierto es que conseguir la textura perfecta nos abre un mundo de posibilidades. De hecho, un mero plano de detalle de un agujero en la blanca superficie, de la marca de una gota sobre la suave pátina, del surco que un pájaro despistado ha trazado con sus patitas, puede bastar para lograr un resultado magnífico y conmovedor.

El hielo, los copos recién caídos, la lluvia y las hojas manchadas en movimiento son otros de los elementos que podrás combinar para dejar a un lado los paisajes planos y las más aburridas de las imágenes.

Alterna la blancura de la nieve con colores intensos como el rojo y/o el verde. Simular unas gotas de sangre, dejar un limpio, fresco y desconcertante brote sobre la suave capa, y valerse del aterciopelado pelaje de un gato negro constituyen algunas ideas para alcanzar la belleza.

La oportunidad de las cámaras de acción

No podían faltar las cámaras de acción en este apartado, unos dispositivos que han tomado las riendas de la fotografía deportiva durante los últimos años. Algo que no nos sorprende dada su capacidad de tomar capturas subjetivas y recrear la experiencia del atleta. Si eres un apasionado del esquí, deberías escoger una que permitiese regular la exposición y otros parámetros referidos.

Cuidado de la cámara y otras cuestiones

Al margen de los anteriores consejos, no puedes perder de vista el cuidado de la cámara que, como consecuencia de la particulares condiciones climáticas, quedará expuesta no solo a las bajas temperaturas, sino también a los cambios bruscos. Una cuestión que repercutirá directamente en la batería, entre otros. Tampoco debes descuidar tu equipamiento, imprescindible para prevenir accidentes. Pero centrémonos en cada uno de estos aspectos:

Baterías

Como decíamos, el frío atenúa la duración de la batería, que debe hacer un esfuerzo adicional para funcionar normalmente; sé previsor y llévate algunas de repuesto si trabajas con una réflex. En caso de que se te olviden, evita disparar como si de una ametralladora se tratase; merece la pena que continúes cuidando el encuadre y reduzcas el número de capturas. Si, por el contrario, usas la cámara de tu móvil, una externa valdrá. No olvides consultar los mAh antes de adquirirla.

Otro truco para alargar la vida de la misma en situaciones parecidas es evitar el zoom automático y el flash, a no ser que se trate de elementos externos al cuerpo. Respecto al primero, no pierdas de vista que la mayoría de acercamientos o alejamientos de este tipo implican el movimiento del objetivo, un mecanismo que “chupa” carga. Para compensar la falta de luz, por otra parte, escoge sensibilidades menores.

Configurar el intervalo que tarda el dispositivo en entrar en el modo reposo, apagar la pantalla a favor del visor óptico, desactivar el sistema de enfoque automático y las conexiones inalámbricas de la cámara son otras sencillas acciones que te ayudarán a preservar la batería durante más tiempo.

Fundas y protecciones

Hazte con una mochila que preserve tus dispositivos de las caídas y las inclemencias climáticas. No puede faltar una funda impermeable para la cámara o, en su defecto, una bolsa de plástico herméticamente sellada, que evitarán que la humedad penetre en tu herramienta de trabajo.

Trípode

Usar el trípode con nieve no parece tarea fácil. Sus patitas su hunden sobre la blanca y poco sólida superficie, ladeando los horizontes y dejando a un lado la estabilidad que les caracteriza. Además, es bastante frecuente acabar perdiendo las puntas de goma (algo que no nos sorprende si valoramos la contracción en el volumen de los metales que ocasiona el frío). Dado que estos recambios no son precisamente baratos, usa unas conteras de silla de manera provisional.

En todo caso, resulta preferible que adquieras un trípode con pies todoterreno, con calzos de nieve incorporados, unos discos anchos de caucho que favorecen la adherencia a toda clase de suelos. Si posee un nivel de burbuja, que te permita comprobar la alineación, tanto mejor.

Ropa y calzado

Fotografía de Pablo Albuixech

Por desgracia, llevar a cabo capturas en esta clase de entornos puede aparejar resbalones, caídas y otros problemas de índole similar que, por fortuna, es posible prevenir con el calzado y la ropa adecuados.

La clave reside en vestirte con varias capas, preferentemente de tejidos que conserven el calor y permitan la transpiración; un tipo de prenda que encontrarás en prácticamente cualquier tienda especializada en deportes por un precio asequible.

Decántate por unos botines o botas impermeables específicas, con suela de goma agujereada o similares –procura que los orificios no sean demasiado grandes para evitar la adhesión de partículas del terreno- y opta por una caña que suba por encima de los pantalones impidiendo la entrada de la nieve, incluso en zonas en la que su nivel alcanza alturas insospechadas. No escatimes en gastos, un costalazo no solo podría costarte el equipo fotográfico sino también una grave lesión.

Vistas todos los imprescindibles para lograr los mejores resultados, ¿estás listo para capturar la más gélida y esponjosa belleza?

Imágenes | Pixabay y Pablo Albuixech

En Xataka Foto | Consejos para lograr buenas fotografías en la nieve

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