Después de más de siete años de espera, por fin, estamos empezando a despejar los misterios de Bennu. El camino ha sido largo y desafiante. La NASA lanzó la misión OSIRIS-REx en 2016 con el objetivo de recolectar una pequeña muestra del asteroide y traerla de regreso a casa. Hoy podemos decir que todo ha salido a la perfección y, por si eso fuera poco, estamos frente a los primeros hallazgos científicos.
La agencia espacial estadounidense ha anunciado este miércoles que las muestras de asteroide que arribaron a la Tierra el pasado domingo exhiben evidencia de abundante contenido de carbono y agua. Aunque creíamos saber que este asteroide era rico en carbono, acabamos de comprobarlo a través del estudio directo de los regolitos recolectados, lo que se traduce en un recurso de investigación valioso.
Bennu y su relación con la vida en la Tierra
Desde la NASA han señalado, además, que la presencia de carbono y agua en el material de Bennu, que se estima que tiene más de 4.500 millones de años, sugiere que el asteroide puede albergar los componentes básicos de la vida en la Tierra. Una de las claves de la misión, precisamente, es descubrir si la roca espacial contiene moléculas relacionadas a los orígenes biológicos de nuestro planeta.
¿Cómo han llegado a esta conclusión preliminar? Pues bien, los científicos han utilizado un microscopio electrónico, mediciones infrarrojas, difracción de rayos X y análisis de elementos químicos durante esta etapa inicial. Además, han recurrido a un equipo de rayos X para hacer una tomografía computarizada y así crear un modelo en 3D de las partículas para estudiar su interior.
“La muestra ha regresado a la Tierra, pero todavía hay mucha ciencia por hacer”, ha dicho el administrador de la NASA, Bill Nelson, en la conferencia de prensa en la que se han dado a conocer los datos resultados preliminares. Se espera, no obstante, que los investigadores continúen trabajando con el 70% de la muestra durante los próximos dos años para cumplir con los objetivos de la misión.
Pero las tareas científicas no estarán limitadas únicamente a las fronteras de Estados Unidos. El programa OSIRIS-REx establece que centenares de científicos de otras partes del mundo accedan a parte de la muestra para llevar a cabo sus propias investigaciones. Así que probablemente seremos testigos de nuevos datos relacionados a la misión que irán apareciendo con el paso del tiempo.
El objetivo de recolección de OSIRIS-REx, recordemos, era de 60 gramos. Sin embargo, al abrir la cápsula descubrieron más material del esperado. Esto ha hecho que el trabajo de extracción de muestras requiera un poco más de tiempo. Ahora estamos frente a los hallazgos relacionados al análisis de una muestra primaria, pero hay mucho más material por descubrir en otros contenedores de la cápsula.
Imágenes: NASA
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