La larga tradición del desnudo en el arte nos ha dejado muchos genios, obras, polémicas y, por supuesto, fotografías. Desde los orígenes de la fotografía encontramos el desnudo artístico como tema. Ha servido para mostrar la belleza del cuerpo humano, pero, sobre todo, ha sido un vehículo para transmitir abstracciones, formas y universos personales (obsesiones, pasiones, fobias...). La fotografía de desnudo, pues, ha sufrido muchas etapas pero siempre está ahí.
Por eso, es un género constante y presente y muchas veces tabú y que cohibe a muchos fotógrafos que les atrae pero que no lo llevan a cabo. Pero nunca es tarde para iniciarse, así que vamos a desglosar algunos consejos y vamos a conocer a algunos autores para quien quiera sumergirse en ese maravilloso mapa que es el cuerpo humano con todo lo que conlleva y puede representar.
Lo primero: desarrollar una idea
Como todo trabajo artístico debemos, en primer lugar, desarrollar una idea. Es el punto de partida y el que condicionará el tipo de imágenes que vamos a buscar y cómo las vamos a realizar. Tenemos que plantearnos preguntas y de ahí tendremos un primer esbozo de proyecto: ¿para qué queremos fotografiar un cuerpo desnudo? ¿qué queremos transmitir?...
En muchas ocasiones buscaremos simplemente la belleza, una buena iluminación y algo directo y fresco. Pero si queremos llevar a cabo un trabajo más elaborado y que desarrolle nuestra creatividad mejor debemos plantear una idea más o menos profunda y desarrollada sobre la que plantear nuestras fotografías de desnudo.
Para los que se inician en este tipo de fotografía lo mejor es comenzar mirando el trabajo de grandes maestros, ver cómo desarrollan sus ideas y cómo las plasman en fotografías. Desde entender lo que quieren transmitir a detalles tan sencillos como el tipo de desnudos, si masculinos o femeninos, en estudio con luz artificial o natural y, por supuesto, las poses, el encuadre y la composición.
Un consejo añadido: si no queremos “imitar” y tampoco tenemos muy claro hacia dónde queremos ir, no pasa nada. Podemos empezar con una primera sesión, experimentar y ver lo que nos encontramos, sensaciones, ideas que nos surgen y empezar a perfilar esa idea, estilo o estética concreta a la que queremos llegar. Veremos que no es fácil arrancar, pero la fotografía de desnudo y la fotografía conceptual requiere trabajar bien la idea y planificar bien todos los detalles.
En busca de un modelo
Para llevar a cabo una sesión de fotografía de desnudo necesitaremos de un modelo. El autorretrato puede ser una opción, pero añade una dificultad añadida, así que lo ideal es buscar a alguien que quiera posar desnudo para nuestra cámara.
Al tratarse de fotografía de desnudo hay que ser bien claro y tener todo planificado para no llevar a confusión. Lo ideal es buscar algún amigo o amiga, familiar o alguien cercano, así con cierta confianza puede ser más fácil romper el hielo. Y si no tenemos a nadie que se preste siempre podemos contratar a un modelo profesional.
Otra opción muy frecuente es a través de intercambio o TFCD (Time for CD), que no es otra cosa que un intercambio entre modelo y fotógrafo sin dinero de por medio. La modelo posa sin coste y a cambio se le entregan fotografías de la sesión y viceversa. El fotógrafo realiza el trabajo de fotografía a cambio de entregarle a la modelo un número de determinado de las imágenes realizadas. Esta opción es muy adecuada cuando se está comenzando, aunque es aconsejable hacerlo bien, con un contrato y tener todo bien atado para evitar confusiones para ambas partes.
Importante recalcar el uso que haremos de las fotos (para nuestro portolio, mostrar online,…) y el que tendrá las fotografías que entregamos a la modelo de intercambio (que solo sean para su book, que no pueda venderlas…), así como otros detalles sobre dar siempre el crédito al autor y a la modelo.
A la hora de elegir modelo, ya tenemos que buscar lo que nos guste o queramos trabajar. El desnudo femenino es el más frecuente, pero no podemos obviar el masculino. Además del tipo de modelo: joven, mayor, delgado, alto, tatuado, de alguna raza concreta...
La sesión con modelo desnudo
Insisto en la importancia de tener todo bien planificado, aunque nos guste la improvisación, en este tipo de fotografía y cuando se trabaja con modelo más nos vale tener todo bien organizado para sacar el máximo provecho a la sesión. Hay que determinar bien el tiempo que va a durar, dónde se va a realizar (lo ideal es un estudio o bien un lugar cómodo donde podamos improvisar un estudio) y lo que vamos a necesitar (peluquería, maquillaje y preparación de la escena: fondo, atrezzo, objetos...).
Del mismo modo, tenemos que ver si tenemos opciones para utilizar iluminación de estudio o bien optamos por la luz natural. Esto condicionará el lugar que tendremos que tener preparado para conseguir los mejores resultados. La luz natural puede ser un buen punto de partida y nos podemos ayudar de reflectores para potenciarla.
También podemos estudiar una opción en exteriores, para lo cual también tendremos que seguir los mismos pasos: encontrar la localización adecuada, la luz y todo lo que necesitemos trabajar cómodamente. Un ejemplo clásico en este sentido puede ser el fotógrafo Wynn Bullock:
A la hora de trabajar con un modelo, ya sea mujer u hombre, desnudo debemos intentar mantener una situación relajada, donde cada uno sepa lo que tiene que hacer pero sin caer en el encorsetamiento. Hay que ganarse la confianza del modelo para que pueda posar y colocarse como le indiquemos. Así que puede ser de gran ayuda no estar solos y tener a alguien de asistente.
No resulta fácil enfrentarse a una sesión con un modelo desnudo, puede hacer que afloren nuestros miedos, inseguridades o que nos cohibamos… por lo que es de gran ayuda contar una buena planificación, relajarse y disfrutar. Porque, al final no es mucho más que una sesión de retrato y cuanto más naturalidad consigamos mejores resultados podemos obtener.
Traza líneas rojas
Esto es un punto que puede ser conflictivo. El desnudo artístico se puede entender de muchas formas pero siempre hay que tener claro dónde está el límite. Dónde es fotografía artística y donde empieza a convertirse en otra cosa (fotografía erótica, aunque puede serlo igualmente o bien pornografía). Ese límite debemos tenerlo claro y debemos transmitirlo igualmente a nuestro modelo. Dejar claro lo que buscamos, lo que queremos mostrar y cómo hacerlo.
Habla y crea un clima cómodo
Es vital que no nos escondamos tras la cámara y nos limitemos simplemente a encuadrar y disparar. Debemos crear un clima cómodo y relajado donde nuestra modelo pueda sentirse bien y posar sin tensión. Hay que ganarse su confianza y lo mejor es hablar y dialogar. Si en algún momento se produce una situación incómoda o de tensión, pues hay que saber cambiar o parar si es necesario. Ya que esto se aprecia en el retrato, si la modelo no está cómoda o relajada la foto no va a funcionar bien.
¿Qué equipo utilizar?
No es necesario ningún equipo especial ni específico (nos puede valer el mismo equipo que para un retrato) aunque algo que sí nos será muy útil es una óptica de calidad entre un 35 mm y un 120 mm (dependiente del tipo de foto y el espacio que dispongamos), un trípode y reflectores. Si vamos a trabajar con luces de estudio, pues necesitaremos los correspondientes flashes y modificadores. No debemos obsesionarnos con tener un equipo muy amplio y completo, para comenzar podemos trabajar con nuestra cámara y aprovechando la luz natural. Aquí la importancia está en desarrollar la idea y experimentar más que en la tecnología a usar.
La iluminación: la clave para transmitir
Si no estamos muy puestos en iluminación de estudio podemos pedir ayuda o probar con un esquema muy simple. Podemos usar luz natural y reforzarla con luz continua de una lámpara o bien podemos usar un punto de luz con flash.
Es clave tener claro cómo iluminar un cuerpo desnudo porque con ello dependerá de cómo se muestra y lo que transmite, así que ideal si previamente a una sesión de desnudo podemos hacer las pruebas oportunas y determinar qué luz es la que mejor se adecua a lo que queremos transmitir.
Podemos optar por fotografías en clave alta o clave baja, jugar con los elementos de la escena, primeros planos… incluso con la temperatura de color. Todo encaminado potenciar lo que estemos buscando, ya sea definir o potenciar determinadas formas con luz dura o las texturas con luces suaves.
Cómo posar para la fotografía artística de desnudo
Es otra de las claves. Determinará lo que mostramos y lo que queremos contar. Podemos optar por poses naturales donde potenciar la belleza con una mirada directa a cámara (en un estilo más cercano a la fotografía de moda o glamour), o bien podemos buscar otras opciones donde la creatividad entra más en juego.
Debemos decidir si queremos mostrar el cuerpo explícitamente o preferimos sugerir, mostrar parcialmente. Lo ideal es que la modelo no mire directamente a cámara o, si lo necesitamos, que lo haga expresando algo concreto.
Tengamos en cuenta que para el posado también dependerá del modelo. Si es más mayor o menos flexible condicionará el tipo de posturas. En todo caso deja también que tu modelo colabore, improvise y ofrezca más opciones a la hora de posar. A veces nos podemos sorprender y encontrar algo que no esperábamos y que nos funciona muy bien.
Aprende de los mejores fotógrafos de desnudos
Como indicaba al comienzo, buscar un punto de partida entre el trabajo de los grandes fotógrafos nos puede ayudar a orientarnos. Del mismo modo si queremos seguir desarrollando nuestras ideas y plantear más fotografías de desnudo.
Nos podemos sumergir en el universo de grandes clásicos del género como Edward Weston, Bill Brandt, Man Ray o Lucien Clergue, o bien otros con estilos diferentes como Helmut Newton o Patrick Demarchelier más cercanos al mundo de la moda.
Podemos ir más allá y utilizar el desnudo para mostrar obsesiones, fantasmas o simplemente proyectar frustraciones, deseos, pasiones, sueños… y para ello debemos sumergirnos en el universo personal de autores tan destacados como el checo Jan Seudek o el japonés Nobuyoshi Araki, así como el controvertido Robert Mapplethorpe (muy destacado por su trabajo con desnudos masculinos, por cierto).
La fotografía de desnudo también ha sido cultivada por muchos fotógrafos no necesariamente especializados en este género, pero que sí lo han explorado con talento. Ejemplos hay muchos, desde Lee Friedlander a Joel Meyerowitz, desde Harry Callahan a Emmet Gowin.
Entre los autores contemporáneos más destacados podemos apuntar diferentes estilos tan personales como los de Bettina Rheims (desnudos con toque de erotismo), Bill Henson (polémico con sus imágenes oscuras y llenas de misterio), Todd Hido (con retratos de ficción fascinantes), Tamara Lichtenstein (captura la juventud y muy activa en redes como Instagram) o Jocelyn Lee (retratos escenificados) entre otros.
O los más cercanos a la fotografía de moda y glamour como Peter Lindbergh (prestigioso retratista y fotógrafo de moda) o Russell James (famoso por ser el fotógrafo de los ángeles de Victoria’s Secret).
¿Y españoles? No podemos olvidarnos de grandes nombres en este género que tenemos más cerca como Miguel Oriola, el gran Rafael Navarro, mi amigo Rafael Roa (que cuenta con un blog de referencia en este género) o el más joven Pablo Almansa.
Foto inicio | Jesús León
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